San Romero llevó a la final a Boca

Por lo hecho en los 180 minutos, Boca derrotó con justicia a Palmeiras y llegó a la final de la Libertadores. Su poca eficacia ofensiva se compensó con la actuación de su arquero que se lució en el partido y está iluminado a la hora de atajar penales.

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Si el partido hubiera terminado en el primer tiempo los titulares de los diarios deportivos hubieran coincidido en que Boca había jugado un gran partido y hubieran resaltado la resurrección de Cavani.

Si no hubiera habido penales los titulares de los diarios deportivos se hubieran ensañado con la decisión cagona del técnico Almirón de sacarlo a Merentiel y ponerlo a Valdés (cambiando un defensor por un delantero) o la chiquilinada de Marcos Rojo de hacerse expulsar por hacerse el guapo.

Pero la definición llegó desde los doce pasos y en el arco xeneixe estaba el Chiquito Romero, que tiene en Boca el asombroso record de atajar la mitad de los penales que le tiraron. Y cumplió la cuota. Atajó dos de los cuatro.

Como he comentado en otras crónicas, Boca tiene un equipo que se organiza de atrás hacia adelante con un buen arquero y una defensa sólida. Cuenta además con la posibilidad de que Valentini vaya reemplazando a Rojo, que trata de resolver cada vez con más frecuencia a las patadas, la pérdida  de reflejos que le impone su veteranía.

Lo mejor de Boca es su medio campo con la asentada dupla de los Fernández, y la aparición de Barco que se está convirtiendo en uno de los mejores jugadores del fútbol local. Los problemas empiezan adelante donde Molina no llega a conformar, Cavani insinúa más de lo que concreta y Merentiel es más voluntad que fútbol. Boca no tiene gol, ni goleadores. Por eso, su mayor virtud es su capacidad para que le hagan pocos goles y si llega a los penales, los está esperando con San Romero. Con ese capital futbolístico, y un poco de suerte, ha podido llegar a la final de la Libertadores, un torneo donde ningún equipo ha deslumbrado.

Se viene el Fluminense en el Maracaná. Boca jugará sin Rojo, lo que puede ser una ventaja. Analizando la realidad de los dos equipos, el único pronóstico aceptable es que va a haber pocos goles. Y que, lo peor que le puede ocurrir al equipo brasileño, es que la definición sea por penales.