Pronóstico económico 2023: la caída inminente (Primera parte)

Pronóstico económico 2023: la caída inminente (Primera parte)

6Ene23 0 Por michael roberts

El consenso entre los “pronosticadores” parece correcto y la economía mundial tendrá una fuerte caída del PIB real y muchas economías importantes entrarán en recesión. Esto puede ocurrir con terribles consecuencias para el nivel de vida de muchísima gente.

Al final de cada año, intento hacer un pronóstico de lo que sucederá en la economía mundial el siguiente año. Por supuesto, los pronósticos tienen en errores dadas las muchas variables involucradas que mueven a las economías. Pese a que los pronósticos meteorológicos son difíciles de hacer y los meteorólogos se ocupan de eventos físicos y no de acciones humanas. ( al menos no directamente) hoy en día las previsiones con hasta tres días de antelación son bastante precisas. embargo. Incluso los pronósticos del cambio climático a más largo plazo se han visto confirmadas en las últimas décadas. Entonces, si consideramos que la economía es una ciencia (aunque una ciencia social), hacer predicciones es parte de probar teorías y evidencias, esta vez en el campo de la economía.

¿Cómo resultaron las predicciones que hice el año pasado para 2022?

En 2022, se esperaba que la economía mundial creciera alrededor del 3,5 a 4,0% y esto era una desaceleración significativa en comparación con 2021 (un 25% menos en esa tasa). En realidad, 2022 parece ser peor que aquel pronóstico de consenso, habrá solo un crecimiento de un 3.2%.

Se esperaba que las economías capitalistas avanzadas crecieran cerca del 4%; ahora parece que estas economías sólo lograrán el 2,4%. Se esperaba que las llamadas economías emergentes lograran un aumento promedio del 4% – fue un acercamiento demasiado optimista- el resultado más probable es de 3.7%. Como resultado, a las principales economías les fue mucho peor que en 2021, y peor que las previsiones de consenso. De hecho, la caída del crecimiento en 2022 en comparación con 2021 fue una de las más profundas registradas.

Mi propio pronóstico de crecimiento del PIB real para 2022 también fue demasiado alto. Pero, al menos reconocí la razones del por qué hubo tal retroceso económico . Sostuve que el gasto fiscal de los gobiernos y las enormes inyecciones de dinero crediticio por parte de los bancos centrales, se dio por terminado ante la fiebre del consumo acumulado ocurrido después de la pandemia.

Como sabemos, a mediados de 2022, los bancos centrales al aumentar de las tasas de interés agrandaron drásticamente el costo de los préstamos para consumidores y empresas. Pasaron bruscamente de la flexibilización monetaria (QE) al endurecimiento crediticio (QT) . La transición fue rápida y pronunciada debido al rápido aumento de la inflación de bienes, servicios y materias primas a nivel mundial.

He discutido las razones del pico inflacionario y la reacción de los bancos centrales en muchas publicaciones. Las economías débiles de baja productividad, los bloqueos de la cadena de suministro global por el COVID y la crisis energética, potenciada por el conflicto entre Rusia y Ucrania, fueron los impulsores de la inflación, no lo ha sido ni ‘demanda excesiva’, como argumentaron los keynesianos; ni demasiado ‘dinero barato’, como argumentaban los monetaristas. Como resultado, los bancos centrales han sido impotentes para detener la inflación, excepto que han destruido ingresos, elevado los costos de la deuda e intensificado así la probabilidad de una caída total en las principales economías en 2023.

De hecho, el año pasado se esperaba que llegara una crisis de deuda global: “Tal era el tamaño de la deuda corporativa y la gran cantidad de las llamadas empresas zombis que estas ni siquiera estaban obteniendo suficientes ganancias para cubrir el servicio de sus deudas y que podría producirse un colapso financiero”( a pesar de tasas de interés muy bajas en ese momento).

Eso no ha sucedido todavía en las economías capitalistas avanzadas, en parte debido a que la inflación ha reducido la carga ‘real’ de los costos del endeudamiento. La relación deuda/PIB global alcanzará el 352 % para fines de 2022, según el último Monitor de Deuda Global del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) con sede en Washington. Eso incluye la deuda del sector financiero, generalmente adeudada dentro del sector. Exceptuando este dato, la deuda global supera el 250% del PIB mundial según el BIS.

Pero, como pronostique, las llamadas economías emergentes se enfrentan a una gran crisis crediticia, con impagos de deuda que ya están ocurriendo en Sri Lanka, Zambia, Ghana y en países como Egipto y Pakistán, que están al borde de insolvencia. El dólar muy fuerte en 2022 ha hecho que el servicio de la deuda en dólares para muchos de los países pobres sea prácticamente imposible de pagar.

