Claroscuros en una jornada muy Roja
4Oct22Este 2 de octubre en Independiente los socios eligieron nuevo presidente. Sacaron al cuestionado “moyanismo” y ganó Doman, el periodista apoyado por el Pro.
Lo que sucedió el domingo 2 de octubre en Independiente fue histórico por muchas razones. Para empezar porque los 16 mil socios que se acercaron a votar no sólo conformaron la votación más importante de la historia roja, sino la tercera de un club deportivo en Argentina, superando con creces la elecciones del 2011 (dónde entonces con 11 mil votos ganó Cantero) y la de 1990 (10 mil votos, Sande). Recordemos que tras el cambio estatutario en los últimos años, para poder votar se necesitan 3 años como socio activo, por eso de la masa de 100 mil asociados, sólo estaban habilitados 48.666 para sufragar (recordemos las numerosas bajas durante la pandemia).
Pero no sólo fue histórica por esto. La crisis y la depreciación institucional en Independiente, severamente agravada en los últimos meses tras la última postergación de las elecciones, había generado una disputa enorme entre la Comisión Directiva manejada por Hugo Moyano y el grueso de masa societaria. Tanto fue así, que la Junta Electoral (oficialista en su composición) dispuso las elecciones para el domingo 2 de octubre aún a pesar de no jugar Independiente de local, buscando restringir la participación de muchos socios y socias que a priori no se acercarían sin contar con ese aliciente.
Sin embargo se rompieron todas las previsiones. Desde la mañana temprano del domingo una extensa cola de socios se agolpaba desde la sede en Mitre 470 y por largas cuadras en el centro de Avellaneda. A las 9:30 ya eran seis las cuadras de cola y para la extensión de la fila se habían duplicado. Entre diez y trece cuadras se mantuvo la cola para votar durante las siguientes horas. La crisis de Independiente había sacado del letargo a buena parte de la masa societaria y la habían dispuesto a la participación electoral.
También es cierto que un mundo había pasado desde la última elección. En diciembre del 2017, el moyanismo (que durante la primera gestión había arreglado los predios de Dominico y Wilde, terminado el estadio y estaba dulce por la conquista deportiva en el propio Maracaná de Brasil) ganó las elecciones caminando, con un 87% de los votos vertidos. Pero la segunda gestión fue un desastre financiero, un bajón severo en lo deportivo, algunos manejos económicos mal esclarecidos y una ruptura de la alianza política que había mantenido al moyanismo en el poder. Recordemos que Agrupación Independiente había ganado en el 2014 con la alianza con sectores kirchneristas, macristas, menemistas y empresariales. La reforma en el estatuto llevó a que se votase cada 4 años en vez de tres, y la postergación de las elecciones luego de la impugnación de una de las listas y el amparo judicial subsecuente que llevó a que pasaran casi 5 años desde la última elección. Mucho tiempo para la vida social de una institución. Hacía tiempo que las provocaciones de la Comisión Directiva encontraban respuestas en la cancha al grito de “El club es de los socios”. Y si en tiempos donde la privatización de los clubes a nivel mundial bajo distintas formas de sociedades anónimas deportivas se vuelve moneda corriente, la pertenencia social de los clubes en Argentina es, sin duda alguna, su punto más rescatable.
El moyanismo finalmente dejó una deuda plasmada en el último balance, aprobado hace pocos días, de 4.6 mil millones de pesos (600 millones más que el año pasado) y una serie de embargos próximos a caer sobre el club por valor de 10 millones de dólares entre todos. Múltiples juicios se apilan, y diversos recursos fueron embargados recientemente. La crisis institucional de Independiente fue el determinante de la derrota electoral del oficialismo moyanista, más aun que la deportiva.
Así, y volviendo al domingo pasado, consideramos sin duda alguna que lo mejor de la jornada fue la enorme participación societaria. Tanto fue así que rompió todas las previsiones hechas, volviendo escasas las más de 50 mesas electorales, abriendo la discusión sobre la necesidad de votar en el propio estadio, ya que a las 17 horas previendo la enorme cola restante (y que terminarían de votar dos horas después) la Junta electoral cerró la posibilidad a votar nuevos socios. Así como tampoco se previó la votación de las cientos de peñas de Independiente en las provincias del interior y del exterior del país.
Pero si ese fue el claro más fuerte, lo negativo yace en la propia oferta electoral. La enorme participación societaria no se tradujo en la consciencia necesaria para identificar que cuando un cambio es necesario, hay que poder interpretar cuales son las orientaciones de gestión institucional propuestas por las listas, cuáles serían funcionales a nuestro querido Independiente. Tras la ruptura con el moyanismo, el macrismo se transformó en la principal oposición al oficialismo. Sus exponentes en Independiente (Ritondo, Grindetti, Bullrich) aliados a personajes de los medios como Doman o Marconi, y acompañados por el severísimo desgaste del oficialismo, se transformaron en la primera garantía de cambio. Pero no todos eran cambiemitas en la lista de Doman, contándose peronistas como Carlos Montaña, y empresarios de la zona como Fabio Fernandez dueño de las confiterias Pertutti. La lista de Doman se pobló de ex-participes de la gestión de Moyano.
La votación resultó aplastante. Un 72% de los votos fueron a parar a la lista de Doman y Grindetti, rezagando a un 15% a la otra oposición encabezada por Rudecindo y un 13% a la lista de Mazza que pertenecía al oficialismo. Rudecindo, ligado históricamente al ex-presidente de Independiente Andrés Ducatenzeiler, contaba con el apoyo del ex-jefe de la barra brava de Independiente Pablo “Bebote” Alvarez. Por su parte en el oficialismo saliente y tras la renuncia a una candidatura de los tres nombres fuertes de la Comisión Directiva (Hugo Moyano, Yoyo Maldonado y Pablo Moyano), la Agrupación Independiente volvió lavarse la cara presentando al exfuncionario sciolista del IOMA Javier Mazza a la cabeza, secundado por el vicepresidente del Enacom Gustavo Lopez, en una lista donde los caudillos de Avellaneda Cacho Alvarez y Jorge Ferraresi jugaron con fuerza. Un sobreviviente en la lista era el Secretario General del gremio bancario, Sergio Palazzo.
El futuro Rojo en lo inmediato estará signado por las deudas inminentes, las propuestas de dirección deportiva a glorias del club (se especula con Enzo Trossero y Claudio Marangoni, siendo acompañados por el ya confirmado Pablo Cavallero), un pasivo enorme y una responsabilidad en el terreno deportivo de resurgir tras los últimos años de anemia. El control de la nueva Comisión directiva yacerá en la capacidad de los socios a mantenerse alertas como estuvieron en los últimos meses para atender a las necesidades y evitar los negociados espurios en la institución