Myriam Bregman: balance de las PASO y la perspectiva a futuro para la izquierda
7Nov21El resultado de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) sorprendió a propios y ajenos. Las encuestas de las grandes consultoras volvieron a fallar. Inesperada, la victoria a nivel nacional de Juntos, y en distritos clave como la provincia de Buenos Aires, fue un cachetazo para el gobierno del Frente de Todos.
Las dos semanas siguientes fueron una montaña rusa de sensaciones al calor de la interna entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Por su parte, Juntos logró un rendimiento notable, aunque no mejoró su caudal electoral: fue más lo que perdió el oficialismo que lo que avanzó la oposición de derecha. La interna de esta coalición empieza a entrar en una discusión acerca de quién encabezará la lucha por la presidencia en 2023, sabiendo que a partir de los números de las PASO, se puede derrotar al peronismo unificado.
Más allá de esto, el escenario electoral dejó otros datos para analizar y en particular para la izquierda. La performance del FIT-U mostró avances concretos en varias provincias, con un resultado destacable en Jujuy, y con grandes chances de consagrar varixs diputadxs y la posibilidad de armar un bloque de oposición contra el acuerdo con el FMI. El logro mayor ha sido colocarse como tercera fuerza a nivel nacional como había sido su propósito.
¿Pero que implica este escenario? Sectores de base social anteriormente peronistas canalizaron su voto hacia la izquierda lo que es un aspecto alentador en un escenario en general corrido hacia el centro derecha del espectro político. Esto abre la pregunta respecto de cómo pensar una intervención que permita acumular fuerza hacia la izquierda. Para comprender un poco más los resultados de las primarias y mirar los desafíos de las izquierdas más allá de las elecciones generales del 14 de noviembre, conversamos con Myriam Bregman, una de las figuras destacadas del FIT-U.
1) ¿Cómo analizas el resultado electoral en términos del balance de la sociedad respecto del gobierno del Frente de Todos? ¿Cuál es la lectura sobre la interna abierta que se generó en el oficialismo a partir de dichos resultados?
Creo que el resultado de las PASO mostró un amplio descontento con las políticas de ajuste que vino aplicando el gobierno de Alberto Fernández, que tuvo distintas expresiones. Algunos no fueron a votar, otros lo hicieron en blanco, otros a nosotros y también algunos a las distintas fuerzas de la derecha. Es evidente que el gobierno no cumplió la promesa de “llenar la heladera” y revertir lo perdido por el pueblo trabajador durante el macrismo. Lo cierto es que aunque el gobierno tuvo una caída de unos cuatro millones de votos respecto de las PASO de 2019, la oposición de Juntos por el Cambio no creció, y en Provincia de Buenos Aires se mantuvo solo por los votos que le aportó la candidatura de Facundo Manes.
Que desde el Frente de Izquierda Unidad hayamos logrado ser tercera fuerza a nivel nacional es un dato relevante, con elecciones muy buenas en varios distritos empezando por Jujuy con la candidatura de Alejandro Vilca, donde obtuvimos casi un 24% pero también en las provincias patagónicas con resultados cercanos al 10% en Chubut, Neuquén y Santa Cruz, la Provincia de Buenos Aires y en CABA, donde obtuvimos el mejor resultado para unas PASO desde que existe el FIT. En PBA, con mi compañero Nicolás del Caño a la cabeza, nuestro crecimiento se centró en los municipios del segundo y tercer cordón del conurbano bonaerense, lo que muestra un crecimiento en un electorado popular que se desplazó desde el peronismo hacia la izquierda, con varios municipios donde obtuvimos entre el 7 y el 9% de los votos.
Además después de las PASO el gobierno viró a la derecha, entronizando a Juan Manzur como Jefe de Gabinete, no solo responsable de obligar a parir a una niña de once años violada sino uno de los orquestadores de los votos del peronismo a las leyes macristas durante el gobierno anterior. En el otro polo a nuestra elección está la votación de Milei, que expresa una combinación entre la radicalización hacia la derecha de un sector de los votos del macrismo y un voto más blando que canaliza el descontento de parte de la población con las fuerzas políticas tradicionales.
2) Se vuelve a poner en evidencia el consenso en las coaliciones mayoritarias, el Frente de Todos y Juntos, respecto del modelo a llevar adelante, por ejemplo, pagando la deuda, pretendiendo seducir a las inversiones capitalistas con una reforma laboral, manteniendo y profundizando la dinámica de depredación extractivista ¿Hay un escenario de ruptura entre la base social del peronismo y su representación política o es solo algo momentáneo? ¿cómo pensar una intervención desde la izquierda que se distinga y logre ganar mayor base social?
Creo que el proceso es profundo porque lo que de alguna manera está en cuestión es todo el sistema de representación política basado en dos grandes coaliciones que se fue consolidando en los últimos años. Ambos bloques tienen profundas contradicciones internas, al punto que nadie asegura que serán los que se enfrenten en 2023. Si finalmente se realiza la firma del acuerdo con el FMI por parte del gobierno, que tendrá el apoyo de la oposición de derecha en este aspecto, esto solo fortalecerá las causas que llevaron al desplazamiento de un sector de los votantes peronistas hacia la izquierda, ya que inevitablemente implicará mayor ajuste. Lo mismo en lo que hace al extractivismo, donde ambas coaliciones tienen acuerdo en seguir con la megaminería contaminante, el fracking y el agronegocio, como medios para juntar los dólares necesarios para pagar la deuda. Pero obviamente todo dependerá de cómo se desarrolle la lucha de clases.
