El cancer no es rosa

El cancer no es rosa

30Oct22 0 Por Redacción La Tinta

Octubre llenó las redes con mensajes para la prevención, concientización e investigación del cáncer de mama. La importancia de la detección temprana es imprescindible, sin embargo, proliferan discursos individualizantes que poco hablan de políticas públicas y las causas profundas de este padecimiento que afecta a más de 20 mil personas por año en Argentina.

¿Cuántas historias tenemos para contar sobre el cáncer en general y el cáncer de mama en particular? No es casual que recordemos a tantas personas que pasaron por este padecimiento. Esta es una de las mías: cuando mi vieja tenía 65 años, le detectaron un tumor en la mama izquierda. Decidió ir a cirugía y, como no le afectó los ganglios, la llevó con tratamiento de rayos y drogas. Un mes después de su alta, a su hermana -diez años menor- le diagnosticaron un tumor en la mama derecha. Se operó, tenía ganglios comprometidos y, hace poco más de un mes, terminó con el proceso de quimioterapia. Mis primas y mis hermanas pasamos más de un año aterradas por la salud de ellas y por lo que podía implicar para nosotras. De pronto, teníamos dos antecedentes en un año, suficiente para que saquemos turnos ginecológicos. Todas tenemos menos de 40 años y quienes nos atendieron nos dieron diferentes respuestas: que hagamos mamografía, que además un estudio complementario porque no iba a detectarse mucho, que no tiene sentido mamografía a esta edad, que sí tiene para comparar, que ya tenía hecho un estudio hacía cuatro meses y no había que repetirlo, que mejor nos palpemos, que cómo no conocíamos nuestras mamas, que con una ecografía mamaria estaba, que…

Según el registro de 2020 del Observatorio Global del Cáncer de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer, Argentina es uno de los países del mundo con incidencia de cáncer media-alta (248,3 por 100.000 habitantes). Respecto a los países de América Latina, se ubica en quinto lugar en términos de frecuencia, subiendo dos posiciones con respecto a 2018. El cáncer de mama es el de mayor magnitud, con una incidencia del 32,1% del total de los casos en Argentina y es la primera causa de muerte de mujeres cis por tumores en el país, registrando unos 6.100 fallecimientos anuales. Se estima que se producirán más de 22.000 nuevos casos cada año.

Hablamos de cáncer de mama cuando la multiplicación anormal de las células de la mama forman un tumor maligno. Las posibilidades de que aparezca aumentan con la edad, en especial, a partir de los 50 años y, si bien puede afectar a cualquier persona, los varones cis están expuestos solo en el 1% de los casos. La mamografía es una radiografía que ayuda a la detección temprana de este tumor, permitiendo encontrar nódulos que son demasiado pequeños para detectarlos en un examen clínico o palpándose. Pese a los mitos, es un procedimiento bastante sencillo: con el torso desnudo y de pie frente a una máquina especial de rayos X, se apoya cada mama sobre una plataforma de plástico y el técnico baja una placa que la comprime, ayudando a extender el tejido para facilitar la detección.

Octubre Rosa

El 19 de octubre es el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama. Se toma todo el mes para impulsar campañas instando fuertemente a la concientización y prevención de esta afección, sobre todo para la realización de controles periódicos, importantísimos para el diagnóstico temprano. En este “Octubre Rosa”, se detectó una proliferación de campañas que, aún viniendo de los gobiernos municipales o provinciales, paradójicamente, presentaban altos niveles de desinformación. Inés Strizzi integró, hasta hace unos años, la organización La Pampa Libre de Agrotóxicos, señalando las fumigaciones como la causa de enfermedades por cáncer y exigiendo políticas públicas para contrarrestar la contaminación ambiental. Para ella, al atravesar el cáncer de mama, la información fue fundamental. “Lo más importante para mí era mantenerme lúcida, estar alerta, a ver qué se podía hacer con todo lo que me estaba pasando adentro -explica a La tinta-. Iba al médico con toda la lista de preguntas y de cosas que había leído, siempre preguntando, consultando”. Para ella, el “Octubre Rosa” es más que prender luces rosas en estatuas de una plaza o bailar zumba en un espacio público. Debiera ser, al menos, ofrecer información de calidad y elaborar políticas públicas a la altura de la problemática.

