Candidatura de Massa: los mercados festejan, tiembla Juntos por el Cambio

Candidatura de Massa: los mercados festejan, tiembla Juntos por el Cambio

3Jul23 0 Por Guillermo Cieza

La candidatura de Massa fue una muy buena noticia para la embajada de Estados Unidos, el FMI,  y el círculo rojo de los grandes empresarios locales. Sin embargo cayó muy mal en Juntos por el Cambio. La gestión del ajuste, tiene un nuevo competidor

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En las elecciones presidenciales de la Argentina  va a ocurrir un fenómeno inusual en Nuestramérica. Todos  los candidatos con posibilidades de ganar las elecciones tienen la plena confianza de la embajada de Estados Unidos. También ocurre que los grandes empresarios consideran que comparten los objetivos de promover un modelo de país donde se privilegien los acuerdos con el FMI, se reduzcan impuestos al capital y a las inversiones, se mantenga la continuidad del saqueo de recursos naturales y que no se pongan trabas a las ganancias de las empresas.  

Lo que discuten la embajada y los empresarios, a la hora de apoyar a uno u otro candidato, es la posibilidad de garantizar gobernabilidad. Ni a la embajada, ni al círculo rojo le convienen candidatos como el presidente ecuatoriano Guillermo Lasso que se tuvo que ir antes de finalizar el mandato.  

La Argentina es un país complicado, con un pueblo muy acostumbrado a resistir las políticas de ajuste y que tiene el antecedente de haber echado presidentes. En el examen de la gobernabilidad quien genera menos expectativas es Javier Milei, por eso, una vez que cumplió su función de correr la agenda política a la derecha, ha perdido prensa y está en caída libre. Horacio Rodríguez Larreta, aventajaba a su competidora en Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, en la preferencia de los poderosos, con su perfil de gran negociador y la perfomance de haberse mantenido, sin grandes conflictos, al frente de CABA por dos períodos. Sin embargo, la actuación de su socio y vicepresidente Gerardo Morales en la provincia de Jujuy, lo ha puesto en problemas.

Los radicales han vuelto a mostrar que su gorilismo, termina siendo una debilidad para manejar tensiones con sectores populares. Lo que le había salido bien con la persecuacón de Milagro Sala, no tuvo el mismo resultado cuando enfrentó a docentes, estatales y comunidades originarias. Hoy tiene una provincia insubordinada, tres personas que han perdido un ojo, municipios ocupados, y cortes de ruta que no puede desmontar. Y para peor de los males, se quedó sin mediaciones que le sirvan de  bomberos políticos para apagar el incendio.

El antecedente que respalda en términos de gobernabilidad a la candidatura de Massa, son las presidencias de Menem. Massa llegó a la política de la mano de Carlos Menem y expresa un sector del movimiento que tuvo lazos muy fuertes con esa experiencia. El riojano avanzó durante su mandato con reformas neoliberales que no hubieran podido concretar los gobiernos radicales. Privatizó empresas públicas (YPF, Gas del Estado, Entel, Telefónica, etc), cerró líneas ferroviarias, entregó los puertos a los privados, flexibilizó contratos de trabajo, arruinó o deslocalizó industrias nacionales, promovió la ganancia de quienes se embarcaron en la bicicleta financiera, reformó la Constitución quitando a la Nación la posibilidad de defender  los recursos naturales, aprobó por decreto el Código Minero para favorecer el saqueo de las multinacionales, promovió los agronegocios a expensas de los pequeños y medianos productores, involucró al país en un conflicto internacional (Guerra del Golfo), etc.  Menem gobernó sin afrontar rebeliones masivas, fue reelecto por dos períodos, y hasta pudo contener buena parte de la militancia y el funcionariado peronista en las filas de su Partido. Menem sintetizó como nadie las transformaciones del movimiento peronista. El peronismo que nació el 17 de octubre de octubre del 45 y se forjó en la resistencia como un movimiento de lucha, se transformó después en “un sentimiento”, y terminó siendo una contraseña para acceder al Estado.

La dirigencia de Juntos por el Cambio que hace un año estaba convencida de que nadie le podría arrebatar la victoria de las presidenciales de este año, estaba empantanada en una lucha feroz por quien se llevaría la presidencia y los mejores negocios, cuando fue sorprendida por la candidatura de Massa. Fue una pésima noticia, inesperada. Incluso le da otra dimensión a las peleas internas, porque nadie puede asegurar que los que pierdan las Paso, van a acompañar a los ganadores.

Buena parte de los que hoy apoyan a Rodríguez Larreta, como los que apoyan a Patricia Bullrich, han tenido en el pasado negocios con Massa. El actual intendente de Buenos Aires participó con Massa en el comité de campaña presidencial de Palito Ortega en 1999, y el tigrense consiguió ubicar a su compinche en el 2000 como  presidente del IPS durante la gobernación de Ruckauff. En 2013, el actual intendente de La Plata, Julio Garro, encabezó una lista en la interna del Frente Renovador para beneficiar a Massa. El Frente Renovador fue parte de la alianza que llevó como candidato a Gerardo Morales en sus dos elecciones y pusieron el vicegobernador, Carlos Haquim, que está viculado a Massa. En la lista de Patricia Bullrich, buena parte de los operadores y los caudillos del conurbano como Joaquín de la Torre, Jesus Cariglino y Cristian Ritondo tuvieron vinculación con Massa. La prefiguración de Massa de un regreso al menemismo, entusiasma a viejos caudillos peronistas, que acompañaron al líder riojano.

La rápida aceptación de la lista de Juan Grabois es un reflejo de la vieja política del menemismo y de todos los caudillos provinciales: contener a todos, y promocionar a su propia “ala izquierda”, institucionalizando la rebeldía, para que le pueda servir de bombero que apague el fuego, si se producen tensiones sociales.

El rumbo político que tomará el próximo gobierno es seguro: la continuidad del ajuste en el Estado y las economías populares y una aceleración del saqueo de bienes naturales. Pero hoy, no es tan seguro quién gestionará esa política. Las caras de disgusto que expresan los principales dirigentes del PRO, dan cuenta de su malestar. Juntos por el Cambio sigue adelante en las encuestas pero su triunfo no está asegurado. En un país donde se producen con frecuencia sorpresas políticas, puede pasar cualquier cosa. Incluso que gane Massa.