Las debilidades y la incertidumbre del gobierno peruano

Las debilidades y la incertidumbre del gobierno peruano

30Oct21 0 Por Jesús Rojas

Hace tres meses asumió la presidencia del Perú, Pedro Castillo, sin embargo, es víctima de una campaña feroz de hostigamiento a su gestión por parte de los grupos económicos, los medios de comunicación y el Congreso. Y además, el presidente ha perdido el respaldo de un sector del partido que lo llevó a la presidencia.

Pedro Castillo, un campesino y profesor rural fue elegido presidente del Perú en unas elecciones democráticas en el cual compitió en el ballotage con Keiko Fujimori, hija del dictador Alberto Fujimori. A partir de ese momento los partidos de derecha no cesan en despreciar la democracia y la voluntad popular, y siguen atacando sin un mínimo descanso a un gobierno legítimo.
En el Perú existe un intento de golpe al ejecutivo, la derecha sin camuflaje sigue desconociendo el resultado electoral. Eso se expresa en que los partidos de derecha como el de Fuerza Popular, Avanza País, Renovación Popular, Alianza para el Progreso y la dirigencia de Acción Popular siguen sin aceptar los resultados del proceso electoral, como se vio con los casi cincuenta días de demora para la proclamación del presidente Pedro Castillo.
Ante esos ataques las organizaciones políticas conformaron el Frente Nacional por la Democracia y la Gobernabilidad para exigir la proclamación como presidente de Pedro Castillo, como también la defensa de su gobierno hasta su culminación que terminaría el 2026.
Hasta el momento vemos un Congreso hostil al ejecutivo, y que no quiere un cambio de rumbo político y económico, ni mucho menos de la Constitución. Por eso, hizo caer a algunos ministros hasta terminar con el primer gabinete de Guido Bellido. El parlamento quiere un presidente que no cumpla con sus promesas, y podrían dejarlo vacante si en caso se rebela, pero el presidente tiene todas las facultades para cerrar el Congreso.
El problema es que los legisladores no se lo permitirían porque antes podrían pedir la destitución del mandatario generando el caos en una débil democracia. No hay que olvidarnos que años anteriores en el Perú fueron destituidos los ex presidentes: Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra. En el período de 2016 a 2021 el Perú tuvo cuatro presidentes, eso demuestra que no hay una cultura de respeto a la institucionalidad.
“El modelo económico no se toca”, es una de las consignas de la derecha, y hace más de tres décadas –desde que se instaló el neoliberalismo- que nadie tiene la osadía de transformarlo. Hasta el momento el presidente Castillo no para de ceder ante las demandas de los grupos de poder que no titubean y atacan sin tregua al gobierno para desestabilizarlo y acelerar su caída.
En la actualidad, el Perú mantiene una economía reprimarizada, esto fue impulsada por la dictadura de Fujimori, que impuso un modelo neoliberal que, privatizó y concentró la economía, principalmente, en capitales extranjeros. Para llevar adelante ese modelo se cambió la Constitución Política del Perú, que aún sigue vigente.

El país andino sigue manteniendo el modelo primario exportador. A pesar de haber tenido diferentes presidentes ese modelo económico no se modificó sino que se fue agudizando. La década de oro (2003 – 2013) casi duplicó el PBI con un crecimiento promedio de 6.4% o 7.1%. Pero ese crecimiento no estuvo acompañado de desarrollo, sino que se beneficiaron los mismos sectores del establishment. El pueblo peruano no accedió a nuevos derechos ni tampoco hubo avances en materia de educación, salud, empleo formal, desarrollo tecnológico, innovación e infraestructura, etc.

En ese sentido, la crisis sanitaria provocada por la pandemia no solo ha desnudado el fracaso del modelo neoliberal, sino que ha mostrado lo cruel y deshumano que es el sistema con los que no pueden pagar por su salud y, por ende, por sus vidas, y que hasta la actualidad, se han cobrado más de 200 mil vidas, siendo uno de los países con más muertos por millón de habitantes. En Perú se vive una situación muy compleja del empleo debido a que más del 70% de peruanos tienen trabajos informales sin tener acceso a derechos laborales.