Según la Asociación Española Contra el Cáncer, la desinformación suele darse cuando se utilizan “titulares alarmistas o morbosos, información científica confusa, creación de estereotipos, invisibilidad de algunos colectivos de enfermos, poco contexto social, uso inapropiado, abuso o frivolización de términos, y poca información preventiva”. Omitir información relevante, que no haya claridad sobre dónde se puede acceder a esta, eslóganes vacíos o falaces, empresas de todo tipo lucrando con el cáncer son algunas de las postales con las que nos encontramos este mes. A su vez, Inés explica que la invisibilización de las personas afectadas es una constante, resaltando, por lo general, la idea de la “guerrera” que se salvó. ¿Dónde están las personas con cáncer avanzado? ¿Dónde les que necesitan (y muchas veces no tienen) cuidados paliativos? ¿Dónde están las necesidades del colectivo de lesbianas, transexuales, bisexuales, queer e intersex?

Mamografía y miedo

Con mis primas y hermanas nos contamos las peripecias en ginecología después de ir empujadas por el miedo. En la variedad de respuestas que recibimos, dos de ellas, de no más de 35 años, se realizaron mamografías que no arrojaron resultados claros. ¿Cuándo es necesario hacerse este estudio?

La mamografía está indicada a partir de los 50 años. Si hay historia de cáncer de mama en la familia, se recomienda hacerla 10 años antes del diagnóstico del familiar. Es decir, si a mi tía se lo detectaron a los 55 años, entonces mi prima debería empezar a los 45 años con algún estudio mamario. El Ministerio de Salud de la Nación recomienda que todas las mujeres cis de 50 a 69 años se realicen al menos una mamografía cada dos años junto a un examen físico realizado por une profesional de la salud. Tanto les menores de 50 años como les mayores de 69, deben consultar con el equipo de salud acerca de la conveniencia de hacer o no el estudio. Muchas veces se sugiere la realización de ecografías mamarias como primera instancia. Ante una imagen sospechosa de cáncer o un examen físico que detecte una lesión visible o palpable en la mama, seguramente se realizará una biopsia para definir el tratamiento.

Ahora bien, hay estudios científicos que problematizan la importancia de hacer de rutina la mamografía, ya que el impacto a la salud puede terminar siendo mayor que no hacerlo. Esto se debe a que los sobrediagnósticos y los tratamientos innecesarios generan más daño que la prevención de la mortalidad por cáncer de mama. Tal es así que algunos países, como Suiza y Francia, lo han desestimado como práctica preventiva para la población con mamas.

Mamografías en Córdoba

Según el Ministerio de Salud de la Provincia, hay 19 mamógrafos en funcionamiento. Cuatro en hospitales de la capital y 14 en otras localidades cordobesas: Río Cuarto, Villa María, San Francisco, Villa Caeiro, Villa Dolores, Bell Ville, Cruz del Eje, Marcos Juárez, Laboulaye, Deán Funes, Río Tercero, Villa del Rosario, Unquillo y San José de la Dormida. Además, se cuenta con cuatro puestos móviles para atención ambulatoria. 

Para muchas personas que transitan la enfermedad o quieren hacerse el estudio, el acceso a la mamografía se ve seriamente restringido. Por un lado, el traslado a las ciudades donde está la aparatología depende de las posibilidades materiales de cada usuarie del sistema de salud. A esto, se le suma la dificultad que representa que en la gran mayoría de los centros de salud los turnos deben solicitarse de manera presencial. Las personas que transitan cáncer de mama y se atienden en el sistema público de salud narran, además, que la demora en los turnos, las problemáticas de los hospitales y la rotura de los aparatos atrasan los controles que en muchos casos urgen. La posibilidad de acceder a la salud se presenta, una vez más, íntimamente relacionada a la clase social de las personas.

