LOS INVISIBLES
2Mar23La Masacre de Pergamino
El primer mensaje de texto sería enviado a las 18:22: “Nos matan”. Había sido escrito a las apuradas por un joven que se encontraba detenido en la comisaría 1º de Pergamino a su madre.
Cuatro minutos después, otra mujer recibía el segundo: «Mamá bení rápido que nos matan la Policía». Para ese momento, la gente que vivía en la cuadra de la comisaría salía a la calle para ser recibida por una cortina de humo negro y denso. Detrás, se escuchaban gritos desesperados que se hacían cada vez más fuertes. Era el jueves 2 de marzo de 2017 y siete jóvenes privados de su libertad comenzaban a vivir lo que fue la peor tragedia en una dependencia policial bonaerense desde los tiempos del terrorismo de Estado.
A los primeros dos mensajes los sucederían 28 más. Minutos después, un detenido escribía: «Ana venite ya pa la comisaría que me van a matar se armó quilombo… Movete está prendida la comisaría ya venite». Uno de los últimos, avisaba: “ya están dando puñaladas”. De un segundo al otro, comenzaban las explosiones y, al mismo tiempo, los gritos pidiendo ayuda se iban apagando. El fuego avanzaba sin freno mientras los presos seguían encerrados. Como resultado, 7 de los 19 detenidos morirían asfixiados y carbonizados ante la mirada de los policías. El resto lograrían salvar sus vidas entre las torturas físicas y psicológicas que recibirían posteriormente.
Gracias a los testimonios de los sobrevivientes y las primeras pericias, se sabe que los policías no solo no intervinieron para prevenir ni para auxiliar, dejando cerradas las llaves de paso del agua, sino que demoraron la llamada a los bomberos y obstaculizaron su trabajo. Si bien los uniformados intentaron justificarse derivando la responsabilidad al cuerpo de bomberos afirmando que tuvieron «un accionar lento y negligente», se sabe que ni siquiera los dejaron ingresar y tuvieron que intentar apagar el fuego desde afuera. Según consta en el expediente, la tarea de rescate “fue obstruida continuamente por los funcionarios policiales: no colaboraron con la entrega de las llaves para que pudiesen abrir y controlar el fuego”.
El 20 de diciembre, la Justicia condenaría a 6 policías, 4 de ellos con el beneficio de la prisión domiciliaria. No fue por homicidio, sino por abandono de persona. Según la Suprema Corte bonaerense, debido a la situación crítica del sistema carcelario, era mejor no enviar allí a quienes ya estaban cumpliendo condenas domiciliarias. El sistema se protegía a sí mismo. Gracias a esto, la mayoría de los asesinos descansan en la tranquilidad de su hogar. El Gobierno bonaerense los encubrió y el Estado los sigue amparando. Tan solo dos años antes, allí mismo se colocaba una plaqueta que recordaba: “Aquí se cometieron crímenes de lesa humanidad en el marco del terrorismo de Estado”. En el marco de la democracia, las cosas no cambiaron tanto.
Fuente: https://revistaliverta.com.ar/2023/03/02/los-invisibles/