Varados en la ruta, “el dolor de ya no ser”

Varados en la ruta, “el dolor de ya no ser”

8Jul21 0 Por Guillermo Cieza

El 9 de julio, productores agropecuarios se reunirán en San Nicolás en la banquinas de la ruta 9, para expresar su disconformidad con la política oficial. Tratarán de convencernos de que, al igual que los “varados en el exterior”, ellos son la más fiel representación de los dolores y el sufrimiento de los habitantes de este país.



La convocatoria fue realizada por el sector de “autoconvocados” y contará con la adhesión de distintas organizaciones y entidades agropecuarias. La primera observación sobre esta convocatoria es que está realizada en defensa de los intereses de un sector productivo que fue uno de los menos afectados por el parate económico de la pandemia. Durante más de un año todos los habitantes de nuestro país sufrimos cambios en nuestras actividades. Los trabajadores informales se quedaron sin changas, los trabajadores de la salud se vieron sometidos a esfuerzos extraordinarios, los vinculados al sector gastronómico o de turismo asistieron a la quiebra de numerosos negocios y emprendimientos. Los artistas se quedaron sin empleo y los empresarios teatrales tuvieron que seguir pagando costos fijos de salas vacías. Los jubilados vieron caer sus pensiones y los trabajadores formales vieron caer sus sueldos, los desocupados vieron caer las ayudas estatales. El malestar, el reclamo y la protesta de cualquiera de estos sectores es legítimo y justificable. Por el contrario, el reclamo de los autoconvocados surge de un sector que no sólo siguió produciendo, sembrando o criando animales, vendiendo y comprando con normalidad, sino que fue beneficiado por una suba de precios de sus produciones, por encima de la inflación. El gobierno se equivoca cuando critica esta movilización por tener motivaciones políticas, porque toda acción callejera es política. Este acto, más que motivaciones políticas, tiene motivaciones ideológicas.
Quienes convocan a esta movilización son los “autoconvocados”, el sector más “principista”, más reacio a cualquier iniciativa que venga del gobierno, e ideológicamente más vinculado al PRO. Los autoconvocados son un sector de productores, chicos, medianos y grandes que no se sienten representados por la Sociedad Rural, Carbap, Coninagro, ni la Federación Agraria, a las que caracterizan como tibias o complacientes con el gobierno. En ese sector, lo ideológico no es correlativo a la cantidad de hectáreas o el número de cabezas de ganado. Incluso en el conflicto de 2008 se advirtió que muchos “autoconvocados” eran pequeños propietarios que habían alquilado sus tierras a los pooles de siembra. De alguna manera la bronca de los autoconvocados expresa “el dolor de ya no ser” los grandes interlocutores de la política nacional y ni siquiera de la política agropecuaria, frente al gobierno.
El último paro ganadero dio una buena muestra de cuál es el peso político y las representatividades efectivas en la actualidad de la producción agropecuaria. Los productores ganaderos no pudieron conseguir el apoyo para frenar la comercialización de granos ni siquiera dentro de la Comisión de Enlace. Las cámaras y exportadores agrícolas sólo le mandaron un comunicado de apoyo. Mientras duró el conflicto que terminó en un estrepitosos fracaso, el gobierno ni siquiera tuvo el gesto de reunirse con la Comisión de Enlace.

El gobierno entiende que los pesos pesados de las cadenas agropecuarias son las multinacionales exportadoras y vendedoras de insumos, los pooles de siembra y feed-lots, los frigoríficos exportadores y los grandes supermercados. Y con ellos negocian.
Fue con los frigoríficos exportadores y los grandes supermercados con quién negoció el gobierno la suspensión temporal de exportaciones de carne y los precios máximos de los llamados “cortes populares”. Una pausa en los aumentos de la carne que durará hasta el momento de las elecciones.
Mientras tanto los autoconvocados volverán a estacionarse en la rutas. Tratarán de convencernos de que, al igual que los “varados en el exterior”, ellos son la más fiel representación de los dolores y el sufrimiento de los habitantes de este país.
La mayoría, no les va a creer.


Guillermo Cieza