Desde que el mundo es mundo, también ha existido juventud

Desde que el mundo es mundo, también ha existido juventud

12Jul21 0 Por Tramas

Por Verusco Vero.

Pensando que muchas veces la sorpresa y la perplejidad, son consecuencia de la amnesia, me dio por escribir una serie más o menos ordenada de sucesos de aquí y allá, para mostrar que, desde que el mundo es mundo, la juventud ha participado del hacer de su propio destino, también en Colombia.

Vale la pena acentuar para obligar al ejercicio del recuerdo a los y las lectoras de Tramas, sobre todo en la orilla colombiana desde donde escribo, acerca de la muy vieja novedad del ímpetu y el activismo juvenil. Peligroso asunto olvidarlo o desconocerlo, pues se hacen conspiradores profesionales o mesías de a pie a quienes hoy y siempre los mueve la necesidad, las tripas crujiendo y el arrojo. Preocupante eso sí, que hoy en día esta juventud que no estudia ni le dan trabajo, adolezca de ‘el poco comer y del poco leer’. Esta es la actual triste figura de la juventud colombiana de la protesta y la propuesta.

Pero, quién es joven. Qué es la juventud. No reparo en eso. Usted me entiende, mire su registro de nacimiento, mire su cara, mire su alma, sus ojos, mire si tiene más recuerdos que proyectos, quizás eso llamado ‘espíritu’ le hace a usted juvenil. Hay una intuición de época, usted me entiende. Curiosamente, es más nuevo el reconocimiento de la infancia o la niñez, que de la juventud. Entonces, usted entenderá. Lanzo pues unos sucesos más o menos ordenados, sacados de allí y allá, para recordar o dar a conocer sobre la llamada juventud.

 I

El joven Tupac Yupanqui, quien lideraba la expansión de imperio incaico, -actual Perú, aunque más grande entonces- en el periodo esplendoroso del Tahuantinsuyo, descubrió unas islas en el pacífico y a Oceanía a inicios del siglo XV (quince) con 25 años. Era joven. José Francisco de San Martín, en sus años de juventud, luchó en África y luego contra Napoleón, antes de ponerse al servicio de las campañas de independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.  Alejandro Magno, en el año 340 A.C., (Antes de Cristo) a los 16 años debió emprender las guerras del imperio legado de su padre, Filipo II de Macedonia. Se dice que, al ir a una batalla de rebelión en su imperio, el viejo Aristóteles su maestro, le aconsejó aguardar la acción como guerrero y Alejandro, futuro Hegemón griego le dijo: “Si espero, perderé la audacia de la juventud”.

II

Saltando alevosamente a épocas contemporáneas, la reforma de Córdoba de 1918, fue liderada por juventudes migrantes y nacionales argentinos que comprendían la necesidad de la educación como elemento de integración en la sociedad, entre muchos otros aspectos. Asimismo, las guerrillas latinoamericanas y caribeñas contaban con fervientes estudiantes, hombres y mujeres que abandonaban los estudios universitarios para engrosar las filas de lo que acontecía como oportunidad para el cambio, a imagen y semejanza de los logros vistos en Rusia, China, México, Cuba, Corea y Vietnam. Fueron otros tantos jóvenes en el siglo XX, los que vivieron y sufrieron las dictaduras de Pinochet, Videla, Stroessner, Duvalier, Batista, Banzer, Somoza, Trujillo y Alencar, entre otros. También están los otros jóvenes que no hicieron nada o defendían la costumbre, la inequidad y la propiedad.

De corte civil pero no menos implacables ante el cambio y la propuesta de juventudes impetuosas, se tiene registro de Alberto Fujimori en Perú y Álvaro Uribe en Colombia. Este último con más de doscientas investigaciones abiertas al día de hoy y el asesinato extrajudicial, para contar resultados contra la insurgencia, de 6402 jóvenes que pueden ser más.

III

Y bueno, ya aterricé en Colombia para contarles sobre lo que pasó y pasa con su juventud activa pero no siempre activista. Omitiré detalles acerca de la gente joven y no tanto en las calles, el 9 de abril de 1948 cuando asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán –algo así como el Perón de Argentina pero que sufrió un aborto histórico inducido por su magnicidio- y 11 días luego crean en Bogotá al Ministerio de las Colonias, llamado también Organización de Estados Americanos y que hoy lo preside el abyecto vende patrias, demonio engendrado en los testículos de Satán: Luís Almagro.

