Trabajadores de la salud realizan un paro

Trabajadores de la salud realizan un paro

23Jul21 0 Por Daniel Campione

Parece difícil de creer que quienes cuidan de la salud se  hallen en dificultades para obtener un incremento salarial. En las condiciones de la pandemia, les que asumen el protagonismo cotidiano en el combate contra la misma, afrontan un conflicto por la negativa empresarial a acordar un aumento.

Las entidades patronales se niegan a acordar un nivel salarial siquiera cercano a la evolución de la inflación. La organización sindical ha lanzado un paro de cuatro horas por turno para el día de hoy. El alcance de la medida de fuerza aparece tímido frente a la magnitud y urgencia del reclamo.

El conflicto ya pasó por una etapa de conciliación obligatoria, a partir del 30 de junio, que venció sin que se registre un acuerdo.  El camino de la confrontación quedaría abierto.

La Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina (Fatsa) exige un 45%. Su contraparte, la Federación Argentina de Prestadores de Salud, no quiere ni acercarse a ese porcentaje.

Esa entidad, que agrupa a clínicas, sanatorios, hospitales de comunidad y otras instancias privadas de atención sanitaria, se escuda para  mezquinar el aumento en que no pueden ir más allá de lo que les pagan las empresas de medicina prepaga, las obras sociales y el PAMI.

A su vez, la cámara que nuclea a la medicina prepaga tiene su excusa en que el gobierno no le autoriza mayores aumentos en las cuotas. Y se inclina, por medio de su vocero Claudio Belocopitt, dueño de Swiss Medical, por condicionar cualquier solución a que el poder ejecutivo tome la “decisión política” de habilitar el incremento de sus cuotas. Mientras tanto, lanza ácidas críticas hacia el supuesto propósito de “estatizar” el sistema privado de salud.

La conducta empresarial en esta rama de actividad hace juego con la de las patronales de los más diversos rubros. Sus ganancias son sagradas e intocables. Ante el menor atisbo de una medida gubernamental que pueda limitarlas, su actitud es  de protesta, y presión para torcerle el brazo al gobierno.

Desde el punto de vista de trabajadoras y trabajadores del gremio, la situación se prolonga sin que tengan acceso a una mejora salarial. La pérdida de poder adquisitivo en este interludio no habrá nada que la compense. A lo que podría añadirse la práctica habitual de los sindicatos burocráticos de aceptar recomposiciones en cuotas, que postergan y relativizan el efecto del aumento.

La escasa voluntad de lucha del sindicato encabezado por Héctor Daer queda en evidencia por la lenidad de la medida. En medio de una controversia que se prolonga y una actitud cerrada y egoísta de los empresarios. No sería de extrañar que la dirigencia sindical también esté esperando la decisión gubernamental que retroceda en las restricciones y fije las condiciones para que la actualización de los salarios caiga sobre los usuarios de las diversas modalidades del servicio de salud. Y de paso libre a los gremialistas de medidas de lucha que poco le agradan.

De lo contrario no se entiende por qué la medida de fuerza no es por lo menos de 24 horas y con la perspectiva de continuarla con otras más prolongadas. Cabe la pregunta de si lxs trabajadorxs que protagonizan los cuidados sanitarios en medio de una crisis inédita aceptarán el encorsetamiento de sus demandas por la conducción sindical y la elusión de sus responsabilidades por los demás actores en juego.