Nicolás Trotta, la educación y el discurso político

Nicolás Trotta, la educación y el discurso político

16Jun21 0 Por Darío Balvidares

De acuerdo con lo manifestado por el ministro de educación Nicolás Trotta en un programa de televisión, casi  un millón de estudiantes se quedaron sin educación durante 2020, lo que equivale al 10 % de la matrícula escolar, de acuerdo con los datos recogidos por la evaluación nacional de la continuidad pedagógica que hizo el gobierno nacional.

El ministro Nicolás Trotta afirmó que “intentará ir a buscar a los chicos que dejaron la escuela, para que regresen” a través del programa “Acompañar”.  También admitió que la “desigualdad” se incrementó a partir de la pandemia. Para, a continuación, aseverar que “ningún adolescente abandona la escuela, es expulsado de la escuela, no se generan las condiciones de acompañamiento de la trayectoria educativa (…) no están las condiciones dadas, es un fracaso institucional, es un fracaso del sistema educativo cuando un adolescente deja la escuela secundaria”. Y sobre ese nivel puso el énfasis en que es “la discusión de fondo que tenemos que dar

Luego habló de “cumplir la obligatoriedad, universalizar la sala de 4” y de un “crecimiento en el presupuesto para la construcción de escuelas del nivel inicial del 709% y avanzar en la obligatoriedad de la sala de 3, porque en un país desigual, cuanto antes un niño, una niña se escolarice, más capacidad tenemos de modificar la realidad en que le tocó nacer; transformar la escuela secundaria muy vinculada al mundo del trabajo y es en lo que estamos trabajando…

También vinculó la formación docente “con un salario que reconozca el rol social que los maestros deben tener en el proceso de reconstrucción de la Argentina…

Frente a la pregunta sobre cómo se piensa la escuela pos-pandemia, el ministro contesta que “ese es nuestro gran desafío, en el Congreso se tienen que dar esos debates, la ley de justicia educativa, 8% de nuestra riqueza invertida en educación, eso es un cambio de paradigma, una ley de formación y carrera docente que también permita tener una mirada común en una Argentina profundamente desigual y con ciertas desigualdades que son históricas…

A renglón seguido manifestó la necesidad de una ley de conectividad vinculada con “una jornada extendida tecnológica, siempre y cuando el Estado asuma la responsabilidad de garantizar la conectividad educativa y de distribuir dispositivos, en un país tan desigual como éste…

El ministro Trotta, durante su participación en la entrevista no dejó de señalar un problema acuciante, que es la desigualdad, es decir que básicamente, según el titular del área educativa, los problemas en la educación giran en torno a la “desigualdad”, de ahí los inconvenientes que aparecen cuando se trata de materializar la educación virtual  o implementar la bimodalidad.

No ha descubierto nada nuevo, la desigualdad, la continua generación de pobreza son directamente proporcionales al aumento de la concentración de la riqueza, un tema que se resuelve con decisiones políticas.

El ministro contestaba como si fuera un espectador de lo que sucede en relación al “abandono” que se produce en la escuela secundaria y pone el énfasis en que ese abandono es producto del “fracaso institucional” y “fracaso del sistema”.

¿Acaso habla del fracaso de la institución escolar y del fracaso del sistema educativo?

Mas allá de la pandemia el sistema educativo ha sido puesto en crisis con seguidillas de políticas que se incorporaron desde un principio economicista que se inicia con la fragmentación de ese sistema que “fracasa”, con la desnacionalización que profundizó y profundiza las desigualdades.

La falta de inversión real, tanto que se debe aclarar sobre “cumplir la obligatoriedad, universalizar la sala de 4”, un tema impuesto por la propia ley de educación nacional en 2005. Aunque ahora se anuncie un incremento del presupuesto de 709% en la construcción de escuelas para nivel inicial. Lo que deja en evidencia que aún en el período de desendeudamiento serial, tampoco se destinó dinero, aunque sólo fuera para cumplir con la ley, es decir que se privilegió el pago de la usuraria deuda externa y no el tan declamado: “cuanto antes un niño, una niña se escolarice, más capacidad tenemos de modificar la realidad en que le tocó nacer”.

Aunque tampoco queda claro que la escolarización le permitiría a los que gobiernan “modificar la realidad en que les tocó nacer”. Según los números de finales de 2020 del INDEC, 6 de cada 10 chiques estaban por debajo de la línea de pobreza, ese es el terrible argumento más claro sobre la importancia de las políticas de Estado en cuanto a niñeses y adolescencias se refiere, salvo que se pretenda poner el foco al revés, como habitualmente se hace, y responsabilizar a las víctimas de su condición económico social. Porque modificar la realidad en que les tocó nacer es una cuestión de Estado, no de escolarizaciones individuales o como le dieron en llamar en la reforma, “trayectorias escolares”.

Esas “trayectorias escolares” no están interrumpidas porque hubo “fracaso institucional”, no fracasa la escuela, fracasan las políticas que siempre pretenden desplazar el “fracaso” a los últimos eslabones de la cadena, la escuela que “no vigila la trayectoria del estudiante”. Falaz argumento que se esgrime desde todo el arco político del establishment sin distinción de banderías.

Respecto de la educación secundaria el ministro recalca que es “la discusión de fondo que tenemos que dar”. Hagamos memoria, la educación secundaria fragmentada a partir del gobierno peronista de Carlos Menem y vinculada al trabajo, lo que habilitó el trabajo precario de miles de estudiantes con la máscara de pasantías escolares.

La educación fue estallada en sucesivas experimentaciones, que continuaron durante la alianza Frepaso y no resolvió la ley nacional de educación, porque no renacionalizó el sistema educativo, sino que convalidó la fragmentación que continúa hoy, aun con mayores experimentaciones que acentúan las desigualdades.

Durante el macrismo se promociona la Nueva Escuela Secundaria (NES) y la Escuela del Futuro (sin ni siquiera haber terminado la primer cohorte de la NES vuelven a realizar otro experimento en la Ciudad de Buenos Aires), sin contar las intromisiones de las fundaciones y ong al interior del sistema. Otra cuestión que queda para un debate que ya no debería ser en el Congreso, porque es desde allí de donde parten y partieron todas las leyes que pusieron en crisis la educación.

La “conectividad” no necesita una ley, como expresó el ministro, necesita inversión, decisión política; tampoco se necesita una “ley de justicia educativa”, se necesita que lo justo se traduzca en igualdad.

El salario docente no es una cuestión romántica sobre “el rol social y la reconstrucción Argentina”, porque suena demasiado a eslogan de campaña, es la lucha histórica por el derecho a una remuneración que supere la canasta familiar y permita una vida plena.

Y para finalizar, algo debe quedar claro: el fracaso escolar no existe, no hay vulnerabilidad escolar, hay vulnerabilidad social, la escuela solamente la manifiesta; el fracaso es político.