Hacia mitad de los años 80 el Estado extinguió todo un partido político apenas hace unos años relanzado, la Unión Patriótica, mediante un operativo llamado “Baile Rojo”, que contaba también con jóvenes en sus filas. Hacia 1990, la sociedad colombiana cansada de todo el periodo de guerra contra el Estado por parte de los cárteles, particularmente el de Medellín, y en el marco de la entrega de armas de un movimiento que nació del robo de elecciones presidenciales un 19 de abril de 1970, se lanzó a las calles en marchas llamadas del silencio y miles de chicos y chicas con y sin estudio se sumaron al cambio. Gracias a esta suma de factores, nació en 1991 la Constitución Política que cumple 30 años este mes de julio en Colombia.

El siglo XXI fue recibido en el país andino con la expectativa de una negociación entre la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército del Pueblo FARC-EP y el gobierno de Andrés Pastrana, que se localizó en una gran zona de distención en San Vicente del Caguán, en las selvas amazónicas, que terminaría de manera abrupta y daría paso a la legitimación de la ‘mano firme, corazón grande’, lema de campaña de Uribe Vélez, gobernante entre 2002 y 2010. Estos 8 años fortalecieron el paramilitarismo y la acción militar estatal, que encumbró publicitaria y efectivamente a soldados y policías, como ‘héroes de la patria’. Esto 8 años fueron época de masacres de juventud asolada por un militarismo vestido de civil, como sigue siendo, como siempre ha sido, con la excepción de la dictadura acordada por el bipartidismo en 1953 para poner al General Rojas Pinilla. Vale la pena decir que la guerra no selecciona a las víctimas, por talla, edad, género o color y que adultos, ancianos y ancianas, padres y sobre todo madres, unas como las de Plaza de Mayo, las fue configurando la cotidianidad de la violencia, como voceras del dolor de su memoria, de la ausencia de sus jóvenes hijos e hijas.

La guerra en Colombia no ha sido sólo entre milicias estatales y no estatales. Ha sido una guerra contra la sociedad civil, desarmada, como la gente de la vereda, del barrio popular, del poblado. La guerra ha sido en Colombia la herramienta más eficaz para la acumulación de riquezas, pues con ella proliferó el robo de tierras, de recursos, de oportunidades y de esperanza, juventud y todo lo demás. 

IV

Qué hacía la juventud posterior a la Constituyente de 1991. Hacia dónde debió moverse. Qué hizo aparte de morir a manos del paramilitarismo y la guerra de las guerrillas ya percudida por el narcotráfico. Cómo debía levantarse contra el implacable Uribe, líder de los paramilitares, y no lo digo yo ni el chisme, ni el rumor, lo dicen los cabecillas visibles que se desmovilizaron y a quienes se le impuso el exilio o la muerte a favor del silencio, sin justicia, sin verdad y sin reparación de las víctimas aún al día de hoy. Cómo se acomodaba esta juventud y quienes ya no lo eran tanto, ante las reformas laborales, a la educación pública, las leyes de tierras y las cargas impositivas que poco a poco apretaban. Cómo pasó esa y las nuevas juventudes hacia los dos mandatos presidenciales de Juan Manuel Santos, sicario ex Ministro de Defensa de Uribe, quien llevó los asesinatos extra judiciales en tal cargo, bombardeó el país hermano de Ecuador y luego entabló los diálogos de La Habana con las FARC-EP y ahora pide perdón a las víctimas de los 6402 jóvenes asesinados… que seguro serán más, como ya dije. Santos es premio Nobel de paz, al igual que Obama, por si falta a alguien sopesar ese detalle, dos gatilleros.

Y bueno, podemos sumar aquí un breve comentario de lo hecho por la juventud en el continente. Recuerdo, que en México hubo en contra de Peña Nieto, candidato presidencial al sexenio 2010 – 2016, un movimiento estudiantil llamado, #YOSOY132. En Chile hacia 2006 surgió el movimiento estudiantil, Movimiento pingüino, si mal no recuerdo, y luego de nuevo hacia 2011 surge otro movimiento estudiantil chileno que concuerda con el movimiento estudiantil en Colombia articulado desde la llamada Mesa Amplia Nacional Estudiantil, MANE.

