Carta de educadorxs populares de bachis ex CEIPH
8Ago21Los bachilleratos populares surgen como una respuesta de las organizaciones sociales a la falta de oportunidades educativas para millones de personas jóvenes y adultxs que luego de lacrisis del 2001 vieron fuertemente comprometidas sus posibilidades de cursar estudios secundarios. Con la educación popular como faro, el principal objetivo de estos espacios político-pedagógicos consiste en la construcción de pensamiento crítico y emancipatorio, tanto en estudiantes como en educadorxs, disputando así los enfoques hegemónicos de la educación en nuestra sociedad.
La Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares (CEIP) fue una de las primerasorganizaciones que impulsó la construcción de los bachilleratos populares. Lo hizo con el apoyo del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER) que alojó a estas primeras
experiencias educativas en los galpones de algunas de sus fábricas. Allí, los trabajadores
compartieron herramientas de lucha, de transformación social y de acción política que servirían como modelo a la hora de gestionar estos incipientes proyectos político-pedagógicos. Así, los bachilleratos populares fueron forjados al calor del cooperativismo y la autogestión yautogobernados en forma horizontal y asamblearia.
Sin embargo, el reconocimiento de los Bachilleratos IMPA y Maderera Córdoba por parte del
Estado como Unidades de Gestión Educativa Experimental (U.G.E.E. Nro. 2 y U.G.E.E Nro. 3) hizo que algunxs compañerxs fueran designadxs para ocupar cargos directivos. Estos nombramientos fueron realizados al solo efecto de cumplimentar los requisitos administrativos que imponía el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para oficializar los títulos emitidos por estos bachilleratos. De esta forma, los compañerxs nombrados ejercerían estos cargos en forma nominal manteniendo a la Asamblea de profesores como órgano decisorio soberano.
En 2015 se desprende de la CEIP una nueva organización: la CEIP-Histórica (CEIPH), conducida por quienes vienen ocupando -hasta el día de hoy- los cargos directivos de los Bachilleratos IMPA y Maderera Córdoba en forma ininterrumpida. Desde ese entonces y desoyendo resoluciones asamblearias en favor de la renovación de cargos, los referentes de la CEIPH han ido abandonando uno a uno los principios y valores compartidos por las organizaciones y actores del campo popular sustituyéndolos por la reproducción de lógicas patronales, machistas y patriarcales.
Estas prácticas violentas eclosionan en Marzo de 2020 cuando una compañera del Bachillerato
Maderera Córdoba abandona su puesto de trabajo luego de sufrir situaciones de violencia por
parte de los directores del espacio. Estas situaciones incluyeron hostigamiento, amenazas con
sumarios, exposición de situaciones personales en su ámbito laboral y posteriores intentos de
desacreditarla frente al resto de sus compañerxs. Este Bachillerato cuenta con un protocolo para los casos de violencia de género que fue activado en esa ocasión. Pero los directores, varones, no sólo se negaron a atenderlo sino que advirtieron al resto de lxs compañerxs que considerarían una “traición” cualquier acercamiento a la víctima.
Desde las Comisiones de Género y Feminidades de los Bachilleratos populares IMPA y Maderera Córdoba de CEIPH, se intentó reparar, reconstruir y reflexionar, no sólo sobre este hecho de violencia, sino también sobre otras situaciones similares que surgieron de nuevos testimonios de otrxs compañerxs, víctimas también de violencia por parte de los directores de ambos bachilleratos. Asimismo se problematizó la necesidad de poner freno a estas prácticas que se fueron tornando habituales en nuestra organización y que han ocasionado la partida de numerosxs compañerxs.
La violencia de los directores, lejos de aplacarse, se acrecentó, alcanzando un pico en mayo de 2020 cuando tres compañeras recibieron cartas documento firmadas por el director del Bachillerato Popular IMPA. En las mismas, se las amenaza con iniciarles “un juicio por calumnias e injurias en sede penal” y reclamarles un “resarcimiento económico por los daños ocasionados” a menos que se retracten de sus “difamaciones y acusaciones maliciosas”, supuestamente expresadas en las reuniones de la Comisión de Género y Feminidades. Reuniones de las cuales el remitente, varón cisgénero, obviamente no participó. En las cartas documento enviadas, el director aclara, además, contar con “elementos probatorios” de estas supuestas difamaciones. Teniendo en cuenta que las reuniones se realizaron mediante encuentros sincrónicos vía Zoom, se extiende entre las compañeras la preocupación de haber sido grabadas y la angustia por la violación de la confidencialidad y la confianza depositada en un espacio que se creía seguro. Estas acciones amedrentadoras y persecutorias resultaron altamente disciplinadoras. El miedo al envío de nuevas cartas documento u otro tipo de represalias por parte del director hizo que la mayoría de las compañeras abandonara el espacio de la Comisión de Género y Feminidades del Bachillerato Popular IMPA que terminó diluyéndose.
