Naufragios y los muertos de segunda clase
24Jun23 0 Por TramasEn la misma semana en que se conoció la pérdida de contacto del submarino Titán con 5 tripulantes, se hundió un barco pesquero cargado con más de 700 personas a bordo en las costas de Grecia. El foco de los grandes medios estuvo puesto en la tragedia de los 5 millonarios, y poco se habló de la otra tragedia, donde sus protagonistas eran migrantes, y había 100 niños a bordo.

El barco pesquero había partido de Libia y tenía como destino Italia. Había sido contratado por traficantes de personas. Los viajeros eran de nacionalidad paquistaní, siria, egipcia, libia y palestina.
Cuando el barco tuvo dificultares avisó a la guardia costera de Grecia, que demoró varias horas en atender el pedido de auxilio. Cuando lo hicieron, agravaron la situación porque tratando de remolcar el pesquero, éste se dio vuelta. Uno de los sobrevivientes que se identificó como Mostafa, responsabilizó a la guardia costera por el naufragio: “El capitán griego tiró de nosotros demasiado rápido, fue extremadamente rápido, esto provocó que nuestro barco se hundiera”,
Hasta el momento se han rescatado con vida 104 personas, y se confirmó la muerte de 78 personas. El resto está desaparecido en el mar. Se estima que las víctimas fatales pueden llegar a 600.
Según testimonios, en las bodegas del pesquero iban los niños y las mujeres. Entrevistado por la BBC, el médico principal del Hospital General de Kalamata, que atendió a los sobrevivientes del naufragio , declaró que había hasta 100 niños en el barco.
Las multinacionales europeas han empobrecido a los pueblos de Asia y Africa, las fuerzas de la OTAN han bombardeado ciudades y destruido las economías de muchas naciones. Europa tiene responsabilidad sobre la emigración de millones de personas que han tratado y tratan de buscar lugares más seguros para sus familias, pero no se hace cargo. Y cuando se producen tragedias como esta, elige el silencio o mirar para otro lado.
Europa llora por los 5 multimillonarios aventureros que fallecieron en el Titán, pero prefiere no hablar de los muertos frente a las costas de Grecia.
Desmintiendo la vieja sentencia de que “la muerte nos iguala”, en Europa hay muertos de primera y de segunda clase. Naufragan los barcos de los traficantes, pero también la dignidad humana.