Entre la educación ambiental y la realidad ambiental, una grieta contaminante

Entre la educación ambiental y la realidad ambiental, una grieta contaminante

22Jun21 0 Por Darío Balvidares

Los primeros días de este mes se promulgaba la ley de educación ambiental integral con un profuso articulado, pletórico de buenas intenciones éticas que se ven desvanecidas en un mar de instancias de desplazamientos burocrático-políticos que pierde de vista cualquier intento pedagógico.

Justo al principio, en el apartado de las definiciones se postula el núcleo central de la ley: “Se trata de un proceso que defiende la sustentabilidad como proyecto social, el desarrollo con justicia social, la distribución de la riqueza, preservación de la naturaleza, igualdad de género, protección de la salud, democracia participativa y respeto por la diversidad cultural. Busca el equilibrio entre diversas dimensiones como la social, la ecológica, la política y la económica, en el marco de una ética que promueve una nueva forma de habitar nuestra casa común”.

Toda una declaración de principios que chocan de frente con la realidad ambiental que nos muestra la vida real, a pesar de las leyes que deberían regular la intervención humana en el ambiente y la escases de controles de cumplimiento, además de la persistencia en la ignorancia de decisión política como lo es, por ejemplo, pretender que los agrotóxicos no contaminan.

Cuando la ley de educación ambiental nos ilustra sobre la ética que promueve una nueva forma de habitar nuestra casa común, a qué ética se refiere.

Claro que es necesario construir nuevas pedagogías que orienten los comportamientos, pero no es con una vidriosa ley de educación ambiental en la que ni siquiera queda claro si es de cumplimiento obligatorio en todo el territorio, porque se apela a una “invitación” a las distintas jurisdicciones, lo que ya abre sospechas sobre la intención o no de llevarla a la práctica, como ha sucedido con la ley de educación sexual integral (ESI), esta última combatida por los prejuicios de las religiones y seguramente la de educación ambiental integral por los intereses sobre los recursos naturales, que para el mundo político/corporativo poco tienen que ver con la naturaleza.

Mientras se votaba esta ley, también se aprobaba el primer trigo transgénico que se producirá en Argentina, luego de un trabajo conjunto entre la empresa Bioceres y  el CONICET/Universidad del Litoral. El nuevo producto HB4 tiene como características distintivas su alta tolerancia a la sequía y al herbicida glufosinato de amonio; un primo-hermano del altamente contaminante glifosato.

Un importante pero poco difundido Informe nos ayuda a pensar que la ética sobre la casa común no es tan común.

El segundo Informe de Amenazas sobre la soberanía alimentaria en la Argentina, da cuenta en su  título AgTech en Argentina: nuevas tecnologías, viejas promesas, de lo que sucede no sólo con la falsa ética empresarial, sino con la falsa ética política dedicada al lobby.

AgTech son un paquete de tecnologías de punta, según cuenta el informe, que un grupo de empresas, fundaciones, académicos y Estados promueve como grandes soluciones para los problemas actuales de la agricultura y la alimentación.

Un negocio cerrado con alto valor tecnológico, lo que nos muestra el alejamiento de un horizonte ecológico, supuestamente propuesto por la ética de la casa común que enuncia la ley de educación ambiental integral.

Los aviones fumigadores y los infaltables “mosquitos” serán sustituidos por drones que podrán realizar esas tareas, además de desplazar en otras a las vetustas maquinarias como tractores y cosechadoras que serán automatizadas. Es decir, robots que se encargarán de trabajar la tierra.

Este mega negocio que conjuga más que la flexibilización laboral, la desaparición laboral en el campo, con el negocio tecnológico, que también cotizará en bolsa, pero en monedas virtuales como el bitcoin y otras, que les permitirán evadir las cargas impositivas, es en ese futuro cercano que el tecnoagro va a ofrecer, mostrando virtudes falsamente agroecológicas desde un discurso pseudocientífico aunque eficazmente publicitario, los beneficios que la tecnología traerá al mismo modelo productivo y contaminante.

Amazon, Microsoft y Huawei  asociadas a las empresas de fertilizantes, pesticidas, semillas, comercializadoras de granos, industrias procesadoras, industrias de logística, el comercio minorista concentrado, las empresas de ganadería industrial e incluso de explotación pesquera, describe el Informe, serán los encargados de reconfigurar, aún más, la soberanía empresarial de la alimentación.

El Informe revela también que el actual titular de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Nación, Gustavo Béliz, en 2018 participó como expositor en Silicon Valley Forum Argentina, cuando era representante del INTAL/BID (Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe/Banco Interamericano de Desarrollo) junto a Gabriel Delgado, que fuera secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca entre 2013 y 2015 y actualmente es funcionario del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA – Brasil).

En la exposición, Beliz habló de Economía 4.0 y Gobierno 4.0. Difundió 4 publicaciones: “Algoritmolandia”,“Robotlution”, “Technointegration of Latin America” y “Ciudadanía digital” .

En el mismo sentido pero sobre el tema agro, Gabriel Delgado, habló en el foro de Silicon Valley sobre la ampliación de la frontera agraria con la aplicación de “nuevas tecnologías” y por supuesto que también ponderó la importancia del trigo transgénico de Bioceres y desestimó al mismo tiempo el conflicto con los agrotóxicos y los transgénicos. Según él, son usados política y publicitariamente para generar pánico, y agregó que no hay evidencias científicas ni problemas graves de toxicidad, sino no se hubieran aprobado.

Es que la mayoría de los agrotóxicos no están aprobados en los países llamados centrales, eso es lo que ocultan los lobistas.

La docencia en su conjunto y en todos los niveles va a encontrar muchos escollos para poder pensar una pedagogía y una didáctica que se corra de la puerilidad y pueda mostrar porqué el ambiente sufre continua degradación y  qué prácticas contribuyen a la contaminación ambiental, al ascenso de las emisiones de dióxido de carbono y a quitar los nutrientes del suelo.

Casi todas ellas vinculadas a la industria extractiva y al agronegocio, incluidos la tala de bosques nativos y los recurrentes incendios forestales.

La “ética de la casa común” queda atrapada paradójicamente en un texto legal que pretende, infantilmente, que la ley va a terminar con la depredación serial que empresarios, lobistas y funcionarios promocionan como el “avance”.

Sobre todo cuando la Mesa  AgTech Nacional (MAGMA) está conformada por Aapresid (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa), la Sociedad Rural y otras entidades de los agronegocios. Además de que de sus encuentros participan altos funcionarios del gobierno nacional, tanto de Ciencia y Tecnología como de Producción, Industria y Agricultura.

La ética no se declama, se practica.

Ver: Ley de educación ambiental entre las palabras y los actos

Foto destacada Agrizon