Dos monumentos muy cercanos

Dos monumentos muy cercanos

5Ago23 0 Por Daniel Campione

Sobre la calle Bernardo de Irigoyen, entre Independencia y Estados Unidos, en la ciudad de Buenos Aires, se encuentra una plaza o plazoleta denominada “Alfonso Castelao”. Su superficie alberga hoy dos recordaciones muy significativas.

Gallego y republicano insigne.

Castelao fue un dibujante, pintor, escritor y dirigente político gallego. Un intelectual del “galleguismo” que transcurrió en Buenos Aires varios años de su existencia de exiliado, posterior al avasallamiento de la segunda república. Murió aquí en 1950. Su esfera de contactos no se redujo al núcleo de expatriados, sino que trabajó para la toma de conciencia de la mucho más numerosa comunidad de emigrados anteriores al conflicto español.

La Federación de Sociedades Gallegas (FSG) fue testigo y partícipe de sus empeños, no exentos de conflictos. Impulsó irmandades que agruparan a sus coterráneos en la cultura y los ideales gallegos. Lo que acompañaba siempre con una reivindicación intransigente de la segunda república segada por la dictadura de Francisco Franco.

En la plaza, de cara a Bernardo de Irigoyen, se encuentra una sobria escultura que lo representa de medio cuerpo, sosteniendo en las manos un cuaderno y un lápiz. Las leyendas de su base de granito rojo aparecen desdibujadas. Llevaba originalmente la inscripción “Castelao A Colectividade Galega Bos aires”. Al pie de la estatua alcanza a vislumbrarse apenas la reproducción de un pasaje de su ensayo Sempre Galiza.

Sus paisanos de Argentina le rinden allí frecuentes homenajes a su lucha y sus ideales.

“La capitana” también presente.

Desde hace unos meses al monumento que homenajea a quien da nombre al espacio se ha sumado otro muy distinto.

Es el que recuerda a María Remedios del Valle, la mujer afrodescendiente que participó en la lucha por la independencia, en particular en el ejército del norte, en las campañas al Alto Perú. Estuvo junto al general Manuel Belgrano. Hasta pudo haber sido una de las llamadas “niñas de Ayohuma”, más allá de que su edad en 1814 no correspondiera a ese apelativo. Fue herida, apresada por los “realistas” y torturada.

La llamaron “capitana” y “madre de la patria”. Y luego de las batallas quedó en el olvido y en la extrema pobreza, hasta que las autoridades decidieron asignarle una escasa pensión, luego incrementada por Juan Manuel de Rosas.

Luego de su muerte en 1847 regresó al campo de la desmemoria, salvo algún rescate, como el que le dedicó el escritor nacionalista Carlos Ibarguren. Por fortuna en estos últimos años se la ha recordado y reivindicado con fuerza y continuidad, llegándose a establecer el Día Nacional de los afroargentinos, las afroargentinas y de la cultura afro, el 8 de noviembre, en su memoria, por ley del Congreso Nacional, aprobada en 2013.

Luego se han sucedido los recordatorios. Entre los más recientes se encuentra su inclusión en los nuevos billetes de 500 pesos, en los que estará su imagen, reproducida junto a la de Belgrano.

Más allá de los tributos oficiales, la literatura, el teatro y la música se han ocupado de su vida y sus acciones. Para citar un solo ejemplo, el libro María Remedios del Valle: madre de la patria, de Daniel Brion, que presenta las referencias a su vida enmarcándolas en toda la trayectoria de la esclavitud en el Río de la Plata y de lxs esclavizadxs y sus descendientes en las guerras de independencia de Argentina.

El 8 de noviembre de 2022 se inauguró el monumento, por acción de la Secretaría de Cultura de la Nación. La estatua de la “madre de la patria” es de respetable tamaño y la muestra en actitud combativa. Está situada en un ángulo de la plaza, de espaldas a la calle EE.UU, cerca de los juegos infantiles y la arboleda compuesta sobre todo de palos borrachos.

No quedaron imágenes fidedignas de María Remedios para tomarlas como base. Posó para la escultura Louis Yupanqui, una joven trans afrodescendiente, de reconocido activismo en las luchas de etnia y género. 

————

A primera vista, hay multitud de diferencias entre las dos personalidades invocadas en la plaza. Mujer, soldada, americana y negra del siglo XIX; varón, europeo, blanco, artista e intelectual del siglo XX.

Podría establecerse un acercamiento a partir de que son dos figuras que lucharon por la libertad e independencia de sus pueblos respectivos. Hay otro punto de contacto aún más próximo.

El gallego, en su tarea como dibujante, se mostró sensible y creativo respecto al sufrimiento de los esclavizados y sus descendientes de América.

En 1939 trabajó en el álbum Debuxos de Negros, una serie de ilustraciones que muestran escenas de la música, la cultura y la discriminación que sufría la llamada “gente de color”, los que fueron realizados en Cuba y en Nueva York. Tiempo después fue nombrado presidente de honor de la Federación Mundial de Sociedades de Negros, en reconocimiento a su lucha antirracista.

Uno de los dibujos de la serie Debuxos de Negros.

A la distancia en el tiempo y en el espacio, el enfrentamiento contra la opresión nacional y el racismo los aproximó a ambos. Parece entonces más que adecuado que sus evocaciones compartan una plaza de la ciudad de Buenos Aires.

Daniel Campione en Facebook.

@DanielCampione5 en Twitter.