El empobrecimiento pedagógico fruto de las políticas públicas

El empobrecimiento pedagógico fruto de las políticas públicas

15Ago21 3 Por Emiliano Barrera

Sobre lo importante en época de pandemia, y los tipos de enseñanza para evitar el contagio

Durante la implementación de las restricciones sociales, hemos visto algunas modificaciones concretas al ritmo de vida cotidiana en la escuela. Desde que apareció el virus SARS-COVID-19 y sus distintas variantes o “cepas”, la escuela en general y la enseñanza y el aprendizaje en particular, entraron en una especie de túnel del tiempo.

Las condiciones educativas en todas sus formas, prácticas de enseñanza, construcción de saberes de manera individual, formulación del conocimiento de manera colectiva, la valoración de sus conocimientos previos a través de la observación participante y la retroalimentación entre pares, sufrieron algunas condiciones que trastocaron la forma en la que se estaba desarrollando. En ese sentido, la pandemia sacó a la luz que somos parte de una época donde el aprendizaje venía siendo intencionalmente direccionado en función de una clara minimización de los contenidos, aumentando la brecha educativa entre pibes de una misma era. De esta manera, la escuela transformadora de las realidades y los mundos de cada niño, niña, adolescente y joven, se ha amplificado como una simple guardería o espacio de logística y distribución.

Es verdad que las distintas categorías que hacen al acto educativo y a la vida escolar son más que imprescindibles a la hora de pensar el espacio que habitamos cotidianamente. Lo cierto es que la escuela tal como la conocíamos está sufriendo una mutación en función de las necesidades impuestas por los organismos internacionales, promotores de nuevos saberes y competencias necesarias para el mundo del trabajo y los designios del mercado. El currículum prioritario se ha transformado en una síntesis, de la síntesis de la declaración de Purmamarca. La convención del 2016, dejó como evidencia que el acuerdo es tácito, entre todas y todos los encargados de la educación a nivel nacional y los representantes de los sindicatos docentes. Las bases para una escuela donde el Estado es responsable del acceso a una educación con los recursos necesarios, se incluye juntó a los núcleos de aprendizaje prioritarios y una vez más se prioriza estos últimos. Es más, la formación integral, de calidad, respetando nuestras raíces históricas, queda resuelto en contra de una concepción sobre la priorización de una educación pública gratuita y de calidad.

Cuando se plantea dar la posibilidad de una Educación más integral, que ataque la gran dificultad de es- tos años, la brecha educativa, debemos coincidir que sus orígenes son su consecuencia. De hecho, las políticas educativas tendientes al fortalecimiento del vínculo y la promoción de las políticas de cuidado, son carencias tan históricas que viene reflejada en la declaración de Purmamarca, el desarrollo continuo para una educación de calidad en pos del aprendizaje.

Si bien los principios comunes, que intentan llevar a la educación y el conocimiento como un bien publicó, tanto como un derecho social, son políticas de Estado que hacen identificable el síntoma, la existencia de una enfermedad, una anomalía que ya conocemos, pero característica de momentos históricos que ponen en evidencia este nuevo concepto: el empobrecimiento pedagógico. El cual emerge a la superficie luego de varios años de esfuerzos compartidos, permitiendo que los organismos internacionales se transformen en nuestros ministerios de educación.

En algún punto ¿Qué debemos enseñar? debería estar nutrido de las experiencias de les docentes durante la pandemia. Está claro que no podemos recuperar esos contenidos que no se dieron. En primer lugar, porque no es el momento. Hay una situación epidemiología vigente y sería futurología decir cómo va a continuar las restricciones impiden este proceso. En segundo lugar, porque no estamos volviendo a la misma escuela que conocíamos, y no todxs lo estamos haciendo en la misma medida temporal. Por eso es importante que las políticas educativas sean claras, continuas en el tiempo, y dejen de generar incertidumbre en lxs maestrxs y docentes. Eso es algo que aprendimos. El cuidado, el bienestar y el derecho de lxs sujetxs, están por encima de cualquier otro derecho. Promover las políticas de cuidado en épocas de excepcionalidad, es incumbencia y debe ser un eje articulador para toda la comunidad educativa. En efecto, hagamos un breve paréntesis y tratemos de destacar ¿cuáles son esas políticas? ¿A qué definimos un cuidado hacia los niños, niñas y adolescentes, o sea hasta los 18 años? En primer lugar, podemos tener algunos ejemplos muy concretos. Garantizar el acceso a la educación, con condiciones y recursos necesarios, el sistema alimentario escolar destacando un trabajo nutricional sobre la base de una alimentación sana y sustentable, darle intervención al EOE ante cualquier alarma, promover la Educación Sexual Integral, etc.

Todo este esfuerzo, esta construcción colectiva debería estar acompañada por una dinámica de trabajo más ordenada, organizada, atendiendo las particularidades de los distintos niveles y modalidades. La cobertura de cargos y módulos faltantes es central en la especialización y profesionalización docente. Hoy, una maestra, un docente o un jefe de área esta más abocado a las tareas administrativas y organizacionales que a la construcción de conocimiento en el aula. El sistema de burbujas en lo escrito, en la normativa, tiene varias falencias y estaría buenísimo implementarlo, pero si se trabaja en pareja pedagógica, si se cubren los cargos de auxiliares. Eso si es un tema más de políticas provinciales o regionales.

En este sentido, las distintas modalidades de enseñanza en la actualidad, la modalidad presencial, “en burbujas con distanciamiento”. La virtual o a distancia, “dependiendo de los dispositivos o recursos de conectividad con los que cuente la familia”. La combinada, con 15 minutos para corregir entregas y subir propuestas, “dependiendo que Internet funcione en la escuela”, no resuelve el gran dilema de la educación pública. Por el contrario, la experiencia nos demuestra que en algunos casos agranda la brecha al acceso, fomenta la deserción escolar y principalmente la de les pibes con menos recursos.

En síntesis, la escuela con la pedagogía de antes…1 es imperioso que la formulemos entre lxs que la habitamos. ¿Cuándo fue el último congreso pedagógico?, ¿Cuándo fue la última instancia de trabajó que atienda las demanda de los y las que últimamente deambulamos por las instituciones educativas? Es un momento excepcional y podemos pensar que un congreso pedagógico de los docentes como trabajadores de la educación deje de ser una medida excepcional. Si de pensar que escuela queremos ahí debemos estar.

Emiliano Barrera, integrante del Encuentro Colectivo de la Provincia de Buenos Aires, y de la Agrupación Docente Carlos Fuentealba de Lomas de Zamora.

1 La escuela después… ¿con la pedagogía de antes? por Philippe Meirieu

http://www.exactas.unlp.edu.ar/articulo/2020/4/22/la_esuela_despues_con_la_pedagogia_de_antes