Ese claro objeto del deseo represor
1Jun21Esto no es un diálogo imaginario con el secretario de seguridad de la provincia de Buenos Aires.
Por Alfredo Grande
Como enseñara Freud, la negación es apenas la desmentida de una afirmación. Entonces la afirmación es que Berni es un analizador del inconsciente político social de la dirigencia hegemónica de este país. Dirigencia trans partidaria que aprendió a saltar la grieta con pértiga o garrocha.
“El ministro bonaerense se quejó de que “la víctima (de los delitos) no es ningún familiar de estos progresistas que dicen estas cosas”, a quienes acusó de ser “muy liberales y muy sueltos de cuerpo a la hora de justificar lo injustificable”. En este contexto, parece que justificar conlleva complicidad.
Lo de sueltos de cuerpo no sé si refiere a cómo van de cuerpo, o el problema es que sean más liberales de lo necesario. Al comienzo del aislamiento, se escuchó la advertencia / amenaza de que no había lugar para los libres pensadores. No aclaró si seguía habiendo lugar para los libres mercaderes. Por el aumento de precios parece que sigue habiendo lugar.
No sé qué tienen que ver los familiares de estos o esos progresistas. Aunque imagino que ser progresista es un demérito desde la derecha pulcra. “Está claro que el problema es del sistema, que no ha sabido resolver un problema que, en cualquier parte del mundo con reeducación, un servicio penitenciario que funcione y una Justicia rápida”. Justicia exprés, onda chocobarismo judicial, servicio penitenciario que funcione, aunque el actual también funciona, el tema es para qué.
Lo de reeducación es impactante, porque el tema es que en todo sistema injusto la constante de ajuste es el azar y el delito. ¿Quién educa al educador? El problema no es el sistema: el sistema es pretender que resuelvan los problemas los mismos que los han creado. Mal de muchos, consuelo de cómplices.
“A esa edad un chico comprende la criminalidad de un hecho”. La comprensión no anula la decisión de un acto. La doctrina del libre albedrío omite que las opciones para elegir son fijas. Azar y delito. Si fuera por eso, los adultos comprenden la criminalidad de la guerra y de ciertas formas de la paz y no renuncian a ninguna de las dos. Ya Scioli había intentado bajar la edad de imputabilidad. Fracasó. Pero el cartero represor siempre llama dos veces. Y más también. Les importa mucho más la imputabilidad de los jóvenes, que la impunidad de los adultos.
¿Será ese el claro objeto del deseo represor?