La “igualdad” que invisibiliza

En el marco del 19 de octubre, desde la Asociación Civil La Casita Trans, a partir de las situaciones de violencias ginecológicas y/u obstétricas, exigen salud integral con perspectiva de género, trato digno y atención a las necesidades de varones trans, transmasculinidades, personas trans, travestis, no binarias, según sus identidades. “Respetar el nombre salva vidas”, afirman haciendo hincapié en la importancia de respetar la identidad de género en los espacios de salud. 

Para quienes se realicen mastectomías, es importante seguir haciendo controles porque ninguna de las técnicas quirúrgicas son completas, es decir que queda tejido mamario y, por ende, posibilidad de desarrollar tumores. El uso de fajas sobre las mamas no tiene relación con el cáncer de mama. 

No hay una recomendación basada en una sólida evidencia científica que pueda demostrar hasta la fecha un mayor riesgo de cáncer de mama en varones trans hormonizados con testosterona. En el caso de las mujeres trans que están en tratamiento hormonal, está estudiado que el uso de progesterona permitiría reducir el potencial riesgo de cáncer de mama y de eventos cardiovasculares, así como favorecer el desarrollo de la glándula mamaria. Sin embargo, los estrógenos podrían aumentar el riesgo, pero la poca evidencia que hay demuestra que es mucho menor al riesgo comparado con las mujeres cis. Sin embargo, no existe consenso sobre cuál es la prevención ideal ni la frecuencia, ni la edad de inicio o final del testeo mamario en mujeres trans. La Sociedad Canadiense del Cáncer, por ejemplo, recomienda la mamografía cada 2 años a las mujeres trans entre 50 y 69 años que han recibido tratamiento hormonal, no recomendándolo a las que no han recibido tratamiento hormonal. 

El mundo en que vivimos

Pese a los cuantiosos estudios que hablan de una estrecha relación entre la degradación ambiental y la aparición de enfermedades como el cáncer, son casi nulas las campañas que se hacen eco de esto. Reinaldo Chacón, presidente de la Fundación para la Investigación, Docencia y Prevención del Cáncer (FUCA), fue citado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en el marco de Octubre Rosa, diciendo que “una sociedad sana no es la que más se cura, sino la que menos se enferma. Una sociedad informada es una sociedad más sana”. La pregunta obligada es qué información necesitamos y cuál nos sirve para entender por qué en las salas oncológicas hay cada vez más personas.

El tabaquismo, el alcohol y el sedentarismo son señalados como los principales factores vinculados a la aparición de cáncer de mama, pero resulta incompleto si no analizamos el contexto. “El médico encargado del Servicio de Oncología de La Pampa ha dicho que los agrotóxicos están directamente relacionados con el cáncer, pero es tocar al campo -explica Inés-. Te dicen que te hagas los controles, que el examen es importante, que la actividad física, la buena alimentación y nada más. No hay conciencia, no se cuestiona, no hay conocimiento, no hay información en relación a que esto tiene relación con el modelo de producción”.

¿Qué le pasa a las personas que están más expuestas a la contaminación ambiental? ¿Cómo incide el uso extendido de agroquímicos sin control del modelo productivo actual en el desarrollo de tumores? ¿Cómo nos afecta la alimentación actual con la alta ingesta de ultraprocesados? ¿Qué influencia tiene el ritmo hiperproductivista con altos niveles de estrés?

Poner el foco solo en los cuidados individuales refuerza la idea de que al cáncer de mama se lo batalla haciéndonos los controles, algo que, además, genera fuerte sensación de culpa en muchas personas porque “no previenen a tiempo”. “No es un octubre -señala Inés-. Se acuerdan del cáncer de mama en octubre, pero a la gente le dura años o toda la vida. Hay una romantización del cáncer de mama y hay muchos discursos sobre la lucha y la guerrera, y se dan por sentadas cuestiones que es importante cuestionarlas”.

Fuente- La tinta

El cáncer no es rosa