A dos semanas de las PASO

A dos semanas de las PASO

29Ago21 2 Por Guillermo Cieza

Cuando faltan dos semanas para las PASO y se han conocido los candidatos y los discursos de campaña, parece que ya todas las cartas están echadas. Sin propuestas que entusiasmen, la incógnita es quiénes se llevarán el premio de ser elegidos como menos malos.



El escenario
Las elecciones se desarrollarán en un escenario muy particular caracterizado por una sostenida baja del salario real, que acumula en los trabajadores registrados una baja superior al 20% en los últimos seis años, un aumento de la pobreza que llega al 42% y del desempleo que llega al 11%. La primera observación es que los dos principales postulantes a ganar estas elecciones son responsables directos de esa caída. Juntos por el Cambio gobernó cuatro años y el Frente de Todos durante veinte meses. Aunque esta última fuerza puede alegar que la mayor responsabilidad es de la pandemia, y que la caída de las economías durante ese período no es un fenómeno exclusivamente local.
El otro aspecto a considerar es que el deterioro de las condiciones de vida de las mayorías populares en los dos últimos años, se ha desarrollado en un período de baja conflictividad social, a diferencia de lo ocurrido en otros países de América del Sur: Chile, Ecuador, Bolivia y Colombia. Esta “paz social” es un fenómeno bastante inusual en un país donde las abruptas caídas de ingresos, durante gobiernos constitucionales, fueron respondidas con importantes alzas de luchas sindicales y rebeliones sociales. A modo de ejemplo lo ocurrido durante el alza de luchas obreras durante “el Rodrigazo” (1975); los saqueos, durante la hiperinflación (1989) y la rebelión popular de diciembre de 2001.
Finalmente las PASO se van a desarrollar en un momento caracterizado por la suba de las acciones de las empresas argentinas en Wall Street y en el Merval, lo que da cuenta del optimismo de la clase empresaria y los especuladores financieros con respecto al resultado de las elecciones de medio término y las negociaciones con el FMI.


Las candidatas
No es una casualidad que quienes encabezan las listas de las principales alianzas en disputa sean mujeres. Las distintas fuerzas políticas han tomado nota del peso que han adquirido las mujeres a partir de las luchas por las demandas de género y el aborto legal y gratuito, etc. En algunos casos estas candidatas impulsan propuestas programáticas coherentes con las reivindicaciones del feminismo, en otros no ocurre lo mismo y su inclusión al frente de las listas responde puramente al marketing electoral.
La candidata más importante de Juntos por el Cambio es sin duda Maria Eugenia Vidal, porque se presenta en un distrito que ha sido siempre la vidriera pública de lo que ofrece el macrismo. El punto más flojo de la candidatura de la Vidal son sus propios antecedentes como gobernadora de la Provincia de Buenos Aires. A modo de ejemplo, Rodriguez Larreta trató de diferenciarse del gobierno nacional en estos tiempos de pandemia con una postura “en defensa de la educación”, imponiendo la presencialidad educativa a cualquier precio, pero presenta una candidata que dejó tierra arrasada en las escuelas bonaerenses. Por más que se disfrace Vidal, al igual que Macri, son la expresión de gestiones de gobierno que han causado un enorme daño social. En el momento de su elección como candidata, Rodriguez Larreta y el sector de Juntos por el Cambio que la promovió, valoró el perfil “dialoguista” de la Vidal. Pero la irrupción de Javier Milei con sus diatribas antipolíticas y de confrontación abierta con todo lo que huela a progresismo, obligaron a un cambio de discurso y el “hada buena” ha dejado lugar a “la madrasta de la Cenicienta”, una agresiva señora que se pone la armadura para defender a sus hijas privilegiadas. Detrás de frases huecas como “cruzaron un límite que no podía ser traspasado: el de nuestra familia, nuestros hijos”, aparecen sus propuestas negativas: “No vamos a votar una suba de impuestos ni la creación de nuevos tributos”, “no vamos a avalar la reforma sanitaria”, “no vamos a votar la reforma judicial ni el cambio del Procurador “, “no vamos a votar expropiaciones .etc.
La elección de la primera candidata a diputada por la provincia de Buenos Aires, Victoria Tolosa Paz, que por ser el distrito electoral más importante define la elección, da una radiografía exacta del mensaje que quizo trasmitir el Frente de Todos. Esta candidata no exhibe un gran brillo intelectual, ni trayectoria militante, ni representación territorial. Sobre esto último conviene recordar que Victoria Tolosa Paz, perdió en las últimas PASO con la lista encabezada por Florencia Saintout, en su distrito, La Plata, que después ganó Juntos por el Cambio. Es la pareja de un importante empresario de medios, Enrique “Pepe”Albistur, y vive en el country Grand Bell, donde tiene como vecinos a Julio Garro, Intendente macrista de La Plata, Carolina Piparo, referente de la lista de Jose Luis Espert, etc. Su imagen es la de una peronista de barrio privado con sensibilidad social. Y así aparece en los spots publicitarios.
La candidata a diputada por el PTS/FITU, por CABA , Myriam Bregman, es sin duda una figura descollante dentro de la izquierda. Es una militante con trayectoria en Derechos Humanos, con mucha formación política y capaz de escuchar y dialogar sin perder sus convicciones políticas. Bregman, que puede citar a Rodolfo Walsh, sin ruborizarse, lo que revela que conoce bastante de historia nacional, es una de las pocas figuras políticas cuya aparición en un programa de televisión no invita a hacer zapping. Se espera de ella una reflexión inteligente, un comentario sensato.


