Elecciones 2023: sorpresas en el sprint final
6Nov23El resultado de la primera ronda de las elecciones presidenciales argentina sorprendió. Ninguna encuesta auspiciaba la sustantiva ventaja de Unión por la Patria frente a La Libertad Avanza, que ya vendió su franquicia al macrismo derrotado. La economía bajó la espuma pero la incertidumbre persiste y la especulación está a la orden del día. En una carrera para el infarto nadie tiene la vaca atada.
El triunfo sorpresivo y abultado de Unión por la Patria (UxP) en la primera vuelta electoral desinfló la corrida financiera de las jornadas anteriores. Como analizamos en Tramas.ar, una derrota de Milei (aun entrando al balotaje) desactivó las presiones especulativas de corto plazo. Los que perdieron, y groso, son los que compraron dólares o activos dolarizados a un valor superior a 1200 pesos por dólar el viernes 20 de octubre; hoy el blue está a menos de 950 pesos. El Banco Central de la República Argentina (BCRA) fue uno de los grandes ganadores en sus apuestas en el mercado de dólar futuro, contra quienes proyectaban un dólar oficial a más de 800 pesos para diciembre. Hoy esas cotizaciones cayeron a 630 pesos, frente a los 350 de hoy, una devaluación considerable luego del 10 de diciembre pero no de hiperinflación. Suele decirse que en política (o en la vida) el que se enoja pierde; pues, en finanzas, el miedo suele ser mal (y costoso) consejero. Si hay quilombo, a veces, conviene no hacer nada y ver qué pasa.
La combinación de pésima elección de La Libertad Avanza (LLA) y derrota sin atenuantes para la alianza antes conocida como Juntos por el Cambio (que en paz no descanse), abre un escenario inesperado e incierto. El desconcierto es tal que LLA está siendo engullida desde dentro por el macrismo mientras se desangra por todo lados. Pedir prestadas personerías jurídicas y candidatos, y carecer de temple tiene sus costos.
Por otro lado, LLA continúa en un camino sinuoso con propuestas extravagantes o simplemente éticamente reprobables. La idea de vender órganos modificando la legislación actual (Ley Justina) o la idea de reemplazar la obra pública a escala (por ejemplo, instalación de cloacas) por formas de autogestión forzada y descentralizada sin recursos públicos, suenan entre odiosas y cínicas. Por una parte, poner a las personas ante la opción de vender partes de su cuerpo para hacer frente a las necesidades vitales es, cuanto menos, perverso. Por otro lado, suponer que las grandes obras de infraestructura social o sanitaria pueden resolverse descentralizadamente es desconocer, como mínimo, la existencia de economías de escala en la construcción de esas obras, o los llamados “costos de transacción” que hacen ineficiente o hasta imposible, la gestión particular de esos emprendimientos. Para pretenderse expertos en economía, en el equipo de Milei demuestran una ignorancia supina de saberes básicos de la economía hegemónica (no marxista, ni siquiera keynesiana).
En el camino hacia el 19 de noviembre, si se concreta la segunda vuelta, el gobierno conducido ya en acto por el ministro-candidato Massa, acelera el esquema iniciado luego de las PASO. Siguen las medidas paliativas de redistribución y “gestos” hacia las clases trabajadoras al tiempo que despliegan la simbología del gobierno de Unidad Nacional. Siendo justxs, también se muestran gestos cada vez más claros de los matices conservadores/liberales de un posible (incierto aun) gobierno de UxP: declaraciones en favor de la reforma laboral, acciones de “mejora en la eficiencia” (recortes) en la administración de los programas sociales, reducción de impuestos a empresas petroleras (para que suban menos el precio de los combustibles), devaluaciones fiscales (dólar exportador) y anuncios de reducciones de aportes patronales a empresas que aumenten su planta de personal. Todas decisiones o expresiones en línea con la ortodoxia económica, aunque sin exagerar y siempre matizando; la batalla es muy ajustada como para andar asustando al progresismo, que ya bastante tiene con verse en “la obligación” de votar a Massa, frente al desquiciado de Milei.
Está claro que para UxP el camino hacia el balotaje no será un sendero de rosas sin espinas, como lo demostró el desabastecimiento de combustibles de los últimos días. Una combinación de torpeza estatal, especulación empresarial y pánico alimentado por el macrismo, llevaron zozobra al menos por unos días. Sin embargo, se aprecia cierto alineamiento político-empresarial detrás del ministro-candidato Massa, en especial después del asalto sin tomar prisioneros de Mauricio Macri sobre la candidatura (y potencial gobierno) de Milei. Un nuevo gobierno del PRO por la vía de una presidencia de Milei aparece como una pesadilla para muches.
UxP necesita al menos 3,5 millones de votos para superar con tranquilidad este tránsito y seguramente tendrá que trajinar para conseguirlos entre quienes votaron a Bullrich o Schiaretti, más allá de los guiños o posicionamientos a favor que consiga de parte de referentes de los espacios. No está claro que los posicionamientos variopintos puedan en efecto traccionar los votos suficientes. Las encuestas más recientes expresan esta dificultad.
Finalmente, el debate sobre el posicionamiento electoral de la izquierda está nuevamente en el centro de la disputa. No encontré un comunicado oficial del FITU aunque si hubo conferencia de prensa conjunta de sus candidates. En línea con la declaración de la candidata Myriam Bregman el día posterior a la elección, la posición del PTS con su rechazo abierto a Milei y cuestionamiento a la candidatura de Massa suena sensata y acorde a su estrategia histórica. En una posición respetuosa, no cuestionó a quienes puedan ver una opción en el voto a Massa (“comprendemos esta actitud, pero no la compartimos”) frente al ogro que el propio gobierno supo alimentar. La posición del PO en la voz de Vanina Biasi destacó que el massismo sumó apoyos populares por “el apoyo de la clase capitalista contra Milei”, mientras el PO tendencia (Política Obrera) señaló la existencia de una “crisis política terminal” repitiendo una posición catastrofista difícil de comprender. Sinceramente, está claro que el sistema de partidos políticos atraviesa una crisis que probablemente lo transforme radicalmente pero lo hará en el marco de altos niveles de participación popular en el proceso electoral.
Más allá de los matices, la posición clara en común es la oposición expresa y sin dudas a Milei. Muchxs votantes de la izquierda votarán por Massa. El miedo no es zonzo, dicen; informa y expresa un conjunto de reflexiones y emociones, y es totalmente comprensible frente a una situación en la cual es posible que gane una fórmula que propone vender niñes y reivindica la dictadura. También entiendo que es injusto “exigir” no sólo voto sino apoyo incondicional a Massa, “candidato de la embajada yankee”, el “traidor” que le “armó las listas a Milei”. El malmenorismo en estado de emoción violenta. ¿Qué ofrece el ministro-candidato a estos espacios políticos? ¿Sólo resignación y valor? ¿De quién es la responsabilidad de que tal vez el sátrapa paleo-libertario sea presidente? ¿Quién tiene la “responsabilidad” política? En fin, voten a quien voten (¡nunca a Milei!), pase lo que pase, con seguridad, espero, nos veremos en la lucha.
Mariano Féliz
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Muy buen Trabajo Mariano!