La derecha no miente, anunciaron represión y muerte, y lo están cumpliendo

El asesinato de Facundo Molares, por asfixia de la policía de la ciudad de Bs As, en la protesta ocurrida en el obelisco la tarde del jueves 10 de agosto, es el acto de campaña más claro que pudo desplegar el gobierno de Larreta.

Como si de competencia se tratara, el Jefe de gobierno porteño le da mensajes muy claros a los mercados, al igual que su candidato a vice presidente Gerardo Morales, quien tiene en su haber el haber reformado la constitución provincial en tiempos record, arrancar varios ojos en la represión, darle vigencia a las detenciones ilegales y lanzar una metralla de detenciones sobre referentes de los sectores populares de Jujuy, que se oponen a la entrega de la democracia a favor del Litio.

A esta altura de la campaña electoral, ya nadie puede negar que Bullrich esta quedando como un ave que solo cacarea. Hecho que podría ser tomado como cómico, sino fuese que la ex Ministra de Seguridad de Macri, tiene en su haber el asesinato de Santiago Maldonado y de Rafael Nahuel, a la vez que varias represiones feroces.

Quien evitó repudiar el asesinato de Molares fue Gerardo Morales, al ser entrevistado a horas del asesinato de Facundo, realizó toda una pirueta discursiva para hablar sobre lo mal que estamos como sociedad y el enojo de esta. Su discurso, como si se tratara de un opinologo y no candidato a Vice Presidente, deja al descubierto la normalidad que tiene para él, el asesinato televisado.

Hace un par de meses, Lilita Carrio, en unos de sus actos por sobresalir de quienes hubieran sido sus eventuales compañeros o contrincantes de fórmula dentro de Cambiemos, y con el fin de desmarcarse discursivamente de los tiempos por venir, ya lo había vaticinado, al afirmar que la represión y hasta la muerte, está en las medidas por tomar para garantizar el ajuste.

No hay dudas que los esfuerzos [asesinato, represión y achicamiento de las garantías constitucionales] del binomio Larreta – Morales, por centrifugar los votos de la derecha hacia su sobre, está poniendo en tela de juicio la capacidad de acumulación en las urna de los votantes de Milei y Bullrich. Pero por sobre todas las cosas, están abriendo a sangre y fuego los caminos de la normalización de una democracia cada vez más restringida y represora.

Texto: José Fernández ★