Las campañas
La campaña de Juntos por el Cambio tiene la dificultad que no puede armar un relato justificatorio del evidente descalabro económico que dejaron sus cuatro años de gobierno. Sus posicionamientos frente a la pandemia fueron irresponsables y zigzagueantes, pero cuando resolvieron apoyar la vacunación, lo hicieron bajo la suposición de que el gobierno demoraría en la aplicación de las vacunas, que fue algo que no sucedió. Que el principal motor de su campaña sea agitar una foto que le regaló el presidente Alberto Fernández haciendo una fiesta privada en Olivos con 11 personas invitadas en plena cuarentena, expresa la pobreza de sus argumentos. La ausencia de ese relato intenta compensarse con apelaciones al miedo: a la dictadura, al narcotráfico, a situaciones de mayor padecimiento económico, al adoctrinamiento en las escuelas, al incremento de la inseguridad, etc. Este tipo de campaña tiene la adhesión de un núcleo duro de votantes que son de derecha, pero parece insuficiente para seducir a los no tan convencidos. Encima, las PASO y las elecciones de medio término se concretarán en un período donde el martilleo de los medios de comunicación que concentra la derecha, tendrán menos influencia porque se habrá superado la etapa de cuarentenas y encierros rigurosos. Una mayor socialización favorece que las percepciones sociales se acerquen a la realidad.
La campaña del Frente de Todos está centrada en que vendrán tiempos mejores. Y el asidero en la realidad es que va a desarrollarse en fechas en que habrá mejoras en los ingresos de los trabajadores y mayor empleo, partiendo de los niveles mencionados que son de los más bajos del siglo. Al concretarse las PASO, estas mejoras serán muy leves. Podrían haber sido más acentuadas sino hubiera mediado una decisión del gobierno de privilegiar la buena letra con los acreedores internacionales y los grandes grupos económicos. Están ingresando en la Argentina 4.355 millones de dólares aportados por el FMI en concepto de Derechos Especiales de Giro (DEG), que bien podrían ser destinados a dar un fuerte impulso a recuperar las jubilaciones, los ingresos de los trabajadores estatales, docentes y de la salud, aportar al desarrollo de la economía popular y la obra pública. Pero el gobierno ha decidido que ingresen a la caja para fortalecer reservas.
Estas decisiones ejemplifican los límites de la campaña del Frente de Todos y su propia propuesta política. Temen más a los mercados que a las consecuencias de no cumplir sus promesas y compromisos con el pueblo. Apuestan a que tanto la CGT como los movimientos sociales oficialistas, continuarán siendo eficientes como amortiguadores de conflictos. Y que en las urnas, la falta de propuestas de la oposición de derecha y el recuerdo de los tiempos del macrismos serán suficientes para que sectores populares no vuelva a votar a Juntos por el Cambio.
La pandemia y sus efectos traumáticos terminan siendo el mejor aliado del Frente de Todos. Que hayamos vivido 18 meses de pandemia ayudan a justificar por qué no pudieron detener la caída de salarios, jubilaciones y empleo, ni impedir el aumento de la pobreza y la indigencia. También confirma que han cumplido lo prometido que fue vacunar masívamente. La apuesta del Frente de Todos es riesgosa. Las bolsas de valores de Nueva York y Buenos Aires ya votaron a su favor, veremos qué sucede cuando millones de habitantes de este país voten en las PASO.
