El Bello y la Bestia

El Bello y la Bestia

4Nov23 0 Por Alfredo Grande

El 1 de abril de 2004 el periodista Darío Aranda me llamó para que escribiera sobre la marcha que había convocado Juan Carlos Blumberg cuya identidad autopercibida era “ingeniero”.  Aunque en Wikipedia, la nueva biblioteca de Alejandría, dice claramente “empresario”. Puede ser ambas cosas, pero parece que era sólo una. La dije a Darío que agradecía el convite, pero que nada podía decir porque no sólo no había ido a la “marcha de las velas” sino que además no tenia info de qué había pasado. Darío insistió y, como la carne y la mente es débil, acepté. La nota salió el 2 de abril y fue un recorte en Página 12 “Opiniones después de la Marcha”. El sociólogo Ricardo Sidicaro tituló a su columna: “Pedido Legítimo”. Escribió, entre otros conceptos: “Hay que destacar que la movilización responde a un pedido absolutamente legítimo: el pedido de Justicia que alcanza a muchas más personas que las movilizadas. (..) No hubo críticas a la policía, lo que llamó la atención, porque es una institución muy cuestionada” La otra columna la escribió el psicoanalista Alfredo Grande (o sea yo) La titulé “Quieren Represión” El final de mi nota dice. “En definitiva la derecha muestra una paradoja: ahora pide justicia y penas más duras, pero es la misma que consintió la mayor violación de los derechos humanos y luego silenció la injusticia de los indultos”. Para mi curiosidad, un periodista de Clarín que en esa época no mentía tanto, me llamó para una entrevista diciendo que era la única nota donde se caracterizaba a la convocatoria Blumberg como de derecha. Y durante algún tiempo me llamaba los 2 de abril.  De esos tiempos clasifiqué dos tipos de derecha:  la erótica y la pornográfica. La erótica es la denominada centro derecha, derecha democrática, derecha liberal. La pornográfica es la terrorista, la fascista, la masacradora.  Si un fascista es un liberal asustado, veremos cuanto tiempo el Bello tarda en asustarse. Cuando un fascista se quema con leche, ve una vaca y la mata. El liberal se conforma con mandar la vaca al matadero. La única forma de votar al Bello, es construir una Bestia. Obviamente, había que encontrar al que mejor la encarnaba. La opción de Bestia reciclada con pasado montonerista no funcionó.  Nada peor que una Bestia conversa.  El Bello y la Bestia sintetizan que desde 2004 a la fecha las derechas dominan el centro del escenario electoral. La década ganada derrapó en Scioli. Y hubo más sombras y olvido.

Al Bello ni siquiera le reprochan la inflación porque la Bestia es peor con su motosierra a kerosén. Nadie se enamoró del Bello, pero ante la Bestia hasta parece potable para un noviazgo, aunque sea breve. Lo que sospecho, desde mi mente conspirativa, es que la Bestia ha sido una construcción del Bello. A diferencia de la criatura creada por el Dr. Frankenstein, el engendro tiene nombre. Y perros. El Bello tuvo su duda, que no es ser o no ser, porque ya es claro que es ¿Cómo puedo parecer Bello luego de tantas estéticas ideológicas y políticas? Si en pais de los ciegos el tuerto es rey, en la pais de las bestias el Bello podrá ser ley. El alucinatorio político social al palo. El peronismo percibe que ganó. En realidad, fue una victoria a lo pillo.  Porque para el Bello el Poder bien vale una misa nacional y popular, parafraseando a Enrique de Borbón. Obviamente que el Bello y la Bestia no son lo mismo.  Lo que creo que es importante es establecer claramente cuál es la diferencia. Es la diferencia entre comprar en cuotas o al contado.  En este caso, comprar el modelo liberal, agroexportador, extractivista, humano masacrador. Lo digo en los términos berretas que me son afines:  en el balotaje tarjeteamos el pago.  El Bello y la Bestia (pensar que antes BB  era Brigitte Bardot) son dos patéticos titanes en el ring del Mercado. Y es cierto: no son lo mismo. Pero ya vimos como otro Bello que prometía revolución productiva y salariazo terminó siendo la Bestia que vendió las joyas de la abuela, según decía acertadamente Horacio Verbitski. Y de paso a la abuela también. No son lo mismo. Pero el tema es el “siendo”. Con el riesgo de las afirmaciones demasiado contundentes, digo: La Bestia es la Serpiente.  El Bello es el huevo. Pero como sobre gustos no hay nada escrito, y quizá haya demasiado, votaremos más con el corazón partido que con la razón remendada.

En el 2004 a la derecha había que olerla desde lejos. Y a Blumberg el asesinato de su hijo le dio cierta legitimidad. Pero hoy la derecha apesta desde cerca. Esto también forma parte de la democracia de la derrota. Lo que llamo retroprogresismo siempre coqueteó y sedujo a la derecha erótica. Y las izquierdas quedaron en un corralito del que mucho nos cuesta salir. Incluso los corralitos electorales. Lo demás fue, es y será lucha.

Porque sólo saben los que luchan-