Es un país donde el caos y el desorden se ha naturalizado en la cultura peruana, el neoliberalismo penetró tanto en las subjetividades que no se cansa en liquidar todo acto de solidaridad. El individualismo y las prácticas egoístas son moneda corriente. ¿Cómo entender a un pueblo que no se irrita ante el abuso de los precios de medicamentos en plena pandemia? Ante la falta de regulación por parte del estado, los peruanos se tuvieron que endeudar para salvar las vidas de sus familiares, y en otros casos, para pagar los gastos de las muertes.

En Lima, en plena pandemia los precios del oxígeno medicinal se dispararon y escaseaban, y era natural dormir dos días afuera de los puestos de negocios para conseguirla. Pero no solo eso, sino que incluso, se llegó a vender oxígeno industrial -dañino para la salud – y algunos llegaron a trabajar haciendo cola y ceder su lugar a otra persona -por el precio de 15 a 20 dólares- para que puedan comprar oxígeno de forma más rápida.

Además, en el Perú la corrupción está enquistada en los distintos estamentos del estado, siendo el país donde los presidentes de los últimos treinta años tienen procesos de corrupción, y uno de ellos, Alan García, se suicidó al ser investigado por la justicia.

Castillo y las organizaciones

Castillo en campaña tuvo un discurso radicalizado pero tras llegar a la presidencia se empezó a ablandar. ¿La moderación se debe a sus propias limitaciones o su miedo que la derecha le impida avanzar? Su gobierno es demasiado débil, con escasa base social y con poca injerencia en los movimientos sociales, además, muchas de las organizaciones que respaldan al presidente, en realidad, son meros cascarones que cuando se expresan en las calles lo hacen de forma desarticulada. Es un país complejo, en el que la militancia es escasa, muchas provienen de ONGs que son financiadas por organismo internacionales y, a eso sumémosle la inexistente mística.

En Perú las movilizaciones en defensa de derechos que son convocadas por organizaciones tienen poca participación, es un país donde la gran mayoría vive a espaldas de la política y de su realidad, es como si se sintieran extranjeros. Al no existir organizaciones populares fuertes y consolidadas las movilizaciones llegan a tener poco poder de convocatoria y terminan siendo no en las grandes avenidas sino en sus estrechas veredas.

Sin embargo, en momentos de hartazgo, los ciudadanos auto-convocados salen a las calles y con su entusiasmo pueden tirar proyectos de ley y tumbar presidentes. Son una fuerza contundente, pero a la vez efímera porque no logran construir una organización sólida que pueda perdurar en el tiempo, sino que terminan con su objetivo y se retiran al refugio de sus casas.

Las organizaciones que acompañan a Castillo son desorganizadas y desarticuladas, la tasa de sindicalización es una de las más bajas en la región, siendo alrededor del 7%, donde 12 de cada 100 de la Población Económicamente Activa (PEA) no tiene trabajo decente. El presidente en vez de apoyarse en el pueblo y empezar a convocar al pueblo a movilizarse para llevar adelante transformaciones, lo que hace es negociar y ceder a las exigencias de la derecha. Su gobierno carece de línea y es huérfana de conducción, eso se expresa en la falta de coordinación entre integrantes del gobierno y las constantes contradicciones en sus discursos.

El Congreso, la cuestión de confianza y la vacancia

El congreso también avanza en limitar las funciones al presidente. Hace unas semanas se aprobó por insistencia el proyecto de ley que regula la cuestión de confianza. Las bancadas que votaron a favor de reducir las facultades del gobierno fueron Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Avanza País, Renovación Popular y Podemos Perú, con un objetivo muy claro, que es la vacancia presidencial.

