De la regulación y la emancipación en los derechos humanos
6Sep21Los derechos humanos tienen una génesis positivista liberal que los subsume bajo la égida de la opresión de clase, encontrándose con ello parte de su materialidad en el Estado al formar parte de la superestructura legal estatal, son por ello usados por las clases dominantes para la regulación social.
Existe para ello una hegemonía cultural que se despliega desde un saber jurídico legal, de tintes académicos que además tiene su correlato en parte del movimiento de derechos humanos y en algunos de sus máximos exponentes que fomentan los derechos humanos como un subgénero del derecho jurídico, albacea del Estado de derecho liberal.
Además hay una operatoria cultural que se engendra en la memoria que busca propiciar una mirada sobre la misma sacándole todo lo disruptivo que pueda contener y asimilando la historia al orden opresor del capital. Las implicancias de esto son muchas y variadas, quizá si nos situamos específicamente en el ahora, podríamos referenciar como una consecuencia clara de ello que en medio de una campaña electoral no haya una constante denuncia de la barbarie de la pobreza. Y los índices de casi el 50% de la población bajo la misma, sea en parte por los mecanismos de dominación desplegados en torno a los derechos humanos y en parte de sus referentes.
Aunque que ello no forme parte de la agenda electoral a nosotros no nos sorprende ya que la pobreza y la indigencia son la violación a los derechos humanos más integral y sistémica con la dominación capitalista.
Seamos claros los derechos humanos están institucionalizados, formando parte de la agenda estatal, de esta manera la regulación obtiene la eticidad en el discurso y en los símbolos que de otra manera no podría tener. La eticidad se despliega de muchas maneras, apelando al discurso de “primero los pobres” o “el futuro será verde o no va a ser”https://twitter.com/alferdezprensa/status/1354853038947762180. En lo simbólico el más claro ejemplo es que se les haya regalado pañuelos blancos a capitalistas gestores del Estado, siendo el Estado el que viola los derechos humanos, oxímoron imposible de asimilar ciertamente.
En torno a los derechos humanos desde la regulación se estructura un capitalismo que en el mejor de los casos busca de manera progresiva cumplir con algunos derechos, pero siempre consumando para ello la división de los derechos humanos en derechos exigibles, que serían los derechos civiles y políticos y derechos no exigibles, que son mediados por la realpolitik en la búsqueda de consensos. Lo que en realidad se busca es posponer derechos fundamentales, como lo son los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales a la espera del derrame de la copa o de la distribución de la riqueza capitalista.
Los derechos humanos están instituidos, porque son Estado, pero son instituyentes. Lo que debemos comprender y ello encierra una gran dificultad, es que gran parte de lo instituyente está cooptado por lo instituido, siendo lo instituyente la clase trabajadora y el pueblo y lo instituido el orden opresor y lo legal. Es por ello que desde la praxis en la defensa de los derechos humanos debemos hacer trabajar ambas dimensiones (instituido-instituyente) dialécticamente para fundar unos derechos humanos en diálogo con la emancipación.
Ante ello requerimos pensar los derechos humanos desde otros cimientos. Debemos fundar una nueva epistemología de los derechos humanos, para ello tenemos varias herramientas a nuestro favor. Lo primero, que todos los pactos tratados y convenciones de derechos humanos son exigibles al Estado. Y al ser normas y leyes pueden ser interpretados de manera tal que podemos apropiarnos de su sentido. Desde aquí debemos dar la batalla desde lo instituyente hacia lo instituido sobre la integralidad de los derechos humanos. Ella queda palmariamente clara a través de la Declaración de Viena que dice “5. Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y están relacionados entre sí. La comunidad internacional debe tratar los derechos humanos en forma global y de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y dándoles a todos el mismo peso. Debe tenerse en cuenta la importancia de las particularidades nacionales y regionales, así como de los diversos patrimonios históricos, culturales y religiosos, pero los Estados tienen el deber, sean cuales fueren sus sistemas políticos, económicos y culturales, de promover y proteger todos los derechos humanos”. https://www.ohchr.org/documents/events/ohchr20/vdpa_booklet_spanish.pdf Usando con ello a nuestro favor un aspecto doctrinal de los derechos humanos que es que suplen o modifican el derecho interno. Como queda por otro lado palmariamente claro a través de la Observación General N°9 que realiza el Comité del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) de título por demás claro “La aplicación interna del Pacto”.https://www.escr-net.org/es/recursos/observacion-general-no-9-aplicacion-interna-del-pacto
Sí debemos tener muy presente que el horizonte de época contiene un fetichismo estatista que debemos combatir. Y al cual también hay que apelar sin fetichismo, para que el Estado no sea la exclusiva “piscina” donde les opresores despliegan sus cualidades natatorias de gestión y conducción.
Es desde la integralidad de los derechos humanos que debemos intentar plasmar una nueva epistemología que pueda hacer foco, analizar y plasmar los derechos humanos desde una perspectiva anticapitalista, pues debemos dejar axiomáticamente claro que hay una claro antagonismo entre los derechos humanos instruidos desde la integralidad y el modelo civilizatorio capitalista.
Damián Ravenna
Presidente
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Zona Norte de la Provincia de Buenos Aires
APDH ZONA NORTE
Imagen: Sin pan y sin trabajo, de Ernesto de la Cárcova. Tomada del sitio oficial de Museo Nacional de Bellas Artes.