Según el BIS, hay unos 65 billones de dólares de deuda en dólares de entidades no bancarias en economías emergentes. Alrededor de la mitad de las economías de bajos ingresos (LIEs) ahora están en peligro de incumplimiento de pago. La deuda de los ‘mercados emergentes’ con respecto al PIB ha aumentado del 40 % al 60 %. Hay poco espacio para aumentar el gasto público y aliviar el golpe.

Según un informe del Banco Mundial este año se espera que los países más pobres del mundo paguen un 35% más en intereses para cubrir los costos adicionales provocados por la pandemia y el aumento en el precio de las importaciones de alimentos,

América Latina enfrenta una ‘crisis prolongada’ tras la pandemia del COVID. Un informe de la ONU advierte que casi el 45 por ciento de los jóvenes de América Latina y el Caribe vive por debajo del nivel de pobreza. El informe de la CEPAL encontró que 56,5 millones de personas en la región se vieron afectadas por el hambre. Se estima que el 45,4 por ciento de las personas de 18 años o menos en América Latina viven en la pobreza. Comparemos este drama con las enormes ganancias obtenidas por los productores de energía en 2022. Las ganancias de las siete empresas petroleras más grandes se dispararon a casi $ 175 mil millones.

Dije en mi pronóstico que “este el 2022 podría ser el de un colapso financiero o al menos el de una corrección severa en el mercado de valores y en el precio de los bonos, en la medida que aumentaran las tasas de interés, lo que eventualmente llevaría a un sector de empresas zombis a la bancarrota”. Bueno, todavía no se ha producido el colapso ni las quiebras, pero hemos tenido una severa corrección en los mercados financieros. Los mercados de acciones y bonos de las principales economías se han desplomado en línea con la fuerte reducción del crecimiento y el aumento de las tasas de interés.

Hubo dos bajas notables por el endurecimiento del crédito y la liquidez: la muerte de las criptomonedas; y la fuerte caída de las acciones de los “dioses” de la especulación «tecnológica» como Tesla y Meta. 2022 ha sido el año de la criptocatástrofe. Más de $ 2 billones en valor teórico se han desvanecido en el aire a medida que la capitalización total del mercado de tokens criptográficos se ha desplomado un 70 por ciento desde su punto máximo en noviembre de 2021.

La locura de las criptomonedas tipo Ponzi ha quedado al descubierto. Su desastre comenzó con el escándalo de Tether y terminó con el arresto, con cargos criminales, de Sam Bankman-Fried el jefe supremo del imperio FTX. La especulación es inherente al capitalismo, pero aumenta, como otras actividades financieras, en épocas de malestar económico y crisis, es decir, cuando cae la rentabilidad en los sectores productivos y el capital emigra a sectores improductivos y financieros donde la tasa de ganancia es mayor. Esta es la razón del surgimiento y del auge del criptomercado. Lo que ahora muestra la caída de este mercado es lo que sucede cuando los inversores comienzan a esperar una caída en las ganancias debido a una desaceleración inminente e incluso a una recesión en la economía ‘real’.

Y luego está Tesla y su cabeza monstruosa, Elon Musk. El aumento del precio de las acciones de este aparentemente líder mundial en autos eléctricos convirtió a Musk en el multimillonario más rico del mundo. Pero su tensa compra de Twitter y la importante caída en la producción y ventas de Tesla han destruido casi la mitad de su riqueza en papel. Tesla valía 1,2 billones de dólares en capitalización de mercado a principios de 2002, ahora el valor de Tesla ha caído a 400.000 millones de dólares, una caída equivalente a la capitalización de mercado de más de 80 de las empresas del índice S&P 500.

En mi pronóstico para 2022, calculé que “es probable que las altas tasas de inflación actuales sean ‘transitorias’ porque durante 2022 el crecimiento de la producción, la inversión y la productividad probablemente comenzará a retroceder a tasas de una ‘larga depresión’. Eso puede significar que la inflación también disminuirá, aunque seguirá siendo más alta que antes de la pandemia”. Esto fue escrito antes de que realmente comenzara la crisis energética y comenzara el conflicto en Ucrania. Por lo tanto, las tasas de inflación no disminuyeron en 2022 y, por el contrario, continuaron aumentando hasta alcanzar niveles máximos en noviembre.

Pero, las tasas generales de inflación ahora están comenzando a caer, a medida que disminuye el precio de la energía y los alimentos (aunque se mantienen en máximos históricos). Habiendo alcanzado más del 7 % como promedio en 2022, la inflación mundial podría reducirse a menos del 5 % en 2023, si bien aún es mucho más alta que el promedio del 3 % en la década de 2010. En ese sentido, la alta inflación resultará ‘transitoria’ en 2023 (pero, más alta que antes de la pandemia), aunque solo sea porque la economía mundial se dirige a una nueva recesión sólo tres años después de la recesión pandémica, que provocó la más profunda en la historia del capitalismo (¡unos 200 años!).