El ejecutivo había presentado la propuesta de regular la cuestión de confianza y la vacancia presidencial, para que esta última procediera solo por incapacidad mental o física, pero el Congreso se negó llevar a debate esa solicitud del ejecutivo. Frente a esa situación, desde el Ejecutivo presentaron ante el Tribunal Constitucional, quien admitió por unanimidad la demanda de inconstitucionalidad contra las modificaciones aprobadas a la cuestión de confianza, y se espera un comunicado sobre la norma aprobada.

El lunes 25 de octubre la premier Mirtha Vásquez se presentó en el Congreso para exponer las políticas generales del gobierno. Vásquez estuvo acompañada de todos sus ministros para solicitar el voto de confianza a los parlamentarios. Sin embargo, la presidenta del Congreso María del Carmen Alva, tuvo que suspender el pleno, debido al fallecimiento del congresista de Perú Libre, Fernando Herrera.

Todo indicaría que la derecha compuesta por Fuerza Popular, Renovación Popular, Avanza País le negaría el voto de confianza. Cabe aclarar que Castillo no es militante de Perú Libre sino invitado, y ahora está en conflicto con el partido que le llevo a la presidencia y, todo indicaría que eso se agudizaría ya que un grupo de la bancada ha dicho que no le daría el voto de confianza a la Presidenta del Consejo de Ministros Mirtha Vasquez, debido a que consideran que es un gabinete de centro derecha.

En el partido Perú Libre un sector que responde a Vladimir Cerrón se distancia del presidente Castillo, incluso, en un comunicado expusieron que no darían el voto de confianza al gabinete de Mirtha Vásquez y, además, anunciaron expulsiones de algunos de sus militantes. “Las designaciones de las ministras militantes Dina Boularte y Bettsy Chávez Chino, no nacen de una propuesta partidaria ni de bancada, sino de actos estrictamente individuales, por lo que no nos representan”, se lee en el documento.

“El Partido invoca a su bancada dar cumplimiento a las conclusiones de esta asamblea, anunciando que no emitirá el voto de confianza al gabinete caviar, no hacerlo implicaría una incoherencia principista”, finaliza el pronunciamiento.

En la bancada de Perú Libre compuesta por 37 parlamentarios, las diferencias se expresan y no funcionan como bloque sino con mucha descoordinación. Uno de los congresistas de ese partido, Óscar zea, detalló que “no dar el voto de confianza es votar junto a fujimoristas y golpistas”. En relación a las declaraciones de su compañero de bancada, Jaime Quito dijo que “esa en su decisión pero aquí lo que necesitamos es que los partidos se fortalezcan y que el gobierno también no se deje llevar por lo cantos de sirena de gobernabilidad, sino que aquí necesitamos cumplir la promesa a nuestro pueblo”.

La falta de comunicación hace que exista malas interpretaciones tanto es así que otro congresista; Jorge Coayla sostuvo que el cambio de gabinete se hizo en coordinación entre el presidente Pedro Castillo y el líder del partido Perú Libre, Vladimir Cerrón. Posteriormente, Quito, legislador de la misma bancada tuvo que responder: “Tanto el partido como la bancada no han tenido absolutamente nada que ver con la designación de los ministerios en el último gabinete”.

Las internas entre el presidente y su bancada partidaria, es aprovechada por los medios de comunicación. Recordemos que las campañas de difamación terminaron con la renuncia del ex Canciller Héctor Béjar, quien tuvo que abandonar su ministerio y también se empezó a interpelar a otros ministros. Seguidamente, el presidente Castillo presionado por los grupos de poder económico apartó a Guido Bellido del premierato. Y al mismo estilo, ahora en el gabinete de Vásquez piden la renuncia del ministro del Interior, Luis Barrenzuela.

Tampoco podemos dejar de mencionar que en el nuevo gabinete se incluyeron a un poco más de mujeres, pero sin llegar a la paridad. Y los cambios de algunos ministros se realizó de forma burda e irrespetuosa. “Vaya a buscar tu fajín para la juramentación”, fue lo que le dijo Castillo a uno de los ministros, posteriormente, el funcionario se dirigió al lugar, pero los encargados de la seguridad no lo dejaron ingresar porque el presidente había prescindido de él. Lo mismo le sucedió a otro funcionario que se enteró por un mensaje de WhatsApp, que lo habían retirado de su cartera.

