A Zelensky se le acaba el tiempo
22Sep23Pese a todos los esfuerzos realizados y una propaganda de guerra que afirma lo contrario, las fuerzas ucranianas no han conseguido doblegar las defensas rusas, por lo que el conflicto va a prolongarse.
El jefe del estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Mark Milley, confirmó a la CNN, lo que ya era compartido por muchos analistas militares sobre el conflicto de Ucrania: la contraofensiva no alcanzará sus objetivos de echar a los rusos. Caracterizó a la contraofensiva como “larga, difícil y sangrienta”, debido a la “naturaleza del conflicto y el tipo de defensas que los rusos han creado”. Se suma a estas dificultades que en 30 días llegará el frío y las lluvias torrenciales que conspirarán contra el avance de las tropas ucranianas.
La versión rusa de lo que está aconteciendo en el campo de batalla coincide en el fracaso de la contraofensiva, pero además agrega que, desde que su inicio en el mes de junio, el ejército ucraniano ha perdido 71.500 hombres y se han destruidos 543 tanques y casi 18.000 blindados.
En una guerra es difícil creer a las versiones de los bandos en conflicto. Lo que es seguro, es que los combates van a prolongarse más allá del verano, y quizás algunos años. El pueblo ucraniano que se ha exiliado en otros países o sigue nutriendo ejércitos que son masacrados, sigue siendo la principal víctima. El presidente Zelensky que prometió resistir “hasta el último ucraniano”, está cumpliendo su palabra, pero advierte que muchos de los socios que lo empujaron a la aventura de provocar al vecino ruso, están flaqueando.
De visita en Estados Unidos, Zelensky tropezó con la postura de un grupo importantes de legisladores republicanos (23 diputados y 6 senadores) que plantearon que se debe cesar la ayuda a Ucrania. Se oponen a la aprobación de 24.000 millones de dólares adicionales en ayuda humanitaria y militar a su país. Se quejan de que desde el inicio de la guerra Estados Unidos ha asignado a Ucrania 114.000 millones de dólares.
El presidente Biden contempló desde el inicio de la guerra, que obtener un resultado exitoso en Ucrania, sería una carta ganadora que le garantizaría su reelección. Pero a él también se le acaba el tiempo, y se conforma con mucho menos: por lo menos no quedar expuesto a una derrota vergonzosa.
Planteado un conflicto por la prohibición del ingreso de granos ucranianos a Polonia, Hungría y Eslovaquia, el presidente polaco, Andrzej Duda, intentó justificar su decisión, apelando a una metáfora de mal gusto. Dijo textualmente: “…tenemos que actuar para protegernos del daño que se nos causa, porque si la persona que se ahoga nos causa daño y nos ahoga, no recibirá la ayuda. Así, tenemos que ocuparnos de nuestros intereses, y lo haremos eficaz y decididamente”. Agregando gravedad a estas afirmaciones, fueron parte de su discurso en la Asamblea de las Naciones Unidas.
Este tipo de declaraciones no le hacen ningún favor a la causa ucraniana porque, desde una perspectiva capitalista, en la política internacional ocurre lo mismo que con la doméstica: hay un fuerte impulso de solidaridad hacia los ganadores, o a los que se presume cercanos a la victoria. Por el contrario, nadie quiere comprometerse demasiado con posibles derrotados.
En la última semana, Alemania pidió paciencia al gobierno ucraniano para poder analizar la decisión de entregar misiles Tauro, con un alcance de 500 km, porque el Gobierno necesita evaluar primero “las consecuencias de cada paso”. Alemania que obtenía importantes ventajas con la importación del gas ruso, ha tenido problemas en su economía desde que perdió esa fuente de suministros. En los dos últimos trimestres su PBI decreció y ha entrado en una recesión económica.
Polonia ha dejado de enviar armas a Ucrania. Mateusz Morawiecki, el Primer Ministro polaco, ha confirmado esa decisión: “Ya no estamos transfiriendo armas a Ucrania porque ahora estamos equipando a Polonia con armas más modernas”. El conflicto por los granos se ha agravado, causando una fuerte respuesta de Zelensky, y el ministro de relaciones exteriores de Polonia ha convocada a su embajador en Ucrania, como forma de protesta.
El conflicto de Ucrania se ha transformado en un pantano, donde se han enterrado todos los pronósticos. Ni Putin obtuvo una victoria rápida, ni Zelensky puede desalojar a los rusos de Crimea y el Donbas. En las actuales condiciones resulta difícil imaginar cual sería un arreglo honorable que deje conforme a las dos partes. Pero se está acabando la paciencia de los pueblos que sostienen esta guerra.