La educación sin contenidos y la calidad del vacío
4Ene22Hace unos días, antes de que termine el año, el ministro de educación Jaime Perczyk expresó sus preocupaciones por lo que la pandemia había arrojado como resultado en cuanto a lo que se refiere a la cantidad de estudiantes desvinculados totalmente de la escuela o con vinculación intermitente.
Habló de las responsabilidades que competen a cada una de las jurisdicciones y al propio ministerio nacional, aclarando que si bien hay objetivos comunes, las responsabilidades no son las mismas. Y en esa línea remarcó el aprendizaje institucional, el reconocimiento al esfuerzo, tanto de estudiantes como de docentes durante la secuencia más dura de la pandemia.
Por supuesto que en la distinción de responsabilidades provinciales y nacionales, instó a generar acuerdos en el Consejo Federal a partir de objetivos comunes, la presencialidad como sistema y la virtualidad como acompañamiento y en ese marco las prioridades son “la compra de libros, el equipamiento, las paritarias y la capacitación docente” y abundó en el tema “tecnológico” reconociendo la falta de conectividad (solo el 33% de las escuelas tienen acceso a internet) y la necesidad de instalar pisos tecnológicos y compra de computadoras.
El ministro, Perczyk, abona la creencia que estimula aquello de: “La educación históricamente tradicional dice que los profesores sabemos algo que los chicos no saben y se lo tenemos que enseñar. Estamos ante un momento que por primera vez en la historia los chicos saben más que nosotros, tanto en programar como en usar la tecnología. Es el momento para entender cómo usarla como recurso pedagógico y didáctico, para preparar las clases de otro modo. Tenemos que entender que es posible que nos co-eduquemos, que algunos chicos les enseñen a otros o que los docentes también aprendan en clase. Este será un cambio de modelo y en algunos aspectos sería muy trascendente, pero también los docentes son necesarios en la transmisión de valores para las generaciones que vienen. Otro cambio de paradigma será la incorporación de la tecnología en las escuelas de formación técnica para lograr una fuerte vinculación que pretendemos darle a la educación con el trabajo”.
Algunas cuestiones a considerar sobre ese imaginario tan remanido en torno a la reforma, pretender que el cambio de paradigma es un efecto de balaceo de saberes no es más que abonar la concepción instrumental de la educación, es decir que la posible “habilidad” en el manejo de una herramienta fundamenta un nuevo paradigma de conocimiento. ¡Volvamos a la filosofía!
Este tipo de afirmaciones sólo sirvió para desprestigiar la docencia, aunque rescata “pero los docentes son necesarios en la transmisión de valores para las generaciones que vienen…”, lo que también abona la concepción cuasi “sacerdotal” de la docencia, una suerte de estigmatización que recorrió todo el siglo XX.
Los efectos de la pandemia fueron definitorios respecto de la vinculación con la escuela, porque se expusieron como nunca antes las condiciones materiales de existencia y las realidades sin filtro propagandístico del fragmentado sistema educativo. Uno de los temas cruciales a la hora de ver las consecuencias de la desnacionalización del sistema y la insistencia en mantenerlo desmembrado con el manto de la federalización, lo que generó las profundas desigualdades.
Cuando el ministro afirma, respecto del déficit estructural del contexto de abandono escolar, “…condiciones que nosotros no podemos transformar…”, hace toda una declaración política. ¿Cuál es, entonces, la misión gubernamental si no es la transformación social?
Por lo pronto el ministerio de educación es una agencia de vinculación con organismos internacionales, departamento de compras tecnológicas y de central de búsqueda de alumnos que se desvincularon de la escuela, para ello se realizó la creación de un Fondo de $ 5.000 mil millones para que cada provincia genere su estrategia de buscar a lxs estudiantes que se hayan desvinculado de la escuela y realizar la revinculación pedagógica, además de otras cifras menores para recuperación edilicia y cooperadoras.
Breve digresión
Cabe aclarar en este punto que quienes hemos trabajado en la educación secundaria y antes de cualquier pandemia, instrumentábamos estrategias para relocalizar, a lxs estudiantes que por diversos motivos, donde las condiciones de existencia también eran la determinante, se iba produciendo el desgranamiento, sobre todo después del receso de invierno, producto de las continuas crisis económicas y sociales de las que la escuela siempre es y será un termómetro certero.
Hacer discursos sobre la inclusión es fácil, la escuela intenta con el esfuerzo docente, incluir lo que las políticas socioeconómicas, margina. ¡Extraña paradoja!
Volviendo a las expresiones del ministro, otra de las afirmaciones, dentro de lo que se considera los objetivos compartidos, la compra de libros, “donde la prioridad absoluta es Lengua y Matemáticas”, es decir lo que evalúan las pruebas estandarizadas, que lejos de replantearse un modelo de colonización epistemológica, se reafirma como objetivo compartido por las jurisdicciones que componen el desmembrado sistema educativo.
¿Qué hay que enseñar, cuáles son las líneas de conocimientos en la que formar a lxs estudiantes? ¿Acaso las respuestas estén en las computadoras y sus plataformas prediseñadas?
El vacío de contenidos ha sido una constante de la reforma, porque el “paradigma internacional” indica el camino del entrenamiento en destrezas y habilidades, bajo la premisa de que la información circula por internet. Solo que la información no constituye conocimiento.
La paradoja del desarrollo sostenible y los aprendizajes para toda la vida son parte de la política del marketing internacional como lo venimos denunciando desde hace más de una veintena de años. La educación se vacía de contenidos, las corporaciones mediante sus fundaciones toman el gobierno educativo y los ministerios son simples fachadas de gestión.
Nada ha cambiado y nada va a cambiar, ni van a mejorar los salarios docentes, porque siempre el sistema va estar en crisis.
Lamento comunicar que volverán las discusiones paritarias y la puja por un salario llamado “digno”. Se acrecientan las sensaciones del eterno retorno, de escuchar las mismas cuestiones todos los años, las mismas discusiones salariales que van a comenzar, como todos los años; la misma partitura sobre la tecnología y la capacitación docente y lo más anecdótico que dijo el ministro respecto de la situación: “condiciones que nosotros no podemos transformar”, toda una definición del proyecto político en ejecución.
Última digresión y final
Se hace imperativo reconvertir la mirada instrumental en mirada crítica, transformar el sistema para transformar las condiciones de existencia.
Mientras escribo esta nota hay incendios en 11 provincias; se pretende la prospección petrolera en el mar argentino, sin licencia social; nada se dice sobre el modelo productivo ni la crisis climática que nos llevó a la pandemia.
Recuperar los saberes se hace más que indispensable y ese sería un buen punto junto a la renacionalización del sistema con un consejo de educación construido desde abajo, desde la propia estructura pública.
Siempre se hace hincapié en la trayectoria de 25 de docencia de Jaime Perczyk, pues quien escribe estas líneas tiene 30 años de docente de escuela media, en los que se incluyen más de 6 como coordinador de área de Comunicación y dos y medio como rector; pero tal vez lo que más importe hoy son los 26 años investigando la reforma colonial de la educación y sus efectos nocivos.
Darío Balvidares
Télam: fuente de los dichos del Ministro Jaime Perczyk
Foto destacada: Agenda Educativa.