Costa Salguero, el covid y el río.
6Ene21Silvio E. Schachter
Intervención en la audiencia pública por la rezonificación del proyecto Costa Salguero– Silvio Schachter
«La Costa es un patrimonio colectivo que debe ser mantenido como tal»
A lo largo de las exposiciones previas se presentaron, de manera contundente e irrefutable, las razones jurídicas, urbanísticas y socio ambientales que de forma abrumadora y mayoritariamente se definieron por el rechazo tanto a la ley que modifica la normativa para el conjunto Costa Salguero–Punta Carrasco, como a la que dio lugar a su privatización y al proyecto que se propone para materializarla.
Por tanto dada la brevedad del tiempo disponible, me eximo de repetirlas, comparto esos argumentos, me sumo con firmeza a ese rechazo y adhiero a las propuestas que se hicieron para su reemplazo.
Puntualizo entonces algunas breves reflexiones.
Cualquiera que haya recorrido la ciudad en estos dramáticos meses de la pandemia del COVID ha podido registrar el fenómeno del uso masivo e intensivo de sus parques y plazas. La emergencia sanitaria demostró la profunda relación existente entre la salud psicofísica de la población y su vínculo con la recreación y los ámbitos abiertos. En estos tiempos, como nunca, se ha expresado la necesidad de salir del encierro de lo privado para compartir el espacio comunitario, pero a su vez también ha quedado explicitada la insuficiencia y el déficit crónico de la cantidad y la dimensión de esos espacios, en relación a la densidad poblacional y el volumen de lo construido.
Dentro de esos espacios la costa del rio tiene un plus único, un significado simbólico, porque el rio es nuestra referencia fundacional como ciudad y aunque sistemáticamente es negado y agredido por la contaminación y la usurpación de su costa, sigue siendo el único paisaje absolutamente natural que se conserva desde nuestro origen histórico como urbe, posee además una belleza escénica excepcional, que nos permite situarnos en la impar platea desde donde observar la poética del horizonte.
El rio además, tiene una vital importancia en nuestra salud, no solo nos provee del agua que bebemos, nos garantiza la renovación del aire, imprescindible para enfrentar la polución causante, entre otros daños, de las enfermedades respiratorias, cuyas prevalencias son también parte responsable de las victimas del Covid. Levantar una masa de torres como un muro infranqueable solo servirá para agravar este cuadro y fenómenos como la llamada isla de calor, que afecta a una gran zona de nuestra ciudad.
La costa es un patrimonio colectivo debe ser de mantenido como tal, de acceso amplio e irrestricto, y no debe ser apropiada para el goce de una elite acaudalada y especuladora, con este proyecto el gobierno vuelve a demostrar el perfil clasista y la lógica segregadora que ha caracterizado toda su gestión.
No solo se trata de valorar la enorme importancia del verde y el rio en nuestras vidas, el espacio público es el que configura la vitalidad y el carácter de la ciudad, ese tejido, además de un importante valor de uso, posee un alto rol estructurante sobre el cual se organiza una parte esencial de la dinámica de nuestra ciudad.
Es en ese espacio físico donde podemos encontrarnos fuera de lo virtual y reformular nuestra pertenencia a un colectivo social donde nos sentimos igualados y sin discriminaciones y por tanto es allí donde vislumbramos nuestra capacidad transformadora como comunidad. No se es ciudadano sólo por tener la posibilidad de votar, sino básicamente por tener la opción de construir una ciudad y una sociedad donde se potencie la alternativa real de decidir en común como queremos vivir en ella.
Contra este derecho actúa el gobierno de la ciudad y la mayoría de la legislatura, que se ha transformado en el principal proveedor de suelo urbano, un bien escaso e irreproducible, para favorecer el negocio de los grandes operadores inmobiliarios.
Con la privatización sistemática del espacio público, este gobierno tiene el record en ese accionar, se ha perpetrado una gigantesca transferencia de la renta urbana, un bien socialmente producido, hacia grupos concentrados del negocio inmobiliario y financiero del capital globalizado.
Lamentablemente contra toda teoría y práctica del urbanismo, nos toca ver que la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, como institución, ha abandonado su rol autónomo renunciando a toda capacidad crítica y junto a la dirección de la Sociedad Central de Arquitectos que organizo el concurso de proyectos han actuado negativamente, quedando atrapados en la justificación de la mecánica metabólica del mercado, apoyando un proyecto que como queda demostrado violenta derechos y atenta contra la calidad de la ciudad y el buen vivir de sus habitantes.
Pero hemos aprendido, a diferencia de lo ocurrido con el despojo de las tierras de Puerto Madero, ese mega emprendimiento de un barrio que es todo menos que un barrio, el cual se desarrolló por más de 25 años atravesando impunemente varios gobiernos y al que con esta ley se le pretende dar continuidad tanto espacial como conceptual. Hemos aprendido y ampliado la resistencia a estas políticas, la inédita y masiva participación en esta audiencia con 7000 inscriptos, que desbordo lo que originalmente se preveía como un simple trámite burocrático, aunque tenga la limitación de no ser vinculante, es un síntoma positivo de la voluntad de involucrarse y tomar partido a favor de nuestros derechos y en la defensa de nuestros bienes comunes.