También renunció el Ministro Ferraresi
25Oct22La renuncia del Ministro de Desarrollo Territorial y Habitat Jorge Ferraresi, se suma a otras deserciones ocurridas y anunciadas del Gabinete Nacional. El Presidente Fernández va quedándose solo, a cargo de toda la responsabilidad del fracaso de la gestión iniciada en 2019.
Los motivos alegados por los ministros renunciantes son diferentes. Elzabeth GÓmez Alcorta no quiso quedarse pegada con el atroz manejo oficial del conflicto de Villa Mascardi. Claudio Moroni, que renunció a la cartera de Trabajo dio razones de salud, era uno de los Ministros más desprestigiados. Su renuncia no fue sorpresa, pero sí la pobreza de su reemplazo por Kelly Olmos, una veterana dirigente del PJ Porteño que no conformó ni a la la CGT. Juanchi Zabaleta Ministro de Desarrollo Social recordó que tenía un conflicto en su municipio, Hurlingham y decidió replegarse, para ser reemplazado por la amiga del Presidente, Victoria Tolosa Paz, habitante del exclusivo barrio privado Gran Bell. Ferraresi que empezó a extrañar a su municipio de Avellaneda, será reemplazado por su secretario de Vivienda, Santiago Maggiotti. Juan Pablo Manzur, actual Jefe de Gabinete ya anunció su retiro para principio del año próximo.
Lo que parece estar detrás del telón del espectáculo político es que la casi totalidad de los dirigentes políticos del Justicialismo estiman que el fracaso de Alberto Fernández como Presidente es irremediable. Su gestión no sólo no alcanzó los objetivos propuestos de mejorar la redistribución del ingreso, sino que sus cuatros años de gestión han pavimentado el camino para el regreso de la derecha. Incluso los que afirman que se pueden disputar las presidenciales del 2023 con algunas chances de éxito, están convencidos de que la única posibilidad exige como condición despegar lo más posible del gobierno de Fernández. El kirchnerismo ha puesto en claro a partir de últimas intervenciones, que sigue apoyando a Massa como un Ministro que esta “afrontando las consecuencias” de los errores cometidos, pero que no tiene diálogo con el Presidente.
Con menos desprestigio que Fernández, las chances de Massa de erigirse como salvador del gobierno y futuro candidato a Presidente también parecen evaporarse. La elección de Massa como superministro se argumento en su autopromoción de que era el hombre indicado porque permitiría restablecer la armonía de la conducción tripartita del Frente de Todos y porque gracias a su amistad con grandes empresarios podría controlar el proceso inflacionario. Cada vez parece más evidente que vendió humo. Cristina y Alberto siguen en cortocircuito, y los empresarios aprovecharon que tenían un amigo en Economía para pegarle otro empujón a los precios. La jugada económica de conseguir dólares frescos, corriendo la arruga de la crisis, pero agravándola, no es novedosa. Lo hizo Menem vendiendo empresas del Estado, lo hizo Macri con los préstamos pedidos al FMI. Es cierto que Massa ha conseguido coyunturalmente tranquilizar a los mercados, pero esa calma es tan precaria como la que tiene el que anda con plata en el bolsillo porque vendió sus herramientas de trabajo o le pidió plata al usurero.
La apuesta del kirchnerismo, por ahora, es un retroceso ordenado, tratando de garantizar un triunfo de Kicillof en provincia de Buenos Aires y que Cristina renueve su banca y sus fueros como senadora nacional por ese distrito. Lo mismo ocurre con los gobernadores, que van a hacer su mejor apuesta en conservar sus feudos.
Sin embargo, la Argentina es un país que siempre puede sorprendernos. Y por lado de las emociones a las que siempre apela la derecha pueden venir buenas noticias para el gobierno. Por ejemplo, que la selección argentina gane el mundial de fútbol. O que finalmente el Poder Judicial esté dispuesto a tomar en serio la causa del atentado contra Cristina y llegue hasta el final, comprobando que el clan Caputo, Macri y compañía no sólo financiaban las guillotinas y las antorchas de la Revolución Federal.
Por ahora, como decía Perón: “La unica verdad es la realidad”, y la verdad son las larguísimas colas de indigentes para cobrar un subsidio miserable y un proyecto de presupuesto que programa mas ajuste y pobreza popular. Con esa realidad, no se ganan elecciones, y se entiende entonces, por qué los ministros huyen para no salir retratados en la foto de la derrota.