Perú: ¿Que se vayan todos?

Perú: ¿Que se vayan todos?

10Abr22 0 Por Tramas

Desde 2016 Perú viene arrastrando una profunda crisis política que se expresa en haber tenido cinco presidentes. El actual, Pedro Castillo, ha intentado ser desalojado desde el momento que asumió. Pero las concesiones del presidente para conservar el gobierno, los nuevos incrementos de precios de alimentos y combustibles y algunos desaciertos le han abierto otro flanco de cuestionamientos donde se expresan reclamos populares.



Perú es uno de los países del continente donde el neoliberalismo llegó a asentarse con fuerza como proyecto dominante, favoreciendo la concentración de las élites, quitando todo poder de negociación a los partidos politicos y permeando a amplias capas de la sociedad. Lima fue la sede del grupo de países que se reunían para operar junto al Secretario de la OEA, Luis Almagro, a favor de los intereses de Estados Unidos.
El presidente Pedro Castillo, maestro rural, parece recorrer el mismo camino que uno de sus antecesores, el militar Ollanta Humala, que llegó al gobierno con gran expectativa popular y terminó devorado por la derecha.
Desde que Castillo ganó las elecciones apoyado por el voto campesino y del interior del país, los poderes dominantes le dejaron claro que no lo dejarían llevar adelante su programa de gobierno, ni tampoco permanecer como Presidente.
Primero demoraron su asunción como nuevo mandatario imponiéndole condiciones para ocupar el cargo que había ganado por la voluntad popular. Después le cuestionaron sus ministros, lo que lo llevó a cambiar cuatro veces el gabinete. Le trabaron sus iniciativas de proyectos de ley y finalmente promovieron dos veces su vacancia.
Castillo había propuesto convocar a una reforma constitucional, para que, entre otras cosas, se impida que el presidente sea un rehén del Congreso. Pero por falta de poder o de decisión política no ha conseguido dar ese paso y ha conseguido sobrevivir en el gobierno haciendo múltiples concesiones.
Lo que ha sucedido en los últimas semanas fue que a la presión de la derecha por desestabilizarlo, se han sumado protestas populares contra los aumentos de precios y alimentos que son un rebote local de las alzas de los mercados internacionales provocadas por la guerra en Ucrania.
Castillo enfrenta esta nueva crisis despojado del capital político que lo apoyó en el momento de ser elegido. Sus concesiones a las élites para sobrevivir, sus marchas y contramarchas, lo han debilitado ante la opinión de las mayorías, que además empieza a sufrir los rigores del alza de precios. Para completar sus desaciertos, el 5 de abril decretó el toque de queda que no hizo mas que encender las protestas populares en Lima y Callao.
El toque de queda fue derogado unas pocas horas después de haber sido decretado, y ahora el Presidente Castillo intenta frenar las protestas, que ya contabilizan seis muertos, visitando algunas ciudades del interior con un paquete de medidas para tratar de aliviar la situación.
Ayer en la región de Puno participó en una concentración donde afirmó que su actual administración no se propone lastimar ni agredir a nadie, “nunca lo hemos hecho, jamás lo haríamos”. En ese acto anuncío obras y medidas para favorecer a los transportistas y agricultores. Mientras tanto la derecha, que sigue empeñado en derrocarlo, convocó a una nueva movilización para exigir su renuncia.
Distintas encuestas advierten sobre la caída de popularidad de Castillo, pero tambien señalan que el Congreso está más desligitimado que el Presidente. La derecha propone remover a Castillo y nombrar en su lugar a la presidenta del Congreso, la dirigente derechista María del Carmen Alva. Si se tratara de tratar de resolver la crisis con renuncias, estas tendrían que abarcar también a los congresistas. Y que se convoque a elecciones generales por todos los cargos ejecutivos y legislativos.
Quizás el dato mas alentador en este nuevo escenario es que la movilización popular se está masificando, que están apareciendo otras demandas e interlocutores. El pueblo en la calle quita margen a las maniobras palaciegas que son las formas utilizadas desde hace años, para resolver las crisis políticas en Perú.