Desde 2019, en Colombia se viene gestando otra oleada de juventud, que afronta sus propios problemas, nada nuevos y que hacen crisis en la crisis, por causa de la pandemia. Cada país tiene sus propios contextos. En 2019 los chilenos se reventaron por el aumento del pasaje del metro y ya no han parado, ahora están discutiendo su nueva constitución.

Colombia y su juventud, ante las reformas agresivas y regresivas fiscales del gobierno Uribe-Duque; aguantando un desempleo enorme; una migración de más de dos millones de venezolanos -que impacta en el marco de la precariedad e informalidad maquilladas de estadística bonita-; un acuerdo de paz que ya se sabía –varios lo sabíamos- no se iba a cumplir, seguía navegando en los mares y ríos de la violencia. La reconfiguración de la guerra que con nuevos grupos armados y mayor anarquía de muchos de ellos ya no pertenecientes a estructuras político – militares cerradas, sino a delincuencia, reafirmaban la vida en conflicto armado del pueblo colombiano.

V

2020, Fue el año de encierro. Lo sociedad, vinculada a la economía informal como en el resto de América Latina, comenzó a empobrecer más, más y más. Los sectores populares no podían pagar rentas, el encierro produjo más peleas familiares, la insoportable e ineludible presencia de los otros y las otras era como una olla de presión. Al ser un fenómeno global, pues ¿cómo echar la culpa al gobierno si siempre ha sido negligente? Se toleró así la ineficiencia del sistema privado de salud, el robo por los banqueros hecho del dinero que nunca llegó a empresarios pequeños ni medianos ni auxilios a las familias y lo poco que llegó era humillante. ¿Suena familiar?, es Colombia, pero en otros países también fue así. Hacia septiembre, se reactivó un poco la protesta, por las mismas causas de siempre, pero una prudencia basada en el temor al contagio, apenas la hizo un anuncio de lo que al año siguiente ocurriría y ocurre. 2020 fue un año pesadilla del que la gente planeaba olvidarse o comentar en voz muy baja cuando volviera la reactivación de mano de la caridad de las vacunas. La pesadilla, continuó.

VI

 En 2021, la gente se despertó y activó el hastío postergado desde noviembre de 2019, cuando durante tres días o un poco más, los jóvenes salieron a la calle y anduvieron, fueron a la plaza pública, hicieron malabares, cantaron, arengaron, bebieron se insolaron bajo el sol, se mojaron, confrontaron a la fuerza pública y hubo asesinados. Dylan Cruz cayó al piso tras recibir un impacto de granada aturdidora en la nuca. En la avenida 19 con carrera 4ta, centro de la ciudad de Bogotá, se tiene un pequeño lugar de recuerdo que ya han quitado un par de veces para que como decía al inicio, la amnesia sea luego la sorpresa para bien o para mal. Por lo general para mal.

Llegó así un 28 de abril. No cualquiera, no ‘un’, ‘el’ 28 de abril de 2021. Quién lo iba a decir. Colombia es un país conservador, poco dado a las ideas liberales y mucho menos a las izquierdosas. Además, la violencia lo ha vuelto así, conservador y desentendido de los otros, porque si alguien se preocupa por el vecino, vienen y le matan los hijos, las mujeres la violan, le roban los animales, la cosecha o en la ciudad simplemente lo matan. También por esto nadie quiere lucir zurdo. No crean que en Colombia lucir izquierdoso, izquierdosa, es bueno o una idea política más o algo sofisticado, quizá tristemente loco y fuera de sentido, no. En Colombia ser zurdo es mal visto; es ser guerrillero, terrorista, vago, sin oficio, alguien que quiere todo gratis. Si en Colombia se protesta y no se hace a horas adecuadas, en las calles y aceras correctas, si se pone máscara y casco para protegerse un poco y quizá suma al atuendo unas gafas industriales para que no le vuelen los ojos y un escudo improvisado, pues ahora es un ‘vándalo’, o sea, es el guerrillero comunista urbano evolucionado. Pero para que quede claro: muchos vándalos son en Colombia por obra y gracia de un neonazi chileno, Alexi López y que fue retomado por Uribe Vélez, el capo de capos, una revolución molecular disipada. Esto quiere decir que, nadie sigue a nadie, pero todos quieren tomarse el poder. Todos se coordinan como moléculas u hormigas guerreras, para fundar el tenebroso imperio del comunismo.

