Caso Dani Alves: El final del mayor ganador del fútbol mundial

Caso Dani Alves: El final del mayor ganador del fútbol mundial

5Feb23 0 Por Tablón Argento

Por una cuestión de rivalidad histórica, nunca nos simpatizaron mucho los jugadores brasileños. Pero un “negrito” que jugaba en Barcelona, siempre nos cayó muy bien. Y además era un ganador, el más grande ganador de títulos futbolísticos de todos los tiempos.

En la Argentina admiramos a Pelé pero nunca lo quisimos. Nunca aceptamos que pudiera ser mejor que Maradona.

En la década del 60 los hinchas de Boca idolatramos al negro Valentin, que le hacía siempre goles a River. Pero después el mercado argentino no fue atractivo para grandes jugadores de ese origen.

Cuando apareció René Houseman, pudimos reconocer que habíamos admirado a “Mané” Garrincha. Por razones ideológicas, algunos respetamos mucho a Socrates. Pero esas eran las excepciones.
En los últimos tiempos, había un “negro” que nos caía simpático: Daniel Alves. Jugaba con Messi en el Barcelona, era un marcador lateral con mucha llegada al arco rival. Siempre parecía estar de buen humor. A los 39 años fue convocado por Tité para jugar en el mundial de Qatar. En el partido contra Camerun, fue elegido capitán de la selección brasileña.
Cuando Neymar y un grupo de futbolista de élite brasileños expresaron públicamente su adhesión a Bolsonaro, lo de Alves pasó desapercibido. Pero apareció en un video con la camiseta verde amarilla diciendo “Hay un eslogan que me encanta: Como Brasil encima de todo, Dios encima de todo”. Ese era la consigna central de la campaña de Bolsonaro.

Dani Alves tenía otros problemas en España, como acumular una deuda impositiva de dos millones de euros, recibir ingresos por medio de una ONG, etc. Pero en países como el nuestro, donde la decisión de los ricos de no pagar impuestos se ha presentado como un acto de libertad, un “detalle” como ese, no podía afectar a su imagen pública.

Su imagen quedó chamuscada cuando salió a la luz el escándalo que protagonizó en la discoteca Sutton de Barcelona el 30 de diciembre de 2022. En esa oportunidad retuvo en un baño y violó a una joven de 23 años. Pero, para su desgracia la víctima poseía conocimientos de cómo actuar en un caso así, y en ningún momento aceptó compensaciones monetarias para tapar el delito. Hizo la denuncia correspondiente y pidió cárcel para el futbolista.
La decisión de la víctima, que se sobrepuso a una situación súmamente traumática, posibilitó la inmediata detención de Dani Alves. El futbolista, en caso de ser hallado culpable de la agresión sexual, enfrenta penas de prisión entre 4 y 12 años, de acuerdo a la nueva Ley española ‘Solo sí es sí’. La víctima, desde el mismo momento en que denunció el hecho, tuvo que enfrentar múltiples presiones, porque no se trata solo de Alves. Hay intereses y un entramado de personalidades famosas que suelen apelar a estas prácticas con la complicidad de periodistas corruptos y lugares VIPS. También un futbolista es una inversión para quienes tienen parte en la propiedad de su pase, sus sponsors, etc.

Por lo que se ha difundido desde ambientes tribunalicios en España, las pruebas contra Alves son irrefutables. Incluso la versión que “le tendieron una trampa”, queda muy desacreditada cuando la víctima comunicó que renuncia a cualquier pedido de indeminización posterior al juicio.
La vida del futbolista brasileño, que parecía haber conquistado el mundo con sus corridas por el lateral, su buen remate de media distancia y su sonrisa amistosa, parece haber entrado en un tobogán. Su mujer, la modelo española Joana Sanz lo abandonó; el club mexicano Pumas le rescindió el contrato y exige indemnización; sus sponsors se retiraron.

Como ocurre en el mundo del fútbol de otros países, en Argentina nos gustan “los ganadores”. Y hagámonos cargo, que Dany Alves nos caía simpático. Pero no le vamos a perdonar que el beso fugaz del poder y la fama, lo hicieran confundir al punto de creerse que tenía impunidad para cometer actos despreciables.

Para los que nos gusta el fútbol, un tipo que hace lo que hizo Alves es “un violín”. Ha cometido el delito más bajo de la escala delincuencial.

La decisión de la Justicia española de detener a Alves, y mandarlo al centro penitenciario de Brians 2, con la posibilidad que espere en prisión el resultado del juicio, debería ser ejemplificadora para la justicia argentina que remolonea con el caso de Sebastián Villa. El jugador de Boca sigue libre y jugando al fútbol, mientras se tramitan judicialmente una denuncia de su propia esposa por “lesiones leves agravadas por el vínculo y por mediar violencia de género y amenazas coactivas”, y por la denuncia de otra mujer por “abuso sexual y tentativa de homicidio”.