Mercenarios: un nuevo extractivismo

Mercenarios: un nuevo extractivismo

9Ago23 0 Por Guillermo Cieza

Las guerras que disputan distintos países se están convirtiendo en guerra de mercenarios. Los líderes políticos de los gobiernos en conflicto tratan de reducir las pérdidas de sus connacionales, que les generan costos internos y los reemplazan por personal contratado de países pobres que se convierten en “carne de cañon”. 

Mucho se ha hablado del Grupo Wagner, liderado por Yevgueni Prigozhin , que combate del lado al ejército ruso, pero este tiene su contraparte en la denominada “Legión Internacional de defensa territorial de Ucrania”, creada por el gobierno de Zelensky, donde participan no menos de 20 mil mercenarios.

Este componente militar se reclutó por la actividad de las embajadas de Ucrania en distintos países y contó con el apoyo de medios de comunicación occidentales. El gobierno de Ucrania ofreció pagas de 2000 doláres mensuales a quienes estuvieran dispuestos a sumarse a este conflicto, consiguiendo bajar costos frente a los mercenarios ofrecidos por contratistas europeas o estadounidenses.

Las contratistas de mercenarios tienen la particularidad que están organizados por capitales de las grandes potencias, pero que reclutan sus soldados en los países más pobres.

Las cinco empresas contratistas de mercenarios más importantes del mundo son las estadounidenses: Blackwater (hoy Academi), Defion Internacional y  Triple Canopy, la canadiense Garda World y la británica G4S Secure Solutions.

Blackwater ha actuado en Yemen, Irak y Afganistan, Delfion tiene sede en Lima, Dubai, Sri Lanka y otros países, es la principal reclutadora de mercenarios del cono sur y ha actuado en Iran; Triple Canopy ha actuado en Irak, Haitì y la frontera con México,  Garda World ha actuado en Nigeria y Libia; y G4S Secure Solutions es una empresa de seguridad con operaciones en 125 paìses. A estas contratistas habría que sumar el grupo Wagner con actuación en Ucrania, Medio Oriente y Africa..

Trabajar de mercenario se ha convertido en una salida laboral para muchos pobres de los países periféricos y en una nueva forma de extractivismo. No se saquean bienes naturales como el petróleo, el oro, el litio o las “tierras raras”, sino miles de vidas humanas. Es difícil estimar el número de mercenarios muertos en la guerra de Ucrania, porque desde ambos bandos se exageran las cifras de las pérdidas de sus enemigos, pero no sería inferior a 20.000.  

Al hacer un repaso de los países latinoamericanos que han aportado mercenarios para sumarse a la guerra de Ucrania la lista está encabezada por Colombia, que tiene una vieja tradición paramilitar. Pero también son parte de esa lista: Méjico, Perú, Ecuador, Brasil y la Argentina.

Nuestro país se ha sorprendido por la noticia de la existencia de Academias militares infantiles en la provincia de Jujuy, Salta y Catamarca. Estas son instituciones privadas que proponen una formación en valores de orden, disciplina y  un ingreso más seguro al Ejército Argentino, la Prefectura, Gendarmería o el Servicio Penitenciario. Sus alumnos tienen entre 7 y 18 años.

No parece una casualidad que este tipo de instituciones se promuevan en provincias muy pobres del país y donde la presencia del extractivismo minero es fuente de conflictos actuales y futuros.

El trabajo de mercenario ha sido embellecido por grandes medios de comunicación, incluídas las superproducciones de Hollywood, protagonizadas por Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger. La colonización mental que provocan los medios virtuales, incluidos los juegos de simulación bélicos, banalizan el horror de las guerras y contribuyen a alentar vocaciones militaristas.

En un mundo globalizado miles de clubes infantiles de fútbol albergan la ilusión de muchos niños de jugar en Barcelona, el Manchester City o Inter de Milan. Su contracara parecen ser estas academias infantiles que pueden alentar ilusiones de una salida laboral en un país extranjero, para ir a pelear en guerras ajenas.