Además, la presidenta del Congreso María del Carmen Alva Prieto junto a su bancada presentó una serie de proyectos de ley que atentan contra los derechos de los trabajadores y que tiene sustento en la agenda que viene ejecutando la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (CONFIEP).

Entre las propuestas del proyecto se encuentran eliminar derechos laborales, fraccionar las gratificaciones dentro de la remuneración mensual, los ceses individuales y colectivos, aumento de las horas al trabajo parcial y hacer más flexibles los contratos laborales. Ante este paquete de proyectos la CGTP con poca fuerza de convocatoria salió a las calles a rechazarlo.

Se crean nuevos partidos alrededor de la figura del presidente

La Federación Nacional de Trabajadores de la Educación (Fenate-Perú), fundado en el 2017, por el presidente Pedro Castillo, es el impulsor del Partido Político Magisterial y Popular que se inscribió ante el Jurado Nacional de Elecciones, registrando más de 24 mil afiliados, que es la exigencia de la ley peruana para que un partido obtenga el registro legal. El próximo año en el Perú se desarrollaran elecciones regionales y municipales para el período 2023-2026.

El Secretario General de Lima del Partido Político Magisterial y Popular, Lorenzo Ccahuana, dijo que “la inscripción del partido nace de nuestro sindicato, de nuestra Federación Nacional de Trabajadores de la Educación (Fenate-Perú), en conjunto con los sindicatos regionales o de bases”.

Además, se ha lanzado el partido “Peruanos Como Tú” (PCT) con Pedro Castillo como símbolo. Y hay rumores que se estarían creando otro partido alrededor del presidente. ¿Es necesario tantos partidos? En el Perú no se puede reelegir inmediatamente al presidente, pero sí al partido.

La reelección después de la dictadura fujimorista nunca ha sucedido en el Perú debido a que todos los partidos que gobernaron quedaron muy desgatados y obtuvieron una pésima votación o en otros casos desaparecieron después de gobernar, incluso, los partidos que gobernaron pos-dictadura, ahora no cuentan con inscripción.

Un repaso del triunfo de Castillo

En las elecciones la favorita en toda la izquierda era Verónika Mendoza, pero la realidad demostró otra cosa, Pedro Castillo dio el batacazo y pasó al ballotage. Tanto los partidos de izquierda como el Frente Amplio y Juntos por el Perú empezaron a dilatar su apoyo a Castillo, mientras la derecha en bloque se solidarizaba para acompañar a Keiko Fujimori, hija del dictador Alberto Fujimori.

En la izquierda peruana la ética se alejo de la política, los partidos políticos son cortoplacistas, muy distanciados de la idea de construir a largo plazo. El pragmatismo electoral de acuerdo a conveniencias partidarias los enceguece y les marca su rumbo de desorientación. En estas últimas elecciones pudimos ver como varios líderes de izquierda participaron de la elección debido a que no pudieron unificarse en base a ejes programáticos porque discutir esos temas se volvió obsoleto.

Ganar una elección no te garantiza hegemonía. Castillo ganó porque muchos peruanos se identificaron con un hombre humilde y trabajador, que es la realidad de la mayoría de peruanos que laboran para sobrevivir. Y además, porque es un país donde el movimiento antifujimorista es muy fuerte, incluso, ese odio al último dictador podría expresarse un partido político. Para algunos peruanos votar contra Fujimori es un “deber”, es una obligación moral.

Pero Castillo no apareció del aire, sino inició su carrera política a comienzos del 2004, participó casi dos décadas activamente en el partido Perú Posible, del expresidente neoliberal Alejandro Toledo (2001 – 2006), quien actualmente está procesado por corrupción. “Nos ratificamos para que, en el marco de una nueva Constitución, rescatemos los recursos estratégicos del Perú”, dijo Castillo, en varios de sus discursos. Y planteó la nacionalización del gas de “Camisea” para que sea para todos los peruanos.

