Nuevo acuerdo con el FMI: el candidato, el Fondo y el círculo del ajuste

Nuevo acuerdo con el FMI: el candidato, el Fondo y el círculo del ajuste

29Jul23 0 Por Mariano Féliz

Luego de muchas demoras, dimes y diretes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció haber alcanzado un consenso “a nivel de personal técnico” con el gobierno argentino sobre las últimas revisiones del acuerdo del Servicio Ampliado del Fondo (EFF) firmado en 2022. Más allá de las anticipaciones del ministro-candidato Massa, la única novedad es que el Fondo no le suelta del todo la mano al gobierno de Alberto Fernández mientras sostenga la política de ajuste. Festejan los mercados.

Llegó el Acuerdo

La incertidumbre de las últimas semanas en torno a las negociaciones con el FMI parece dejar lugar a una certeza: el gobierno seguirá a pie juntillas la estrategia del recorte fiscal (esencialmente, reducción de gastos) y la política monetaria restrictiva (tasa de interés por encima de la inflación). El Comunicado de Prensa del Fondo emitido el 28 de Julio de 2023 deja claro que el gobierno continuará buscando acumular reservas en el Banco Central, y “contener el crecimiento de la masa salarial (del sector público)”, “actualizar las tarifas de energía”, “fortalecer los controles de gasto” aumentando la focalización (es decir, recortes) de la política social, y “racionalizar” las transferencias a las provincias y las empresas estatales. A pesar del recorte ya realizado en los gastos del sector público nacional (en especial, subsidios a la energía, prestaciones sociales y transferencias a las provincias), el documento indica que el gobierno no pudo cumplir con los objetivos comprometidos por causa de la sequía, y los “desvíos y retrasos en las políticas” acordadas. El nuevo acuerdo técnico que busca corregir eso, deberá ser ratificado por el Directorio del FMI durante la segunda mitad de Agosto (después de las PASO), luego de lo cual el Estado argentino recibiría alrededor de 7500 millones de dólares indispensables para “mantenerse al día con sus obligaciones financieras con el Fondo”. En noviembre de 2023, y con posterioridad a la primera ronda de la elección presidencial, habrá una nueva revisión del acuerdo. Los mercados financieros saltan en éxtasis: frente a la noticia del acuerdo subieron los títulos de la deuda pública y bajó el riesgo país.

A pesar del acuerdo, sin la aprobación su Directorio, el FMI no puede adelantar recursos para que la Argentina haga frente a los pagos pendiente al organismo por 3400 millones de dólares que vencen el 31 de Julio. Los gestos de buena voluntad del gobierno argentino no alcanzaron para que el Fondo transfiera el dinero; el acuerdo no vino con “un pan bajo el brazo”. Para hacer frente a esos pagos, el gobierno deberá seguir innovando financieramente: gestionó un crédito “puente” de la Banco para el Desarrollo de América Latina y el Caribe-Corporación Andina de Fomento (CAF) por 1000 millones de dólares, y seguramente hará uso de los Yuan disponibles del Swap con China. Nueva deuda para pagar la deuda.

Mimos al Fondo

Las medidas económicas recientes fueron un dulce en la mesa de negociación: la devaluación fiscal del dólar para los exportadores de productos agropecuarios (incluidos ahora el maíz), la mayor carga fiscal para la adquisición de dólares para importar y para ahorro, y la promesa de pronta eliminación de las retenciones a las exportaciones de las “economías regionales” (maní, vino, arroz, industria forestal, cáscaras de cítricos y tabaco, entre otras). Todas ellas aumentan en el precio final de los productos de primera necesidad (alimentos y bebidas) e incrementan los costos de producción de un sinnúmero de productos de consumo final con insumos importados. Todas acciones que, junto al recorte de gastos, transferencias y subsidios, buscan garantizar que el déficit fiscal de 2023 cierre en 1,9% del producto bruto interno (PBI), como se acordó el año pasado, y conseguir una acumulación de reservas internacionales que mantenga bajo control el valor de dólar en un contexto de escasez de dólares. El acuerdo muestra que el gobierno está contra las cuerdas. Un Fondo que no quiere que la Argentina entre en cesación de pagos, aprovecha la debilidad oficial para consolidar un programa de ajuste que ya nadie en la alianza gubernamental discute.