Ante este panorama, y como colectivo docente que no acepta ni comparte estas prácticas violentas, decidimos acompañar la denuncia que las compañeras intimidadas realizaran en UFEM (Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres), recurrir a UTE (nuestro sindicato) y a organizaciones compañeras del campo popular y feminista. En represalia, los directores de ambos bachilleratos expulsaron a más de 30 compañerxs de la organización, lo que llevó a que un bachillerato entero (Farmacoop, que hasta entonces formaba parte de CEIPH) abandonara la organización. Meses después más de la mitad de las y los profesorxs del Bachillerato Berta Cáceres, también integrante de la CEIPH, decidieron separarse de la organización autodenominándose Docentes Autónomxs Bachillerato Berta Cáceres.
La solidaridad de las organizaciones y actores del campo popular se hizo presente. Organizaciones como CEAAL, Feministas Antipatriarcales, ABOFEM, Tres Banderas Capital, entre otras, nos han expresado su apoyo y brindado su solidaridad con acciones concretas, tales como la decisión de no participar en actividades organizadas por los directivos de CEIPH denunciados por numerosos hechos de violencia. La Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha, espacio que nuclea a los bachilleratos populares del área metropolitana, ha decidido que en el futuro estos directivos acusados de violencia no podrán ingresar a sus asambleas ni llevar a cabo gestiones en su representación.
Sin embargo, esto no detuvo el accionar de los directores. Al día de hoy las compañeras de IMPA y Maderera, junto a nuestros compañeros, seguimos resistiendo sus embates en forma de las peores prácticas patronales y abusivas. Aprietes para liberar cargos, amenazas con sumarios, judicialización de compañerxs y despidos, se han convertido en prácticas habituales de los directores de los bachilleratos. En plena pandemia, con una situación económica y social más que apremiante, una docente del Bachillerato Popular IMPA acaba de ser separada de su puesto de trabajo por visibilizar una situación de violencia de género.
Estas violencias continúan causando sucesivas renuncias de compañerxs, lo que resulta en un estado de permanente rotación de docentes que es aprovechado por los directores para conservar los cargos que ocupan desde hace más de diez años. Cargos para los que nuncahan sido elegidos ni ratificados por ninguna de las instancias orgánicas y colectivas de los bachilleratos. Este escenario les ha permitido mantener el control de la organización y sus diferentes espacios obturando toda propuesta de alternancia o renovación en la dirección, haciendo de ella patrimonio propio e instrumento burocrático para nombrar docentes a su conveniencia y disponer de medidas disciplinarias contra el resto de lxs profesores. Esta patrimonialización de los bachilleratos también ha resultado conveniente a sus directores a la hora de mantener los privilegios que ostentan. Invocando la intangibilidad de sus haberes, impugnaron varios proyectos de democratización de salarios que contemplaban una distribución cooperativa de nuestros ingresos para incluir a lxs compañerxs que por pertenecer
a bachilleratos de la organización que aún no han sido oficialmente reconocidos, no perciben remuneración alguna.
Nuestra determinación de no permitir el ejercicio de violencia de ningún tipo en nuestros espacios de trabajo y militancia ha sufrido numerosos intentos de desacreditación siendo calificada como una “disputa de poder”. Queremos dejar en claro que no aspiramos simplemente a desplazar personas para reproducir las mismas lógicas; impugnamos una forma
de ejercicio del poder que contradice de plano la esencia de un bachillerato popular y feminista. Señalamos prácticas repudiables que aspiramos a transformar: avalamos no el poder personal, patriarcal y excluyente de unos pocos coordinadores, varones, eternizados en sus cargos y de su facción de seguidores del momento, sino el poder horizontal, incluyente y democrático de la colectiva.
No refrendamos el poder con fines de dominio burocrático, acumulación de prestigio y de consolidación personal, sino vinculado con la comunidad y el territorio, que es el verdadero poder popular, democrático y feminista.
Hoy nos encontramos en la pelea por conservar nuestros puestos de trabajo, en defensa de un
proyecto que creemos vale la pena ser defendido y en proceso de elaborar, en forma genuinamente asamblearia, una estrategia de lucha. Lucha para que nuestra compañera despedida sea inmediatamente reincorporada, para que nuestro espacio vuelva a ser un espacio popular regido por asambleas abiertas sin compañerxs proscriptxs y para que no vuelva a ocurrir que prácticas patriarcales y violentas corran de sus puestos de trabajo y espacios de militancia a ninguna feminidad.
Educadorxs Bachilleratos populares IMPA y Maderera Córdoba