En esta elección habrá distintas propuestas de izquierda pero la más representativa será seguramente la que encarna el FIT-U. La campaña del FIT-U tiene como eje central reducción de la jornada laboral a 6 hs, con un salario que sea como mínimo equivalente a la canasta familiar, pensando que esa propuesta puede unir la fuerza de los trabajadores ocupados y desocupados. Las demás propuesta son las clásicas de los programas de la izquierda como la oposición al pago de la deuda externa y al extractivismo, e iniciativas como construir un plan de viviendas populares donde se de prioridad a las mujeres víctimas de violencia.
El discurso de la izquierda expresada en el FIT-U, valora que han concretado la mayor unidad posible dentro de las fuerzas políticas que se oponen al gobierno y a las oposiciones por derecha. También reconocen que el espacio que confronta con las políticas neodesarrollistas o neoliberales, es mucho más grande. Intentando representar a ese espacio una de sus consignas de campaña es convertirse en tercera fuerza. En las PASO y las elecciones de medio término disputarán ese lugar con los sectores ultraliberales y afines con la última dictadura como los encabezados por José Luis Espert y Javier Milei.
Resulta difícil hacer una crítica a expresiones como el FIT-U, por parte de quien pertenece a una izquierda mucho más fragmentada, con menor incidencia política y de quien considera que no es una virtud revolucionaria no presentarse a elecciones. Pero esta reflexión estaría incompleta si evado el tema.
Debe reconocerse a esta izquierda que haber mantenido la unidad desde 2011 no es poco, pero también es cierto que no haber superado el acuerdo de fuerzas políticas que se definen troskistas, significa pocos avances desde su punto de partida hace diez años. Los partidarios del FIT-U opinan que ese perfil es una demostración de coherencia y solidez política sin embargo creo que, la endogamia, como sucede en las uniones entre entre parientes, no es antecedente favorable para enriquecer la descendencia ni para aprovechar circunstancias favorables para el crecimiento. Por eso al FITU-U le cuesta mucho capitalizar electoralmente los corrimientos centristas del Frente de Todos, como las posiciones conciliadoras con el capital. Distinto ocurre con la derecha ultraliberal, que capitaliza rápidamente cualquier corrimiento al centro de Juntos por el Cambio.
Advierto cierta comodidad del FIT-U ocupando un espacio en el abanico electoral y la democracia representativa, con poca propensión a disputar poder político en serio, como lo hicieron otras fuerzas de izquierda en Nuestramérica. También, y a difererencia de esas otras fuerzas de izquierda que disputaron poder político e incluso ganaron gobiernos por vía electoral, me parece evidente que el FIT-U, no cuestiona la democracia representativa. Propone votar cada dos años y la lucha en la calle, pero no propone otras formas alternativas de ejercer la democracia.
El FIT-U da una oportunidad de votar diputados y concejales que seguramente no acompañarán medidas antipopulares. Para quienes somos de izquierda, el voto al FIT-U tranquiliza la conciencia, pero no entusiasma al punto de suponer que se está apoyando una fuerza política que pueda producir en el país cambios revolucionarios.


Un repaso de las opciones presentadas explica la apatía bastante extendida con respecto a las PASO. ¿Esta apatía promoverá el crecimiento de la abstención electoral ? Todavía falta para hacer pronósticos, lo que es seguro es que: en los votos positivo, la lógica de votar al menos malo será dominante.

Guillermo Cieza

Foto: Perfil