La derecha argentina tiene un extraño umbral de dolor
28May21José Fernández
Ante algunos temas como lo son no poder ir a una cervecería o comprar por un shopping se sienten prisioneros del estado; la imposibilidad de adquirir dólares los descompensa, sienten una profunda lástima cuando un frigorífico no puede exportar sus carnes.
Entienden que viven bajo la opresión cuando piden que no circule. Disfrutan con transgresión las fiestas clandestinas. Sienten violentados sus cuerpos cuando escuchan de vacunas. Llaman a gritos a la patria cuando una empresa quiebra, luego de fugarse sus capitales y el estado intenta recuperarla.
Se sienten mutilados cuando ven que les quieren cobran impuestos a las grandes fortunas. La ruptura con España y la consiguiente declaración de la independencia de 1816 los angustia.
Claman por libertad y se ponen la escarapela de Pfizer. Aman y sueñan con ser Europa, pero cuando escuchan de medidas restrictivas o proteccionistas en las potencias europeas, sienten que el fantasma del comunismo se vuelve a imponer en las tierras de sus sueños.
Ponen velas y hacen cadenas de oración llamando a terminar con la dictadura sanitaria. Hacen marchas del silencio cuando escuchan recomendaciones de no presencialidad en las escuelas. Aplaudían fervorosamente a las 21hs. hace un año atrás cuando veían los muertos y el colapso sanitario en Europa, por la TV.
Pero lo más extraño es que en gran parte de ese sector su poder adquisitivo no les permite comprar dólares, piden fiado en el almacén para tomar una cerveza. Comen arroz con pollo los primeros días del mes. Esperan ser vacunados. No comprenden por que la empresa donde trabajaban se fue del país y ni la indemnización le pago. Deben boletas de gas y electricidad, y al shopping van de paseo. Tuvieron que ensamblar familias para pagar alquiler y ya no pagan la Obra Social PrePaga.
Pero el 25 de mayo pasado salieron a las calles contra la aplicación de 9 días de una blanda cuarentena y llaman a la revolución contra la opresión sanitarista, por “recuperar la patria, el libre mercado” y que nuestra Argentina recupere la tradición de gobiernos que “nos vuelva hacer una nación grande”, olvidando que en casi todo el Siglo XX, sus ídolos de barro ya gobernaron y nos dejaron empantanados donde estamos hoy.