VII

Aquí inicia parte del problema de cómo se entiende a la juventud. Por un lado, los alarmistas que son los ultra-derechistas y conservadores que catalogan a la juventud como ‘vándalos’, también los creen capaces de revoluciones con un grado sofisticado, casi exquisito de clandestinidad, envidiado por los espías de la Guerra Fría o las militancias clandestinas que soportaron las dictaduras de Argentina, Chile y Brasil.

Les cuelgan de gratis que son neo-marxistas, que practican marxismo cultural. No hay líder, pero van a tumbar a sus antagonistas: la ‘gente de bien’. Hago un paréntesis: ¿quién es esta gente de bien tan linda e inmaculada? Son los alarmistas, que pueden ser medio opulentos con todas las necesidades resueltas o están, estuvieron y quizá seguirán pagando arriendo, jodidos en el rebusque de la economía informal, luchando por la guita, el peso o las ‘lukas’. La ‘gente de bien’ no protesta ni bloquea calles. Cuenta con jóvenes como el valluno Andrés Escobar, radicado ahora en Miami, pese a los videos que lo muestran junto a la policía disparando a la multitud. Aquí dos lemas de la ‘gente de bien’. El primero: ‘yo no paro, yo produzco’ y el segundo, ‘deje el resentimiento y pase al emprendimiento’. Cierre del paréntesis.

 Con esos lemas combaten a los vagos, resentidos sin actitud positiva, marxistas culturales, neo-marxistas o revolucionarios culturales, así los nombran para meter miedo. Una vez dijeron que, si Colombia hacía la paz con la guerrilla, los guerrilleros tenían un rayo homosexualizador que volvería a todos los hombres mujeres y a las mujeres hombres. Así inventan cosas para meter miedo y fortalecer la idea de enemigos internos. Claro, también salen vestidos de blanco y salen a disparar a los ‘vándalos’ o revolucionarios moleculares, sin que la policía, que está justo al lado, algo diga.

Qué hacen los jóvenes. Resisten, se organizan, lanzan pliego de peticiones, luego de un largo rato protestando pasan poco a poco a la propuesta. Los mismo que han hecho las juventudes durante décadas.

VIII

Lo preocupante es que el otro sector, el triunfalista, los izquierdosos, los sin memoria o los que los usan para atacar a sus rivales políticos, los encumbran como héroes, seres casi sobrehumanos que están haciendo lo que otros y otras en el pasado no hicieron porque se dejaron del Estado, porque fueron –fuimos dicen algunos- cobardes y hay mujeres que señalan en videos que la actual juventud tiene los cojones que le faltaron a la juventud pasada. No lo digo yo, está ahí en la magna red digital, en videos. Dicen que son la esperanza de un país dormido, atemorizado. La misma juventud se define como la generación que no tiene nada que perder y a ello atribuye su arrojo.

Han tenido la idea de ‘inventarse’ espacios de diálogo: asambleas barriales o populares. ¡Como que sí son comunistas! No. Simplemente hay reacciones humanas que por sentido se desarrollan, no necesitan de ser conocidas. Si supieran que eso hizo Cuba, Rusia, Venezuela, quién sabe qué pensarían. De hecho, es raro que la ultra derecha no les haya llamado castro-chavistas por tan ‘original’ forma asamblearia.

 Piden salud, educación, trabajo, no quieren nada regalado, lo consideran un derecho. ¡Ah, no jodas, sí son socialistas al menos cooperativistas! No, de hecho, están en contra de todas las ideologías y partidos políticos, pero se dan cuenta que el sistema es malo para ellos y ellas. Piden cambios estructurales, reforma a la policía y que se acabe el escuadrón asesino antidisturbios, -esos soldados con corazas- y que pierdan el fuero militar para que los juzgue la justicia penal ordinaria, además quieren elecciones ya. ¡Me tomas del pelo, carajo! ¡Es evidente que son revolucionarios marxistas, o saintsimonistas, anarquistas! Tampoco. Muchos al no tener acceso a la educación superior y un bachillerato mediocre o pésimo, no conocen escritos de Marx ni Saint Simon, ni saben si el Che Guevara fue algo más que un romántico y aventurero guerrillero estampado en camisetas o remeras. Simplemente piden lo que ven como urgencia inmediata. En términos muy básicos, están inventando la acción política como ejercicio cotidiano. No es posible negar que hay universitarios allí, pero están aún lejos de haber madurado algo coherente. Uno no puede decir que no es socialista y reivindicar cosas del socialismo, aunque tampoco puede creer que los izquierdosos son los dueños de las causas nobles. Pues no, pero mientras el mundo va siendo mundo, se nombran cosas y hay autores. ¿Necesitan un segundo Macondo donde inventar el mundo? Lamentablemente el sistema educativo ha alejado a la juventud, a estas nuevas estirpes de obras como Cien años de soledad. Les ha negado de alguna manera una “segunda oportunidad sobre la tierra”.

