Asesinaron al presidente de Haití
7Jul21Balas en la madrugada interrumpieron el sueño de Jovenel Moïse de perpetuarse en el gobierno de Haití. Quizás nunca nos enteraremos de quienes fueron los responsables del magnicidio.
En horas de la madrugada una banda armada irrumpió en la residencia privada del mandatario, Jovenel Moïse y terminó con su vida. Su esposa, también fue agredida y fue hospitalizada por una herida de bala. Un último reporte da cuenta de su fallecimiento.
Un comunicado del Primer Ministro de ese país repudió el magnicidio y aseguró que la situación está “bajo control” de las Fuerzas Armadas y la Policía.
Moïse había asumido la presidencia en el mes de febrero de 2017 y pertenecía al mismo sector político que el anterior presidente Martelly. Se conoce a esta corriente como neoduvalierista, porque con algunas variantes continua la política del ex dictador Jean Claude Duvalier, que fue desplazado en 1986, después de 15 años de un gobierno caracterizado por la corrupción, la entrega del patrimonio nacional y la feroz represión a sus opositores.
El mandatario asesinado, fue duramente interpelado por una crisis que estalló en julio de 2018 a partir de una protesta por el alza del precio de la gasolina, pero también por el aumento de la canasta básica y por la devaluación de la moneda nacional. Esa crisis se había agudizado en los últimos tres años, por la cual el presidente tenía bajísimos niveles de popularidad en el conjunto de la población.
Para agravar la situación el presidente había intentado conjurar la situación de rechazo popular a su gestión y de inestabilidad política, apelando a recursos anticonstitucionales como evitar la convocatoria de las elecciones legislativas en 2019, reducir el parlamento bicameral a diez senadores adictos e intervenir los poderes locales. De hecho, empezaba a construir una dictadura unipersonal.
Estos antecedentes no conducen necesariamente a suponer que el asesinato de Moïse haya sido ejecutada por grupos populares de oposición política.
Durante su gobierno el presidente se había ganado otros enemigos. Dio amplia participación a las fuerzas Armadas en una iniciativa política de, según sus propias palabras, “cazar criminales”. Esta acción de gobierno apuntaba a desmantelar distintas bandas armadas delincuenciales, lo que agravó la violencia interna. Se produjeron ejecuciones extra-judiciales y asesinatos no esclarecidos como el del presidente del Colegio de Abogados.
Finalmente el presidente que llegó al gobierno, al igual que su antecesor Martelly, con el auspicio de Estados Unidos y la Unión Europea, se había convertido en un problema para sus padrinos internacionales, dado su desprestigio interno y su negativa a dejar el poder. Su permanencia en el gobierno sólo servía para alimentar la rebelión popular.
Haiti tiene una larga tradición de agresiones por parte del intervencionismo extranjero, tanto para imponer gobernantes, como para sacarlos del medio por la vía que les resulte más eficaz y menos costosa.
Es muy probable que en los próximos días tengamos noticias de detenciones de los supuestos asesinos del presidente. Pero como suele suceder en países como Haití, lo más probable es que nunca nos enteremos quienes fueron los verdaderos responsables.