Vuelta a clases: de la burbuja al burbujón

Vuelta a clases: de la burbuja al burbujón

1Ago21 0 Por Darío Balvidares

El pasado viernes los sindicatos docentes fueron citados a una reunión en el ministerio de educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en la que recibieron el anuncio oficial de la vuelta a clases, con el cronograma que establece el escalonamiento, a partir del lunes 2 de agosto.

Se realizó la presentación de un borrador del Protocolo en el que se especifica que: “El grupo burbuja es el aula completa de cada sala/grado/año/curso según la conformación de las mismas en cada establecimiento educativo”, dónde de manera obvia, no va a poder cumplimentarse el distanciamiento social de un metro y medio.

Tal vez esta medida, decidida por el gobierno porteño busque estar en sintonía con el anuncio de Horacio Rodríguez Larreta de la vuelta en  seis etapas a la “normalidad”, incluso contemplando, en la etapa 4, el progresivo abandono de barbijos, si bien ese cronograma es tentativo y dependerá de otros factores, lo cierto es que para la reanudación de las clases tras el receso invernal, las burbujas se transformarán en un burbujón, sin distanciamiento. Una especie de principio de experimentación.

Si bien, como dice el protocolo, el distanciamiento social se mantiene para los comedores y las clases de educación física, se rompe en las aulas al redefinir la burbuja de toda la clase, desestimando lo firmado en la reunión del Consejo Federal de Educación.

No aparece como muy lógico el apartado protocolar sobre les docentes: “Para el caso de docentes que participen o impartan clases en más de un grupo burbuja, se deberán extremar las medidas de seguridad del presente protocolo, tales como, mayor distanciamiento del docente respecto de los estudiantes, evitar la circulación por el aula/espacio, entre otras”. Sólo quien nunca ejerció la docencia puede pensar en “evitar la circulación en el aula”. Además de que en la escuela secundaria, sí existe una gran circulación de docentes por diferentes cursos, al igual que lo que sucede con curriculares en la primaria.

Pero una de las cuestiones más controvertidas del documento es la eliminación de dispensas de docentes y estudiantes con factores de riesgo, si tienen una dosis de la vacuna aplicada.

Luego de establecer los grupos de riesgo, que son los mismos que de acuerdo con los protocolos anteriores, estaban dispensados de la “presencialidad”, en esta redefinición dice que:

Dentro de la nómina de personal, están dispensadas del deber de asistencia al lugar de trabajo, quienes hayan tramitado y cuenten con permiso vigente, de acuerdo a lo establecido por los Decretos Nros 147-AJG/20, su modificatorio 125-AJG/21, y 120-AJG/21, y las Resoluciones Nros 622-GCABA-SSGRH/20 y sus modificatorias, y 2600-GCABA-SSGRH/21:

a. Trabajadoras embarazadas

b. Trabajadoras/es incluidos en los grupos en riesgo que define la autoridad sanitaria nacional. Dichos grupos, de conformidad con la definición vigente al día de la fecha, son:

i. Enfermedades respiratorias crónicas: enfermedad pulmonar obstructiva crónica [EPOC], enfisema congénito, displasia broncopulmonar, bronquiectasias, fibrosis quística y asma moderado o severo.

ii. Enfermedades cardíacas: Insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria, valvulopatías y cardiopatías congénitas

iii. Inmunodeficiencias.

iv. Diabéticos, personas con insuficiencia renal crónica en diálisis o con expectativas de ingresar a diálisis en los siguientes seis meses

v. Personas con certificado único de discapacidad cuya patología represente un incremento del riesgo.

vi. Personas con obesidad con IMC igual o superior a 40 kg/m2 (Obesidad grado 3)

vii. Pacientes trasplantados de órganos sólidos o de precursores hematopoyéticos.

Salvo que hubieren recibido al menos la primera dosis de cualquiera de las vacunas destinadas a generar inmunidad contra el COVID-19 autorizadas para su uso en la República Argentina, y hubieran transcurridos al menos catorce (14) días corridos de la primera inoculación. La presente excepción no incluye al personal incluido en los puntos iii y vii” (el subrayado es nuestro).

Es sumamente contradictorio y peligroso mantener esa decisión política sobre el criterio de haber recibido una dosis vacunal, puesto que nos dicen de manera continua que la vacuna no impide el contagio, en el mejor de los casos puede minimizar los síntomas y no llegar a terapia, ni a desenlaces fatales. Lo hemos escuchado tanto de infectólogos como del propio ministro de salud de la Ciudad, Fernán Quirós, quien también anuncia la llegada de la variante Delta, mucho más contagiosa y peligrosa, sobre todo en jóvenes.

Las últimas informaciones confirman que  existen casos autóctonos de la variante Delta. Según la agencia Télam, en la Ciudad de Buenos Aires se encontraron dos casos que no presentan nexo epidemiológico conocido con viajeros, además de que el propio director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró que es considerada “más contagiosa y resistente a las vacunas“.

Frente a este panorama, el sindicato Ademys, resolvió, “Paro y Asamblea” mañana lunes 2 de agosto, para continuar debatiendo medidas de lucha; por otra parte, la UTE realizará “comités de Higiene y Seguridad” en las escuelas. Mientras el ministro de educación de la Nación, Nicolás Trotta, le pidió al jefe de gobierno de la Ciudad quereflexione y cumpla la norma, una declaración muy tibia calculando las consecuencias.

Una primera mirada, ligaría estás decisiones políticas de Horacio Rodríguez Larreta, sobre la presencialidad completa, a la necesidad de mostrarse “aperturista” de cara a las elecciones. Seguramente es una lectura acertada, aunque en una segunda lectura, no puede pasar inadvertido aquello de jugar con la “incertidumbre” como valor, sobre todo tratándose de la tradición del PRO de generar conflictos como estrategia política para subordinar al conjunto de la docencia a sus decisiones unilaterales, sin medir las consecuencias, que en este caso son las vidas de la comunidad educativa en su conjunto.