Para el dirigente de izquierda Enrique Fernández, el triunfo de Castillo es el resultado de una búsqueda de “conducción” por parte del pueblo peruano. “Hace tiempo que el pueblo está buscando una conducción, es algo que no logran a entender (los partidos) porque priorizan el acuerdo entre las cúpulas, y acá hay un movimiento muy independiente. Hay toda una corriente en el movimiento de masas que está buscando una conducción”, manifestó.

Perú y la región latinoamericana

Perú no es un país aislado. La realidad latinoamericana vive momentos de mucha incertidumbre debido a que no encuentra una salida, sino que se adentra en una polarización entre gobiernos progresistas/populistas/ izquierda versus gobiernos de derecha que, hasta el momento sigue vigente en la región y todo indica que por unos largos años va a seguir el proceso de alternancia (progresismo/izquierda – derecha), mientras no se construya un movimiento por fuera de estos dos modelos que, en el fondo no mejoran la calidad de vida de los latinoamericanos. ¿El gobierno de Castillo puede estar por fuera de estos dos bloques?

Por un lado, tenemos a los gobiernos de la ola de izquierda que han garantizado algunos derechos e impulsado la intervención del estado en la economía, lo cual es keynesianismo, pero que en estos largos tiempos los grandes medios de comunicación lo confunden con socialismo y, en otros casos, lo vinculan con el comunismo. Por otro lado, tenemos gobiernos de derecha que intentan seguir teniendo ese privilegio de acumulación de riqueza sin una mínima regulación del estado, eso tiene como consecuencia pérdida de derechos de los trabajadores, precarización o tercerización laboral, privatizaciones, etc.

Más allá de las diferencias de esos dos proyectos, los gobiernos de la región siguen manteniendo un modelo extractivista donde no existe grieta alguna. Esa polarización por el momento se viene extendiendo y aún no se asoma un proyecto superador con ambición de poder real que pueda combatir la contaminación ambiental, el extractivismo y que levante las demandas de los pueblos originarios, entre otros. En estos tiempos, aún no termina de morir lo viejo, pero tampoco comienza a nacer algo nuevo.

Ante ese escenario: ¿Qué hacer? El gobierno peruano tiene la tarea de construir un movimiento por fuera de estos modelos, “sin calco ni copia”, como diría el Amauta, o por resignación se podría alinear a uno de esos bloques, anteriormente mencionados.

En los últimos años en América Latina hemos visto como los presidentes han sido destituidos por golpes institucionales, los casos son Honduras, Paraguay, Brasil, Bolivia, Perú, etc., en otros países han habían intentos pero han sido evitados por la movilización popular de sus pueblos. ¿El Perú podría volver a ser víctima de un golpe? La experiencia indica que si el gobierno pretende hacer transformaciones económicas en beneficio de los sectores más vulnerables, sin apoyarse en la movilización en las calles, sin las organizaciones populares, podría correr la misma suerte que los presidentes destituidos.

Si el gobierno pretende perdurar tiene que apoyarse en el pueblo movilizado pero no lo está haciendo. Sus aliados tampoco lo hacen y sin lo hacen es con mucha tibieza. Muchos dirigentes han empezado a burocratizarse, salvo excepciones, no lidian entre el parlamento y la lucha política en las calles, porque es, en ese ámbito donde se da la disputa por exigir nuevos derechos. La derecha con el grupo La Resistencia que, responde al fujimorismo, se mantiene activa y se expresa en las calles pidiendo la vacancia presidencial y juntando firmas para decirle “No a la Asamblea Constituyente”, de esa forma defienden la constitución de la dictadura fujimorista.