Nosotros crecimos porque hemos estado en las calles en todo el país acompañando y participando de las distintas luchas que se han desarrollado, por el salario, por la tierra y la vivienda, por los reclamossocio ambientales, por los derechos de las mujeres y la diversidad, contra los despidos y las tercerizaciones, entre muchas otras. No se puede separar el desarrollo de una izquierda como la nuestra, que se reivindica socialista y anticapitalista, de los avances y retrocesos de la lucha más general de la clase trabajadora.
En la campaña adelantamos parte de un programa para lo que se viene, oponiendo a las propuestas de reforma laboral regresiva que enarbolan las grandes patronales y las fuerzas políticas burguesas el planteo de reducir la jornada laboral a seis horas sin afectar el salario y con un mínimo equivalente a la canasta familiar, lo que permitiría repartir el trabajo entre ocupados y desocupados. Si solo se aplicara en las grandes empresas, implicaría la creación de 900.000 puestos de trabajo, según un trabajo que ha hecho Pablo Anino del equipo de economistas de La Izquierda Diario. Este planteo lo hacemos como una bandera de lucha que puede unificar a los que tienen trabajo formal y jornadas extenuantes con los desocupados y precarizados.
Los que atrasan son los que quieren seguir quitando derechos a la clase trabajadora, no la izquierda que propone que la ciencia y la tecnología sean utilizadas para mejorar las condiciones de vida del conjunto del pueblo trabajador. Lo mismo el rechazo a un acuerdo con el FMI. Seremos los únicos en oponernos a convalidar esta estafa en el Congreso.
3) ¿Qué escenarios vislumbran pos elecciones del 14 de noviembre? ¿Es posible pensar en un aumento de la conflictividad que permita un mayor cuestionamiento a los pilares del modelo de capitalismo dependiente extractivista actual?
Algo les decía en la respuesta anterior. Creo que es muy probable que la conflictividad social aumente. Desde las clases dominantes no solo están empujando por imponer el acuerdo con el FMI sino por crear un consenso social para liquidar conquistas históricas como las indemnizaciones. El acuerdo con el Fondo viene con devaluación para cerrar la brecha entre el dólar oficial y el “blue”, algo por lo que presionan los grandes exportadores agrarios entre otros, y que viene con el combo de recesión e inflación. Y también piden reducción de los subsidios a las tarifas de luz y gas como forma de reducir el déficit. Así que tarifazos y nuevo golpe a los salarios es lo que tenemos por delante. Es muy difícil que esto no se exprese en mayores niveles de lucha de clases, a pesar que el gobierno cuenta con la dirigencia burocrática de la CGT y la gran mayoría de los sindicatos, así como la de distintos movimientos sociales, como forma de tratar de contener los reclamos de la clase trabajadora. Pero ya vimos que esto llevó a distintos procesos antiburocráticos en muchos lugares, como los autoconvocados de la salud en Neuquén, algo que posiblemente se profundizará en el próximo período. Por eso nuestro planteo es recuperar los sindicatos e impulsar direcciones clasistas en los mismos.
4) ¿Cuáles son los desafíos para la izquierda en una clave estratégica para los próximos años?
Nos tenemos que preparar para luchas de envergadura. Con este gobierno o con el que venga las clases dominantes han anunciado su programa de ir por las conquistas que aún le quedan a la clase trabajadora. A la vez, el pueblo trabajador ya está cansado de este declive permanente en sus condiciones de vida. Hoy la juventud trabaja sin conocer lo que es el aguinaldo, las vacaciones o una indemnización. Desde la dictadura para acá la pobreza se multiplicó por 10, del 4 al 40% y la deuda externa por 42, de 8 mil millones de dólares a unos 380.000 mil millones de dólares actuales, y eso a pesar que en ese mismo período pagamos alrededor de 600.000 millones en la misma moneda. Y lo que proponen es más de lo mismo que nos ha llevado por esta pendiente. Hasta acá llegamos por pagar como dicen los acreedores, no por desafiarlos.
Políticamente, está planteada la superación de la experiencia histórica del peronismo, que venía maltrecho después de la experiencia menemista pero al cual el ciclo kirchnerista le dio sobrevida y cooptó a parte de la izquierda que no supo mantener su independencia de los distintos sectores capitalistas.
Para esto es clave una izquierda que se mantenga firme en sus posiciones y que ponga toda su fuerza en impulsar la organización política y sindical independiente de la clase trabajadora, con una clara perspectiva socialista y anticapitalista, por un gobierno de las y los trabajadores. Es decir, que sea completamente antiimperialista y combata a todas las expresiones de la derecha a la vez que exprese una estrategia claramente diferenciada de las variantes de gestión del capital, como Syriza o Podemos en Europa o las distintas variantes que vemos en América Latina, que termina gestionando la pobreza porque no hay cambios estructurales ni ruptura con el imperialismo y sus ataduras.
Damián Fau