Estancamiento y crisis salarial

En el marco de una economía que entra sin prisa, pero sin pausa en recesión, la prioridad sigue siendo el ajuste. Los últimos datos de actividad económica marcan la aceleración de la recesión. En mayo de 2023, la caída general fue de 5,5% en comparación con el año anterior. Desde 2012, la economía argentina creció tan sólo 3,2% y ha estado en recesión en 6 de los últimos 10 años! Una nueva década perdida.

Sin dudas, la nueva recesión compensará a impactar en los niveles de empleo, que aún persisten en leve alza. El golpe seguramente sea más duro entre las y los trabajadores con empleo informal, tanto asalariades como cuentapropistas. Por lo demás, el impacto de una inflación que no cede, continuará pegando bajo la línea de flotación a las clases populares, en particular las más empobrecidas (mujeres trabajadoras de la economía popular). La estadística es contundente: los salarios de aquellos con empleo asalariado formal pierden nuevamente frente a la inflación (en mayo de 2023, cayeron 1% frente a la inflación de los últimos doce meses), mientras aquellos con trabajo informal sufren una goleada sin parangón (caída de 17,2% frente a la inflación en los últimos doce meses). Si, no es un error: ¡los ingresos de quienes trabajan en la informalidad han perdido ⅕ de su valor en el último año! Sin dudas, el gobierno de Alberto Fernández será recordado por ser la continuidad de más de una década de deterioro profundo de las condiciones de vida de las mayorías.

La carrera electoral

El gobierno trata en los últimos meses de crear la sensación de que la debacle no es tal. Para ello, ha promovido y otorgado aumentos salariales levemente positivos en los meses pre-electorales (30%-35% entre los meses de junio-agosto, frente a una inflación que probablemente sea levemente inferior) y multiplica los bonos y créditos subsidiados para jubilados y pensionados. Sin compensar las pérdidas recientes o más antiguas, y ampliando el endeudamiento popular, estas acciones buscan construir un clima de mejora en un contexto de empobrecimiento general.

Entre un improbable (no imposible) triunfo electoral y el cumplimiento del acuerdo con el FMI, el gobierno nacional se mueve por un camino de cornisa. Mientas tanto vende ilusiones de una economía que comenzará a mejorar en el 2do semestre, que el acuerdo con el Fondo traerá tranquilidad, y que un futuro gobierno de Unión por la Patria (UP) no se parecerá en nada al actual gobierno de UP (es decir, el gobierno del Frente de Todos). Nadie explica bien como eso será posible si el objetivo es exportar sin límites para pagar la deuda con el Fondo, ni como esa estrategia es compatible con el “capitalismo con rostro humano” impulsado por el sector de Grabois en la interna. Hasta el “rebelde” Máximo Kirchner salió a bancar la negociación y el nuevo acuerdo.

Del otro lado, en Juntos por el Cambio (JxC) se debaten entre el “Todo o Nada” de Bullrich, o el ajuste con vaselina (“el cambio de nuestras vidas”) de Larreta. Ya no prometen alegría ni revoluciones, sólo salir del “cepo”, “poner orden” y reformas estructurales. Nada muy auspicioso ni novedoso, pero que tampoco parece generar entusiasmo. Al mismo tiempo, la candidatura de Milei y sus huestes fascistas (el mote de libertarios les queda grande) parecen estar perdiendo impulso. En breve sabremos si esa secta de ultraderecha puede convertirse en una fuerza política con autonomía de la derecha cambiemita, o fue simplemente el sueño húmedo de la reacción conservadora vernácula.

Finalmente, la izquierda en las elecciones (FIT-U, Nuevo MAS, y otras expresiones) no logran mover el amperímetro ni concentrar grandes expectativas. A poco más de dos semanas de las PASO, el voto bronca (blanco, impugnado, abstención) parece estar convirtiéndose en la salida entre los electores ofuscados, decepcionados o rabiosos.

Mariano Féliz

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