En defensa de la cosmovisión andina

En defensa de la cosmovisión andina

19Jun23 0 Por Gustavo Spinello

No se puede sintetizar en palabras y algunas líneas que expresa o que resulta la expresión de las comunidades en el norte jujeño como respuesta a la agresión directa por la reforma de la constitución local en el aguantadero racista del “parlamento” local.

Pero se deben comprender algunas razones que en una enorme mayoría de nuestros conciudadanos desconoce. Al menos algunas de esas están contenidas y bloqueadas  por los medios masivos, donde el contubernio burgués hace silencio de radio como cómplices y adjuntos del feudal ahora dictador Morales gobernador.

Imposible hacer caracterizaciones generales del poblador kolla y su impronta, con la puna y la quebrada jujeña de testigo inmutable. Allí están los motivos que   hermanos/as  pueden dar la vida en defensa de su territorio ancestral.

El nuevo condimento y preciso motivo del pretendido saqueo imperialista y todos los cipayos de la socialdemocracia criolla comprometidos en expulsar a las comunidades de las alturas se llama Litio (Li) mineral que habita dentro de las salmueras en altura.

Proteger el agua, la tierra y las llanuras es parte de una conducta que rosa lo místico pero es la práctica extractiva que da trabajo a cientos de pobladores.

No conocerán el ritmo del consumo de la gran ciudad, solo tienen lo necesario y subsisten en un medio tan hostil como valioso para un mundo tragado por la descomposición del mecanismo capitalista de saqueo de recursos en cualquier lugar de la tierra: el privilegio de un kolla es tal vez ser el enemigo declarado del manojo de serpientes con poder dentro del gobierno jujeño y los intereses rapaces del capital extranjero sediento de nuevas explotaciones.

Ante las represiones que cobran víctimas en la puna, quebrada y ciudad con trabajadores afectados en la limitación de derechos y el flagelo de ingresos miserables hay un nuevo y viejo protagonista, que fue sumiso y prolijo con su silencio en medio de la pachamama atónita agredida, la “ronda de las ovejas” entra como una acción sigilosa  para proteger lo único que les da razón de existencia, su territorio.

La visión cosmogónica de la realidad que aflora en la garganta de un kolla, frente al despiadado orden burgués local no es comprendida con claridad por muchos, ni siquiera por aquellos que enfrentan con sus partidos o facciones el orden capitalista, que lejos de amansarse reprime sin mirar a quien .  

Sincronizando el cierre de las principales accesos a los perros de Morales, las “ovejas” protegen lo suyo…la tierra se defiende hasta con la vida y el señor de los anillos debe renunciar. Esa consigna nace y se esparce en las entrañas de las comunidades, que defienden y custodian hace decenios la tierra curtida de sol, vientos y las cajas copleras.

La ronda del rebaño fue una táctica bien conocida por Güemes, en sus montoneras de rechazo al genocida e invasor español.

La gravedad de los hechos recientes en el norte y los barrios de la capital jujeña no tienen vanguardia ni conductores iluminados, es una respuesta orgánica de las etnias, aunque desde lo más contradictorio hayan legitimado al dictador detrás de una fachada vergonzosa de unicornio racista y bonachón.

Al estrechar su mano en  2014, supe que ese sujeto nada sincero traía, ni ideas a debatir. Medía su pose de clase, su nula empatía y su ridícula careta intelectual, en el encuentro indianista de mina El Aguilar, cuyo intendente indígena cursó la invitación.

No será la antesala de una revolución regional. Tal vez haya sangre en las manos de los cobardes de siempre. Queda claro que los comuneros no tienen que rendir examen de resistencia ni valor moral. Solo anotar que son los mismos que integran en las urbes la base generadora del valor agregado del capitalista, y que en su terruño es raíz que no se puede ni debe arrancar.