Los chicos, sin celulares

Los chicos, sin celulares

10Jun23 0 Por Guillermo Cieza

Docentes y familias del pueblo Greystones de Irlanda, firmaron un pacto para que los chicos menores de 13 años no tengan acceso a celulares en la escuela, ni en su casa. Se empieza a crear conciencia y a tomar medidas contra el daño que producen estos dispositivos tecnológicos en niños, niñas y preadolescentes.

Distintos especialistas han denunciado los efectos nocivos de los teléfonos sobre la salud mental de los y las niños: problemas de adicción, pérdida de la realidad, aumento de la frustración, acceso a contenidos que no pueden procesar por su edad, incremento de la miopía, pérdida de la comensalidad, retraso en el desarrollo de saberes y conocimientos que se adquieren con prácticas sociales de contacto. Pero a esto debe agregarse la advertencia que ha hecho Alfredo Grande en un artículo recientemente publicado en Tramas: “Las niñas y niños son nativos digitales cautivos. En el mejor de los casos. A los más ancianos les abren las puertas de la jaula, pero no tienen dónde ir. Pero infancias y vejeces apenas sobreviven y subviven en los territorios diezmados de la naturaleza cultural analógica. Son Jaulas a cielo abierto, parafraseando una idea de Morlachetti“.

La libre elección de contenidos que reciben los niños y niñas dentro de esa jaula es una ilusión. Los juegos son diseñados por grandes empresas informáticas que no solo legitiman el uso de la violencia por el solo hecho de disfrutar aniquilar a los adversarios, sino que siempre se ocupan de identificar a las amenazas y dificultades con símbolos adversos al orden capitalista vigente. Las redes sociales son manipuladas por ejércitos de productores de troles que pueden instalar como verdades las mentiras más grandes y las peores difamaciones sobre procesos populares, ideas avanzadas, líderes progresistas o revolucionarios, o acciones colectivas de resistencia contra las peores lacras del capitalismo. La exacerbación del individualismo, la ruptura con experiencias y conclusiones del pasado, la desarticulación de demandas, la promoción de lo identitario en conflictos horizontales entre pobres u oprimidos, no son ajenas a los contenidos que van formateando la cabeza de niños y niños encerrados en esas jaulas virtuales. Para los que somos padres o abuelos nos resulta incómodo vincular la relación que tienen nuestros niñas o niñas con los celulares, con la aparición de personajes políticos como Milei, o con la extendida y legalizada costumbre de resolver diferencias personales o políticas entre pares de una misma clase apelando al escrache, a la difamación mediática, o el bullyng informático.

La decisión tomada por familias y docentes del pueblo de Greystones, que alivia la presión social para que las y los niños sean consumidores tempranos e indefensos de basura mediática, merece ser difundida y debatida.

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