Matar al Maestro

Matar al Maestro

4Abr22 0 Por Darío Balvidares

Hoy se cumplen 15 años del asesinato de Carlos Fuentealba, el maestro neuquino asesinado por la policía con el disparo impune y cobarde del homicida, el ex cabo, José Poblete que enarbola, en este caso, el brazo ejecutor del Estado provincial.

Carlos estaba trabajando como profesor de Química y había sido elegido delegado en la escuela donde daba clases, la CPEM 69 que se encuentra en una de las zonas pobres de la capital neuquina en la calle Delegados territoriales Neuquinos 4900, Cuenca XV, que tuve oportunidad de conocer pocos días después del asesinato.

Eran las calles de tierra por las que Carlos llegaba en bicicleta o a veces en su viejo auto. Estaba trabajando desde 2006 en la escuela que ahora lleva su nombre como recuerdo imborrable y vívido del docente y militante del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) que había llegado desde muy abajo y con mucho esfuerzo, después de su paso por la UOCRA como administrativo.

El crimen ocurre en el contexto de la movilización que el sindicato ATEN estaba realizando en protesta por mejoras salariales y de condiciones de trabajo. Cuando lxs docentes ya comenzaban la desconcentración, pero con la sombra del alarmante “delito” del corte de la ruta 22, que nunca existió,  a la altura del  paraje  Arroyito, cerca de Senillosa, comenzaba la “cacería”.  Recordemos que Carlos no había estado de acuerdo con el lugar, porque no era seguro, aunque accedió al voto de la mayoría.

El dispositivo represivo estaba en acción y el asesino, José Poblete, apuntaba su escopeta de granadas de gases a la altura de los cuerpos, en su criminal recorrido impactó en la luneta trasera del Fiat 147 en el que estaba Carlos sentado, porque ya se comenzaba a desconcentrar la protesta. Todo fue conmoción, porque un camión hidrante continuaba el asedio. Carlos, gravemente herido, quedaba envuelto en la nube de humo del gas tóxico; el profesor Gabriel Pillado, entonces dirigente de ATEN, lo puede sacar; pero ya nunca reaccionaría. Falleció en el hospital provincial al día siguiente, después de haber sido intervenido quirúrgicamente en dos oportunidades, según el parte médico de “muerte cerebral”.

El asesino, Poblete, pertenecía al Grupo Especial de Operaciones Policiales (GEOP) de la ciudad de Zapala, pero luego de lo ocurrido se refugió en otro de los grupos de los enviados a reprimir docentes por orden del entonces gobernador Jorge Sobisch, que casi inmediatamente, abandonó la casa de gobierno, que permaneció cerrada, casi abandonada por el cobarde que ordenó la cacería, según pude ver una semana después del perverso accionar político – policial.

El ex cabo Poblete fue condenado a prisión perpetua, pero el Estado represor no funciona tan aceitadamente cuando se trata de uno de sus “engranajes”, en 2012 al reo lo fotografiaron los vecinos de la ciudad de Zapala, donde debería estar cumpliendo condena y no de compras, acompañado de otro sujeto de civil. En esa ocasión Sandra Rodríguez, quien fuera compañera de Carlos y madre de sus dos hijas, dijo: “Esto sucede porque no se condenó a los demás policías, funcionan como corporación”.

Luego del episodio fue desafectado el jefe de la Unidad de Detención 31, Roberto Carlos Mieres, por permitir las salidas del preso. Posteriormente se realizó el traslado a la Unidad Penal 11 de Neuquén.

¿Nadie más tuvo que ver con asesinato? ¿Acaso Poblete era un “cuentapropista”?

Muchos años pasaron para que se termine la cadena de los encubrimientos policiales, políticos y judiciales de eso que llaman los propios implicados, “las instituciones”.

En 2007, estuvimos con el periodista Omar López en Neuquén y en la entrevista para la revista Mate Amargo (N° 20), Sandra Rodríguez, nos decía: “No bastó con la muerte de mi compañero, del padre de mis hijas, no bastó con la muerte de un maestro honesto y lleno de valores. Se siguió reprimiendo la libertad de expresión de los compañeros, en relación con este tema, se hizo una cacería de brujas (…) intenso dolor de gran injusticia; había mucha participación dentro de la asamblea y esto le molestaba al gobierno (…) Hago un llamado a los papás de mis alumnos, a los papás de los alumnos de Carlos, a las agrupaciones y a los partidos políticos quiero convocarlos a la no impunidad y el juicio y castigo a los culpables ideológicos y materiales de este hecho…”.

Y así fue que se reactivó la causa Fuentealba II, por una lucha constante que fue mucho más que de la comunidad educativa, amplios sectores de la sociedad reclamando por la “justicia” y en la base, la lucha de los docentes de ATEN. Pero el TSJ neuquino cerraba la causa en diciembre de 2016, archivándola sin que hubiera responsables ni jerárquicos, ni políticos.  Caducada la acción penal, todos los acusados quedaron sobreseídos.

En abril de 2018 se hace la presentación en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, ATEN hace el pedido en el que interviene la Procuración General.

En 2019 la Corte ordenó retomar la investigación que en 2021 culmina con ocho policías acusados de participar de la represión que causó la muerte de Fuentealba y serán llevados a juicio oral, según lo dispuso el juez de Garantías Lucas Yancarelli, luego de un largo camino judicial de la causa  Fuentealba II.

El fiscal jefe Breide Obeid acusó a Benito Matus por abuso de armas y lesiones leves, mientras que la querella particular acusó también a Carlos Zalazar, Moisés y Adolfo Soto, Jorge Bernabé Garrido y Mario Rinzafri por abuso de autoridad y encubrimiento, y a Aquiles González y Julio Lincoleo por encubrimiento agravado. El ex gobernador Sobisch, quedó fuera de la causa luego que le pesara la imputación.

 “Por primera vez en 15 años pudimos llegar a acusar a los altos jefes policiales del operativo de la Policía de Neuquén, al mando y a las órdenes del exgobernador Jorge Omar Sobisch“, había expresado Sandra Rodríguez al escuchar el fallo.

No se trata, entonces, de “cuentapropismo”, es un crimen de Estado, en este caso, provincial, ejecutado y encubierto por sus propias y siniestras acciones institucionales.

Imagen: Democratización RT

Darío Balvidares

Imagen destacada: LM Neuquén