El Perú sigue estando dividido, es un país partido en dos. Por un lado existe un sector que defiende la voluntad popular expresada en las urnas y que desea anhelosamente que el primer presidente campesino siga gobernando para hacer los cambios necesarios que necesita el país; y por otro lado, se encuentran los grupos de poder económico, los grande medios de comunicación con su grosera prensa que, roza lo pornográfico y un Congreso que obstruye, mienten sin pudor y que hace todo el esfuerzo posible para desestabilizar al ejecutivo, con la sola finalidad de seguir manteniendo sus perversos privilegios.

Tres meses de gobierno

Falta poco para que se cumplan los 100 días y todo indica que el gobierno no cumpliría con todas sus promesas de campaña. La renegociación de Camisea sigue siendo una incertidumbre debido a los mensajes contradictorios del presidente. El aumento de los precios en productos de necesidades básicas genera malestar en un cierto sector que voto por Castillo, el alza del dólar también provocó indignación en un país acostumbrado a tener una baja tasa de inflación. La moneda estadounidense llegó a 4.20 soles, ahora se cotiza a 3.98 soles.

Cabe resaltar que desde el ministerio de Economía anunciaron una reforma tributaria, en el cual subirían el impuesto a la renta a personas con ingresos mayores a 300 mil soles anuales (75 mil dólares), eso solo afectaría a menos del 0.5% más rico del total de contribuyentes del país. También se elevarían las tasas a empresas, alquileres y venta de inmuebles, con esa medida el gobierno espera recaudar S/ 12.000 millones adicionales cada año.

Es una medida progresista porque permitiría que los de alto poder adquisitivo puedan pagar más y evitaría gravar a los que menos tienen. No obstante, los sectores de bajos recursos se indignan porque consideran que ellos serán los afectados cuando en realidad eso no les afectara y les podría beneficiar. Pero ¿por qué sucede eso? Los medios de comunicación ayudan a presentar los intereses “particulares de la clase dominante” y lo presentan como “intereses universales”, en ese sentido, ante la falta de conciencia de clase los pobres podrían salir a defender con uñas y dientes intereses ajenos.

El Perú sigue siendo sombrío, es un país donde lo putrefacto impide transformaciones profundas que mejoren la vida de millones de peruanos. ¿Hasta cuando la infamia se creerá la dueña del país? ¿Acaso somos una nación condenada a la miseria y desgracia? Si nuestro destino es el infierno, es nuestra obligación cambiar ese rumbo de nuestra historia.

En ese caótico escenario es una necesidad construir organizaciones populares rompiendo con esa rancia y vil cultura en la que están acostumbrados a hacer política en el Perú. Se tienen que prohibir esas prácticas de entrar a la política solo con la finalidad de obtener un puesto de trabajo o buscar beneficios propios o hacer política de modo clientelar como lo hacía el fujimorismo.

Si verdaderamente se quiere transformar el Perú se tiene que barrer con esa cultura, dónde se dejen de lado los estúpidos egos y discusiones vanas de personalismos que llevan a ausentar el debate de ideas. Tiene que haber un proceso de empezar a analizar seriamente al Perú. Sin debates de la realidad peruana todo estará condenado a repetir los mismos errores. Tampoco se puede caer en la equivocación de seguir haciendo política en base a los deseos, un militante que analiza la situación nacional dejándose llevar por sus pasiones está condenado al fracaso.

En Perú se tiene que trabajar en la construcción de organizaciones en base a la ética y que puedan perdurar en el tiempo bajo una línea programática que, defienda los intereses de los sectores más vulnerables y que tengan como objetivo combatir la corrupción, la lucha por la justicia social y ecológica, la defensa de los derechos de las mujeres, las minorías sexuales y de los pueblos originarios, el acceso universal a la salud y educación, entre otros. Y no podemos olvidarnos del recambio generacional, que es fundamental para que esa línea pueda seguir teniendo continuidad.

“El pensamiento es pesimista y la voluntad optimista”, es una de las máximas gramscianas, bajo esa consigna los peruanos tienen mucho por hacer si quieren que el Perú sea un lugar digno donde vivir.