Córdoba en llamas

Córdoba en llamas

23Jul21 0 Por Mariel Di Marco

Entrevista a Fernando Barri: Biólogo, docente de la U.N.C., investigador del CONICET.

Entre 1999 y 2017 se quemaron en Córdoba 700.000 hectáreas. (Informe de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, CONAE). El invierno del  2020, presenta un dantesco paisaje de sequía e incendios , con trágicas consecuencias para el medio ambiente, por lo tanto para la población de la provincia y sus recursos , se pierden 350.000 hectáreas (datos de CONAE ). En un marco de activa participación de las asambleas ambientales, que por medio de audiencias públicas de masiva participación, intentan frenar los avances inmobiliarios y  el agronegocio; visibilizando las políticas de obras públicas , que no respetan estudios de impacto ambiental y ordenamiento territorial. Sobre esta situación y los primeros incendios del presente 2021, conversamos con el biólogo Fernando Barri.

-¿Fernando cuál es la situación de los bosques nativos de la provincia de Córdoba?

 – La situación de los bosques nativos de Córdoba es crítica. En las últimas décadas se han perdido prácticamente, el 95 % de los bosques, quedan pocos parches en las zonas más áridas del noroeste de la provincia. Además se ha degradado mucho la tierra, y hay muchas áreas que tienen vegetación remanente, pero muy mal conservada, lo que significa que, en esas zonas en particular, el riesgo de incendio es mayor. Esto se debe a que cuando tenemos bosques maduros, estos conservan y contienen agua y tienen menos probabilidades de incendiarse. En cambio en lo que se llaman los ecosistemas en estado sucesionales ,es decir aquellos que han sido desmontados o sufrido un incendio, la vegetación empieza a recuperarse lentamente, y lo primero que se instalan son los pastos y los arbustos, que son justamente el material vegetal más inflamable y con mayor probabilidad de incendio El hecho de que se hayan perdido bosques maduros, que son los más importantes, por los bienes y servicios  que brindan ,  y que en muchos casos han sido reemplazados por vegetación del tipo de pasturas y arbustos hace que el riesgo de incendio se incremente enormemente. A lo cual se suman las características climáticas y topográficas de Córdoba, que lo hacen uno de los sitios de mayor riesgo de incendio del mundo.

-¿Qué efectos causan estos incendios en el ecosistema y en la salud de la población?

– En primer lugar, cuando ocurren hacen desaparecer la biodiversidad que habita en esos bosques. Por lo tanto, perdemos recursos naturales valiosísimos y en algunos casos los perdemos para siempre, y también afecta a lo que se llama los servicios ecosistémicos, por ejemplo, la regulación hídrica. Lo que provoca es que nuestras sierras tengan menos capacidad de captar el agua de lluvia en verano, incrementando el riesgo de inundaciones. Y lo que es muy grave también, hace que no esté disponible el agua en el suelo en la época de sequía; entonces tenemos un doble problema, de falta de agua en época de sequía e inundación en período de lluvia.

En cuanto a la salud de la población, la acumulación de ceniza, que suele presentarse en los lagos, incrementando el proceso de eutroficación ( contaminación de los lagos), aumentando el riesgo sanitario y obviamente la contaminación atmosférica y la cantidad de dióxido de carbono que se libera, afecta al cambio climático con todas las consecuencias ambientales, sociales, económicas y sanitarias que eso implica. Además en el momento mismo que se producen los incendios, los humos que se liberan pueden perjudicar a las personas en sus vías respiratorias.

– ¿Cómo evalúas las políticas ambientales del Estado provincial y nacional?

Las políticas ambientales en el país y en Córdoba en particular, son nefastas.

Podríamos decir que no hay políticas ambientales. En Córdoba, la mayor parte de sus políticas han sido destructivas para el ambiente, y para el capital natural, a costa de un falso progreso. Por ejemplo, permitir desmontes con la excusa de que tiene que haber mayor producción de alimentos, como también favorecer la industria minera de canteras, el avance indiscriminado de urbanizaciones… siempre con el mismo argumento de que hay que favorecer la inversión y el desarrollo, cuando en realidad eso es ” pan para hoy y hambre para mañana”. Casi nunca se han hecho políticas o programas que tiendan a la preservación de los recursos naturales. Por ejemplo, las reservas de la provincia no están cuidadas, no tienen personal, y en muchos casos están degradadas; tenemos un 40 % de la superficie desertificada. Es decir suelos en los que por malos manejos agropecuarios no se puede producir alimentos. Tenemos crisis hídrica con cuencas muy destruidas, contaminación por agroquímicos e industrias.

El análisis general es muy malo, y lamentablemente el Estado nacional no acompaña en el sentido de revertir esa tendencia a nivel local. A nivel nacional, más allá de lo discursivo o algunas medidas como la Ley de Educación Ambiental, el problema es que no se enfrenta a los grupos extractivistas. Que son los que están destruyendo el ambiente del país, como los grupos concentrados del sector ruralista y las megamineras.

– ¿Es posible una planificación de políticas ambientales de recuperación?

– Sí, es posible hacer políticas adecuadas a la crítica situación que estamos viviendo, requiere voluntad política, es decir enfrentarse a estos sectores de poder que quieren seguir avanzando sobre los escasos recursos naturales que tenemos. Por otro lado, requiere de capacitación, de recursos humanos; requiere de inversión de recursos económicos para la restauración de nuestros ecosistemas y hacerlo con el conocimiento necesario, que es lo que el Estado en estos momentos no tiene. Las áreas de ambiente son como muy secundarias dentro de los gobiernos , en general dirigidas por personas sin conocimiento en la materia,  funcionarios que pone el poder político, justamente porque  no se le da valor ni importancia al sector . Son áreas que deberían tener mucho más relevancia en el sector estatal y contar a su vez con la colaboración de instituciones como el CONICET, la universidad nacional, etc. Y desarrollar políticas reales y concretas de conservación de los recursos naturales, contratación de guardaparques, una serie de medidas que podrían contribuir a mejorar la situación. Pero es algo que no está ocurriendo. Es fundamental remarcar que, si no se comienza ya a revertir la destrucción, el panorama provincial y nacional es muy sombrío para el futuro.

Mariel Di Marco