¡No queremos el socialismo, solo exigimos una sociedad más igualitaria! Dicen. Perfecto. Pero ojalá puedan revisar que eso ya se hizo se ha intentado y quizá si algo revisan para rechazar con fundamento o integrar de ello, al menos se ubican en el realismo del diálogo con sus adversarios, que son poco menos que diablitos.

En efecto, la gente que protesta, ya sean jóvenes, viejos o no tan viejos, no piden sistemas sociales complejos y que aparecen ante la sociedad oscuros por los publicistas del establecimiento. Solo piden trabajo, un poco de trato decente, piden un capitalismo más amable, el ‘capitalismo inclusivo’ que profesa el señor hincha del San Lorenzo, Bergoglio, el capo del Vaticano, que, por cierto, dicen que le echa la bendición al revés a los del Boca y a los del River. Pero no nos perdamos.

IX

Poco a poco madurarán sus ideas, -me refiero a las ideas de la juventud, no de Bergoglio- son estos jóvenes la consecuencia de una sociedad empobrecida, que ni come ni lee. No son los únicos, la élite que domina al país, puede comer a reventar, pero es iletrada y no miento, pues hay que ver a quién mandó a tratar con los manifestantes. ¿a trabajadoras sociales, psicólogas, representantes de secretarías de la juventud? ¿Envió gente del Ministerio del trabajo, de salud o la defensa civil? Mandó a la fuerza pública, a los ‘héroes de la patria’, que fueron adiestrados no solo para golpear sino para disfrutar de las palizas que dan… han violado mujeres, han mandado homosexuales a las cárceles para que sean abusados por los presos. Disparan a la cara, atacan a periodistas, a representantes de derechos humanos, a las madres de Primera Línea. Quizá tienen madera cooperativista, porque compartieron por igual su letalidad, su garrote y sus balas. No. Y tampoco son pueblo, eso es mentira, ellos se reconocen como una hermandad y también son jóvenes, mujeres y hombres dispuestos a golpear para llevar el pan a sus casas y para comprar casa, claro. Tal o cual policía es capaz de dar abrazos tiernos ante las cámaras, y luego golpear hasta el desmayo o muerte al manifestante. Tampoco son nuevas estas juventudes golpeadoras, castrenses, milicas. Desde que el mundo es mundo eso va así. Aquí no voy a defender a la fuerza pública, primero porque ellos están adiestrados para la guerra y el choque y el civil no. Segundo porque no debieron ser enviados a ‘negociar’ la protesta. No eran el primer contingente en un Estado medianamente civilizado, que no les el colombiano. Repito: la élite colombiana está lejos de ser educada y bueno, miren a Macri, Bolsonaro, Maduro, Piñera, Biden o Boris Johnson. Nos gobiernan idiotas y sus proles.

Sí ha existido juventud en Colombia, sí ha sido combativa, pero no se recuerda y si la gente se sintió cobarde, es posible que no recuerde que su entorno no le dejó hacer más. Si Alejandro Magno, dijo a su maestro Aristóteles: “Si espero, perderé la audacia de la juventud”, Salvador Allende dijo “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”.

Cada generación es capaz de responder por su destino en la manera que lo permiten las condiciones personales y colectivas. No existe nadie adelantado a su época ni nadie muere a la víspera. Acá no hay nada nuevo. El vampiro se sienta en la cúpula de la iglesia y con el codo hincado en su rodilla aprecia aburrido cómo en líneas generales, entre nacimiento y muerte, todo se repite, usted y yo somos de alguna forma, repetición.