El último cuento del Gato Peters

El último cuento del Gato Peters

17Sep23 1 Por Tramas

A los 68 años, el Gato Peters salió de gira hacia otras dimensiones. La muerte lo sorprendió cuando regresaba desde una actuación en Trenque Lauquen y se dirigía a Pehuajó, donde lo estaban esperando para reírse de sus chistes y ocurrencias.

Mucha gente pensaba que era de Las Flores, porque había  estado muy ligado a esa ciudad y muchos de sus personajes eran de ese lugar. Pero Ricardo Peters, bautizado “El Gato” en la escuela secundaria, había nacido en Carhue, y había empezado a hacerse conocido en las peñas estudiantiles de Veterinaria  Agronomía  en La Plata.

El Gato era una persona muy simpática, excelente contador de cuentos y  con una mirada que realzaba la popular. Su personajes eran chacareros, pequeños comerciantes, artesanos, o peones rurales. Sus historias breves que remataban con un desenlace gracioso eran aún más difrutables por quienes conocíamos a los protagonistas de sus cuentos,  de carne hueso. Contaba sus chistes en un código que entendían y festejaban de manera especial los habitantes de las poblaciones rurales. Porque, por ejemplo, contaba la historia de un lechero que repartía su mercadería a domicilio y que era “atrevido y pasador de alambres”. Este cuento solo puede ser disfrutado por quienes conocieron o sintieron hablar de los lecheros que iban casa por casa, con los tarros, repartiendo su mercadería. Que conocen que, a la hora que pasaba el lechero, estaba la mujer sola en su hogar y que los “pasadores de alambres” son los toros con mucha líbido sexual, etc.

El Gato Peters siempre estuvo siempre muy vinculado a la educación agraria. Durante 7 años fue director de la Escuela Agraria de Las Flores, inspector de las escuelas agrarias de la provincia de Buenos Aires y, durante 4 años, director de la Educación Agraria de la Provincia.

En los últimos años había tratado de incursionar  en la política, pero según decía, no era bueno para eso porque nadie lo tomaba en serio. Será recordado como un artista popular, muy querido en los parajes rurales y las ciudades del interior de la provincia de Buenos Aires, donde se seguirán recordando sus cuentos y sus anécdotas