Despidos más fáciles y baratos con acuerdo sindical

Despidos más fáciles y baratos con acuerdo sindical

5Nov21 0 Por Daniel Campione

José Luis Lingeri, eterno dirigente sindical de Obras Sanitarias y secretario de Acción Social de la CGT, mostró una mirada benévola ante la posibilidad de que se suprima la indemnización por despido. Tal posición coincide con un proyecto legislativo presentado hace poco por Juntos por el Cambio y con el sostenido anhelo de las organizaciones patronales de debilitar los derechos laborales.

¿Qué fue lo que dijo Lingeri?

En una entrevista realizada por el periodista Mariano Obarrio para  La Nueva República hizo diversas manifestaciones orientadas a facilitar la desvinculación de los empleados por parte de los empleadores. Expresó por ejemplo “La doble indemnización no tiene que ser eterna” y se refirió a la necesidad de “crear trabajo”, en implícita contraposición con las restricciones a los despidos. Y a partir de allí se explayó sobre la necesidad de considerar el modelo de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), al que caratuló de “interesante” y dijo “Hay que analizar si se puede adecuar a otras actividades“ Lo que no quedó claro para el espectador desprevenido es cuál es la particularidad del “modelo” de la UOCRA.

En la práctica en el gremio de lxs constructores no hay indemnización de ningún tipo y los empresarios pueden interrumpir el vínculo laboral sin costo adicional alguno. Lo que cobra el empleado o empleada que deja de trabajar es el llamado “fondo de cese laboral”, integrado por un porcentaje de su salario que el empleador ha aportado mensualmente. Cualquiera sea el motivo del “cese” el trabajador sólo recibe el importe acumulado, por lo que no hay costo adicional para el empleador si efectúa un despido, ya que el despedido percibe el mismo importe que si renunciara o cesara el vínculo por cualquier otro motivo. Este mecanismo es un eje central del régimen laboral de la industria de la construcción, que se aparta así de la legislación general para los contratos de trabajo. Refleja, en interés de los patrones, la característica temporal de la actividad, sujeta a la terminación de una obra, tras lo cual se entiende que la relación laboral cesa.

Terminar con la indemnización por despido es uno de los reclamos más insistentes de los grandes capitalistas. Va en línea con declaraciones en el coloquio anual del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina, de Paula Altavilla, que presidió ese acontecimiento: “Necesitamos simplificar la contratación de personas y reducir la incertidumbre para desvincularlas si no les va bien. Tienen que poder evitar el riesgo de la litigiosidad, que en la Argentina es altísimo. Todos los frenos a la salida son frenos al ingreso del trabajo.”

Esas manifestaciones forman parte de una ofensiva general y permanente sobre las condiciones de vida y de trabajo, dirigida en particular contra los principales derechos reconocidos por nuestra legislación laboral. En la  mirada  empresaria, las regulaciones argentinas de la relación entre capital y trabajo son “antiguas” y “traban” la posibilidad de crear empleo. En esa línea de ideas “universalizar” el régimen de la construcción sería una conquista invalorable para las patronales.

Coincidencias nada casuales

Ver a dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT) transigir con los planteamientos más contrarios a los intereses  y derechos de las trabajadoras y trabajadores dista de constituir una novedad. Más aún en casos como el de José Luis Lingeri, uno de los sindicalistas que encabezó en la década de 1990 la adhesión activa a la privatización de los servicios de agua corriente y cloacas a cuyos trabajadores “representa”. Desde entonces, forma parte del núcleo de conductores sindicales que pueden ser oficialistas de cualquier gobierno y se codean todo el tiempo con la dirigencia empresaria, siempre dispuestos a encontrar “objetivos compartidos”.

José Luis Lingeri, reelecto en Obras Sanitarias - InfoGremiales
José Luis Lingeri. Foto Infogremiales

En este caso, el dirigente sindical coincide no sólo con entidades empresariales, sino con la coalición “Juntos por el Cambio”, algunos de cuyos diputados presentaron el pasado septiembre un proyecto de “Seguro de Garantía de Indemnización” (SGI). El mismo apunta a suprimir la tradicional indemnización por despido sin causa para reemplazarla por un fondo de capitalización de características similares al vigente para la construcción.

Por esos mismos días, y en apoyo al proyecto, el máximo dirigente de “Juntos por el Cambio”, Horacio Rodríguez Larreta, sostuvo: “Claramente hay que ir de la indemnización a un seguro” (…) “El problema es que hoy en la Argentina nadie toma un empleado, no es solo por la doble indemnización, pero seguro no ayuda. Hay que tener en cuenta los trabajadores actuales y los millones y millones que hoy no consiguen un trabajo, porque nadie toma un empleado en Argentina con un sistema como éste.”

Una reiterada argumentación, en la que los altos índices de desempleo, subocupación y precariedad vienen a ser culpa de una legislación no todo lo favorable a la gran empresa que lo que los capitalistas desearían. Reclaman mayor “libertad” frente a sus empleados y condicionan sus decisiones de inversión a poder imponer su voluntad sin limitaciones legales.

Tanto en la versión “sindical” que se tomó al comienzo, como en las otras, la propuesta está clara: La conclusión de una relación laboral por iniciativa del empleador y sin causa alguna, no debe aparejarle ningún costo al empresario. El trabajador sólo recibirá el pago de un “seguro”. El despido se vuelve “gratuito”. Bajo la capa “altruista” del combate  al desempleo y la precarización, lo que se propone es la carta blanca de los patrones para tomar y despedir empleadxs cuando les dé la gana, con la maximización de su rentabilidad como objetivo central. La atractiva (para ellos) frase “está despedido” podría ser pronunciada por dueños o directivos sin pensarlo dos veces.

Es importante señalar que no es sólo un tema de costos sino de poder disciplinador. Se trata de que la implícita amenaza de despido opere a pleno a modo de coerción sobre lxs trabajadorxs. Se espera que al quedar su continuidad librada a la voluntad del “superior”, estén siempre atentos a no incurrir en el menor desacuerdo ni a formular ningún reclamo.

Una mirada integradora del problema, desde el ángulo de lxs trabajadorxs, necesita participar del reconocimiento de que la mayor o menor facilidad para el despido es una disputa asociada a la lucha de clases, al propósito de los capitalistas de someter de modo más pleno a quienes trabajan. Y que dirigentes como Lingeri están,  en ese campo, y  en muchos otros, en la vereda de enfrente, la de los patrones, a los que tan buenos servicios brindan.

La grabación de pasajes de la entrevista puede consultarse en https://www.youtube.com/watch?v=wpXy7e3JH_k

Daniel Campione.