Curuzú Cuatiá, Mercedes y Monte Caseros; las 3 ciudades donde la periodista había puesto sus miras.

Curuzú Cuatiá, Mercedes y Monte Caseros; las 3 ciudades donde la periodista había puesto sus miras.

30May23 0 Por Red de Periodistas de la Provincia de Corrientes

El triángulo de denuncias que la justicia no quiere investigar sobre el caso Griselda Blanco. La comunicadora correntina recientemente asesinada estuvo, en los últimos dos meses, muy preocupada por distintas situaciones que ocurrieron en estas localidades del interior correntino.

Funcionarios policiales, judiciales, médicos y empresarios han estado bajo la órbita sagaz de Griselda Blanco, una mujer preocupada porque los flagelos sociales que tienen vinculación con la política no queden impunes. Los temas de seguridad, salud pública, administración de justicia, incluso la corrupción estatal estuvo en su agenda. Su tarea no fue otra que la de exponer, con claridad y crudeza, esas realidades.

En Curuzú Cuatiá, contaba Griselda “Están furiosos conmigo, me quieren desaparecer. Es el precio que una tiene que pagar por estar contra la corrupción”. Por ejemplo, respecto del Intendente decía, “Está malo conmigo”. Y agregaba “me van a prender fuego mi casa, me dijeron”. El Caso más notorio fue el del comisario José Nicolás Romero, quien hasta le mandó una carta documento para que se retracte, cuando lo único que hizo Griselda es retransmitir lo que otros medios ya habían anunciado sobre ese policía que ahora estaba al frente de la comisaria de Curuzú. “A mí me quieren hacer caer a toda costa. Ya me dijeron”, y afirmó, “vos te metes con la policía y te estas metiendo con el gobernador“.  De la misma manera parecen haber procedido desde Monte Caseros, pero ahora no se trataba de policías sino de autoridades judiciales.

El 26 de abril Griselda habría sido citada (en una notificación que llevaba el sello de la “Sección Expedientes de la policía de Curuzú Cuatiá”), pero esta vez para testimoniar ante el Fiscal de Monte Caseros, Dr. Ricardo López Ruiz sobre quien Griselda había dado cuenta de su falta de profesionalidad a instancias de las manifestaciones por seguridad que un sector del ruralismo había realizado en esa ciudad. Pero también se había referido a cuestiones sobre adicionales y al policía Sánchez, que fuera filmado retirando dinero de un cajero con una tarjeta extraviada de una docente.

La comunicadora nunca compareció a esas citaciones, por lo que nos hace pensar que fue un absoluto mecanismo de amedrentamiento, ya que si los hechos eran reales insistirían en su comparecencia.

Por otra parte, en la ciudad de Mercedes, Griselda se solidarizaba con un colega que fue violentado por un empresario de las comunicaciones ligado al Intendente de aquella ciudad. A pesar de haberse hecho las denuncias, otra vez la justicia obraba en favor del sector político y no se investigó nada.

Desde este lugar, anunciamos y exigimos la necesidad de comprender que el asesinato de Griselda no reclama solamente su esclarecimiento, sino que es una oportunidad para que la justicia les dé continuidad a sus denuncias; esa es la única manera de resarcir un hecho como este. Las mafias, que tanto denunciaba Griselda, no se van a sentir molestas si se descubre el o los autores materiales (que es un hecho por demás necesario), pero sí estarán atemorizadas si hay continuidad en la visibilización, denuncia e investigación de los hechos de los que se ocupaba la comunicadora.

La lección que debemos aprender, no es la de acallar voces con asesinatos, sino que, de ocurrir, se profundicen las investigaciones de los hechos denunciados. Es por ello que proponemos se lleven adelante la dilucidación de todos los hechos que pudieran formar parte de recortes de expresiones y libertades o coacciones y cualquier otro delito, no sólo contra Griselda, sino todo aquel que provenga de instituciones en esas tres ciudades que eran el radio de acción de la comunicadora al menos en los últimos dos meses.

Griselda Blanco no sufría de ataques suicidas, no se conocían malestares por violencias de género, no era extorsionadora ni andaba en amoríos. Griselda denunciaba a los poderosos y, aunque el o los criminales pudieran estar en cualquier parte, el Estado no debe desaprovechar el momento para avanzar en la línea de quienes pretendieron acallarla. Esa es la justicia que hará honor a esta comunicadora.

Red de Periodistas, Comunicadores y Organismos Sociales en alerta.