Dejan de ser incompatibles el trabajo rural temporal y el plan social

Dejan de ser incompatibles el trabajo rural temporal y el plan social

14Ago21 0 Por Andrea Haro Sly

El 12 de agosto el Presidente Alberto Fernández encabezó un acto con la localidad de Concordia para anunciar que se aceptará que los trabajadores rurales temporarios puedan cobrar simultáneamente sus salarios y el beneficio de los planes sociales.

Luego de las exigencias y denuncias públicas impulsadas por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que nuclea a los grandes productores de las economías regionales, sobre la dificultad de conseguir trabajadores temporarios en tiempos de cosecha de los cultivos intensivos en trabajo (limón, yerba, tabaco, ajo, cereza, entre otros), el Presidente anunció que a partir de ahora el cobro de un plan social y los beneficios de programas sociales dejarán de ser incompatible con el cobro de un salario en el sector.

El reclamo de les productores se basaba en que les trabajadores preferían no ser empleados temporalmente o serlo de manera informal para no perder los planes sociales. Pero esa no es toda la verdad. Cabe destacar que el jornal diario varía en cada actividad. Por ejemplo, en la cosecha del limón se paga $724 por completar 20 maletas cada una con 20 kg de limón. Para obtener un jornal se requiere completar el doble de esa cantidad, a los fines de obtener unos $1750 que con los descuentos se llega a sólo $1300. Sin embargo, cobrar ese jornal requiere no sólo una gran destreza por parte del trabajador sino también la suerte de contar con buen clima, con plantas con abundantes frutos, etc. En el caso excepcional de lograr completar todos los días un jornal y trabajar 22 días al mes, un trabajador cosechero podría alcanzar un sueldo de $28.600, bien por debajo de la canasta básica de $64.445.

Ante la situación, les cosecheres han cortado las rutas para exigir mejoras salariales y planes intercosecha (ver nota en Tramas.ar). Sin apoyo de la UATRE, no han recibido respuestas favorables ni de los empleadores y ni del Estado.

El trabajo a jornal implica un gran desgaste físico por la destreza, la fuerza, y la velocidad que se requiere para llegar a los volumen de cosecha pactados, así como por la exposición a agroquímicos, insectos, y el clima. La intensidad del trabajo junto con los bajos sueldos y los acuerdos paritarios por debajo de la inflación han sido el principal desaliento para tomar ese empleo.

Habilitar la compatibilidad del trabajo temporal con la asistencia social no implica solamente una mejora en los ingresos de una parte de les cosecheres sino también un beneficio a los agricultores. La CAME suele colocar en el discurso la imagen del pequeño y mediano productor que no puede costear los aumentos salariales. Sin embargo, ese productor en Argentina está desapareciendo desde hace décadas y su principal dificultad no es el problema de contratar el servicio de cosecha. Más bien, al contrario, son las cadenas de exportaciones de los grandes capitales las que concentran la mayor parte de la producción y comercialización; grupos económicos como el Grupo Lucci, la empresa SA San Miguel, la empresa Patagonian Fruit Trade (PFT), el Grupo Peñaflor, etc., que hasta cotizan en las bolsas de valores, les principales beneficiarios.

Más allá de la mejora en los ingresos de una parte de los trabajadores temporales puesto que según el gobierno se calcula que la medida alcanzará a 250.000 lo que representa un tercio del total de les trabajadores rurales asalariados. Es claro que la ganancia de estas actividades se siguen sosteniendo con la precarización laboral en desmedro de las condiciones de vida de gran parte de la población rural.

Andrea Haro Sly